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El jueves a la mañana, y este martes nuevamente, el aire en Victoria estuvo irrespirable: la ciudad se cubrió de una nube negra de humo proveniente del volcadero municipal, donde se arrojan a cielo abierto miles de kilos de residuos por día sin tratamiento adecuado, que provocan contaminación del aire, el agua y la tierra e irreversibles daños a la salud. Además, los efectos acumulativos de estos tóxicos pueden provocar enfermedades graves irreversibles, siendo los niños el grupo etario más vulnerable. Los vecinos piden declarar la emergencia ambiental.

Qué dicen los vecinos


El periodista Daniel Almada contó que, como consecuencia de la situación, algunos empleados presentan dificultades respiratorias lo que les complica realizar sus tareas, motivo por el cual, los gremios reclamaron al Ejecutivo que se les conceda el día. "El viernes a última hora, la única maquina alquilada que desarrollaba tareas en el volcadero dejó de trabajar por decisión del secretario de Gobierno, Fabián Zorzabal, quien se niega a pagar el alquiler de la misma, sin medir consecuencias", denunció el victoriense.

Muy lejos está aquella planta que fue modelo para muchos municipios de Entre Ríos y provincias vecinas, que era visitada por casi la totalidad de las instituciones educativas, y recorrida por turistas que querían conocer sobre las actividades de separación de residuos, compactado de plástico o papel, lumbricultura, vivero o cunicultura. Los trabajadores se quejan: "El humo nos está matando", afirmó uno de ellos, quien admitió: "Estoy cada vez más complicado de la garganta y la nariz".

Según denuncian los vecinos, la municipalidad de Victoria no lleva adelante políticas ambientales que consideren el tratamiento de los residuos. El servicio de la recolección de residuos sigue siendo una materia pendiente. "Solo se habla de las cuestiones ambientales en la época de campañas políticas, como parte de una propuesta moderna, superadora o supuestamente sustentable, pero quienes llegan al poder, están lejos de practicar lo que prometieron", se quejó Almada.

La docente Silvia Albornoz contó que su hijo es bombero y señaló que los servidores públicos "se han cansado de ir a apagar incendios al volcadero municipal. En ocasiones se decía que los mismos empleados lo prendían, como forma de protesta contra el gobierno. Hubo un tiempo en que a cada rato teníamos el humo encima".

Pero en realidad y más allá de esas suposiciones, lo cierto es que los focos ígneos espontáneos que provocaron humo en zonas periféricas al volcadero de Victoria arden producto de la combustión que generan los gases de la basura arrojada a cielo abierto, sin tratamiento. El calor y el viento hacen el resto.

Emergencia ambiental


Para Almada, "como está la situación en Victoria, la provincia debería declarar la emergencia ambiental. Si eso ayuda a que vengan fondos nacionales o internacionales, bienvenido sea, pero básicamente porque los vecinos de Victoria cada vez padecemos más esta situación que debe resolverse a la brevedad"

Humo y enfermedades


El médico Neumonólogo Luis Darío Larrateguy, explicó que aunque "el enemigo número uno que tiene las vías respiratorias es el humo del tabaco, cuando se habla de los humos que se producen en los volcaderos a cielo abierto, debemos advertir que la mayoría de esas emanaciones tienen miles de sustancias tóxicas que tarde o temprano producen enfermedades respiratorias".

El profesional anticipó las graves consecuencias de la quema, y destacó que hay estudios que demuestran que el humo de leña y el humo en general es causante de enfermedad pulmonar obstructiva crónica. "Si analizamos rápidamente la quema que se produce en los basurales veremos que se quema no sólo leña, sino cartón, plástico, telas, insecticidas, envases de aerosoles, los que producen gases que tóxicas que sin lugar a dudas produce daños en las vías respiratorias. Desde alergias nasales hasta desencadenar en enfermedades más importantes obstructivas como el asma, la bronquitis crónica, el