Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Hay algo en lo que coinciden las miradas de ambos ministerios públicos, el de la acusación y el de la defensa. Fuentes consultadas en uno y otro organismo aseguran que se trata de una causa “sumamente compleja”, al referirse a la que investiga la explotación sexual de la que fue víctima la menor que identificó como presunto cliente a un funcionario judicial.

Compleja por varias razones. No sólo por la situación que atraviesa el defensor. También porque hay varios “particulares” entre los apuntados por la chica, que no están imputados pero sí sospechados, y que ya tienen abogado defensor designado. La “presunción de inocencia” rige para todos, incluidos dos supuestamente “parecidos” entre ellos. Mayor complejidad le agregan al caso las discrepancias entre la chica y sus hermanas, también víctimas. Pero, por sobre todo, se vuelve un desafío significativo ofrecer las máximas garantías de imparcialidad, no dejando resquicios para que se piense que la “corporación” –o la “familia judicial” como algunos la llaman- activó sus “anticuerpos” para defender a uno de sus miembros.

Del diálogo con fuentes extraoficiales, surgen algunas precisiones, a la par que no pocos interrogantes:
1.- El defensor no está imputado pero sí “sospechado”
“Él se presentó. No hay una imputación concreta ni tampoco se le tomó declaración. Faltan pruebas”, aseguran en Fiscalía.

-¿Los dichos de la menor en Cámara Gesell no justifican llamarlo a declarar?, preguntó El Entre Ríos.

-Lo que pasa es que hay prueba pendiente. Como él ya se presentó, no cambia mucho. Además, no es el único. Podría haber otros en esa misma situación. La Cámara Gesell es importante, pero no es la única prueba. Las hermanas la desmienten, lo que obliga a reforzar la investigación con otras pericias.
2.- Sigue cumpliendo sus funciones, aunque con algunas restricciones acordadas
“De común acuerdo con él (por el defensor) se resolvió que, hasta que se aclare su situación, no intervendrá en causas por abuso. Solamente se ocupa de defensas penales, por robos u homicidios. Es por prudencia y no porque se lo considere culpable”, aclararon desde el Ministerio Público de la Defensa.
3.- Las razones de los superiores del defensor para creer en su inocencia
A los argumentos que se divulgaron ni bien el caso tomó estado público se le han sumado otros, todos en la misma dirección.

Primero se dijo que impresionó favorablemente la inmediata disponibilidad del funcionario a entregar su celular para que fuera sometido a pericias, lo mismo que la manera en que habría accedido a la presentación de otras pruebas.

A ello se suma ahora una evaluación de su conducta previa al difícil momento en que la menor lo acusó identificándolo como “cliente” durante una audiencia por Zoom.

“La causa no es de él. Fue a la audiencia en reemplazo de otro defensor. No sólo aceptó ir (podría haber dicho que no) sino que además se sacó el barbijo. ¡No puede ser tan tonto! Si estuviese implicado, no habría aceptado hacer el reemplazo y encima sacándose el barbijo”, expuso una fuente del Ministerio Público de la Defensa, convencida de la inocencia de su compañero. Y remata: “A eso se agrega que minutos antes de la audiencia hubo un diálogo con los fiscales respecto de los alcances del interrogatorio a la menor y el defensor dijo que se le preguntara sobre todo”. “Sería una locura que se haya expuesto como se expuso a que lo reconozcan, siendo que la causa ni siquiera es de él. La chica se confundió”, concluyen.

¿Está grabado ese pasaje de la audiencia interrumpida por la reacción de la chica? ¿Son nítidas las imágenes? Es un dato que no ha trascendido. Lo que sí pudo saber El Entre Ríos es que en la Cámara Gesell llevada a cabo en Paraná la adolescente volvió a señalar al defensor. Es más, en los minutos iniciales preguntó si estaba del otro lado del vidrio. Una vez que se le aclaró que no se encontraba presente, recién entonces accedió a responder preguntas.
4.- La teoría del sospechoso “parecido al defensor”: ¿Habrá ronda de reconocimiento?
Muy en voz baja, por las implicancias que tiene la hipótesis, en las oficinas de la Defensoría insisten con el parecido físico entre otro de los nombrados por la menor y el Defensor. Se dan cuenta que el argumento es un arma de doble filo, porque a la par que resulta una ayuda al funcionario, a la vez insinúa por adelantado la culpabilidad del “símil”, cuando tanto una cosa como la otra deberán probarse, y para ambos vale la presunción de inocencia.

“Hay un sospechado que es conocido, no es funcionario pero sí está relacionado a la profesión, y que es muy parecido al defensor”, dijeron.

-¿Es posible en casos así que se apele a una ronda de reconocimiento? O sea, que aparezcan frente a la menor varias personas con aspectos similares y ella identifique a quien sería su cliente, preguntó El Entre Ríos.

-Sí, es posible –fue la escueta respuesta.

Otra fuente aseguró que “hay más de 9 o 10 mencionados, por nombre y apellido o por características físicas. A todos los sospechados se los citó para que nombraran abogado defensor, para evitar nulidades”.

Respecto de los nombrados, será tarea compleja separar a personas que concurrían de buena fe, sólo a demandar trabajos de tapicería, de quienes lo hacían en procura de los “otros” servicios.
5.- El silencio del tapicero
Nadie sabe mejor que el principal imputado en la causa, el tapicero acusado de explotar a la menor y a sus hermanas, quiénes eran los “clientes”.

Este hombre, que tendría algo más de 70 años y que optó por un defensor oficial, resolvió abstenerse de declarar. Es un derecho que le asiste a todo imputado.

En Cámara Gesell, la adolescente contó detalles escalofriantes, que recuerdan aquella reflexión de Hannah Arendt sobre la “banalidad del mal”, incluida en un ensayo sobre el nazismo. Por ejemplo, cuando reveló que el tapicero le ordenaba bañarse y arreglarse porque ese día vendrían clientes a visitarla.
6.- La caracterización de la menor
Un funcionario, off the record, consideró que la chica es una testigo “frágil”. Reforzó la definición con esta explicación: “A la nena no se le puede sacar muchas más cosas. Ni el apoyo familiar tiene. La presión que está soportando es inmensa, partiendo de que sus dichos están derivando en la prisión de sus mismos parientes y familiares”.

Enseguida se preocupó por evitar cualquier clase de revictimización y reconoció que su vulnerabilidad es consecuencia de la durísima historia de vida.

La adolescente está bajo el cuidado del COPNAF y hay medidas de restricción de acercamiento para los sospechados e imputados.
7.- Monitoreo de intereses contrapuestos
El Entre Ríos quiso saber si en el Ministerio Público de la Defensa se evaluó la posibilidad de que todos los defensores de personas ligadas a la causa fueran sorteados entre abogados de la matrícula, como medida extrema para garantizar imparcialidad. “Estamos monitoreando que no aparezcan intereses contrapuestos. En caso de haber afectaciones, se designaría a alguien de la lista”, fue la respuesta.

Algunos profesionales trajeron a colación que en la “orgánica” judicial, el servicio de la Cámara Gesell depende del Ministerio Público de la Defensa. Pero enseguida se apuraron a resaltar que los profesionales que participan son sumamente competentes e independientes. “Más del 80% de las condenas por abuso son por los informes de la Cámara Gesell”, precisó uno de ellos.

- ¿Es posible que en una causa haya más de una cámara Cámara Gesell a una misma víctima?

- No es lo habitual, pero en algunos casos ha sido necesario llevar a cabo una segunda entrevista.
8.- ¿Qué significa “hacer justicia” con las menores explotadas?
Se supone que “hacer justicia” con un ser humano conlleva primordialmente tratarlo de acuerdo con su especialísima dignidad. Tal y como expresa en la "Metafísica de las costumbres" el filósofo Immanuel Kant, la persona no tiene precio sino dignidad. "Aquello -dice Kant- que constituye la condición para que algo sea un fin en sí mismo, eso no tiene meramente valor relativo o precio, sino un valor intrínseco, esto es, dignidad".

La definición ayuda a ampliar la mirada. El caso puede que se “resuelva” condenando a los culpables -o no-, pero hay otra cuestión aún más urgente: ¿Cómo se ayuda a estas niñas abusadas, tratadas como “mercancías”, como cosas a las que se les puso precio, a reencausar sus vidas? ¿Cómo y quiénes podrán llenar el vacío de afecto verdadero que destruyó su infancia? ¿Puede haber un “hogar” para ellas, entendido no como un edificio ni tampoco una “organización” sino como el lugar humano donde somos amados y rescatados sin que importen nuestros límites?

Por último, hay otras preguntas llamadas a incomodarnos como sociedad.

De no haber sido por esa mujer –de la que mucho tenemos que aprender-, que insistió en denunciar lo que ocurría en la tapicería, la explotación sexual de las niñas, que tal vez llevaba años, aún continuaría.

¿No hubo ni una escuela, ni una iglesia, ni un organismo público competente que se percatara y reaccionara? ¿O tal vez los hubo pero no tuvieron eco? ¿Por qué estamos llegando tan tarde? ¿Será que tenemos una “conciencia adormecida” y “acostumbrada” que nos ha vuelto indiferentes a la pavorosa vulnerabilidad en la que crecen tantos hermanos y hermanas de Concordia? ¿Qué responsabilidad tenemos los medios, que sólo nos acordamos de los más vulnerables cuando protagonizan las páginas de policiales? ¿No será que sólo estamos mirando la peatonal, las oficinas del gobierno, la costanera, San Carlos y el lago, indiferentes a lo que ocurre en las periferias?
Fuente: El Entre Ríos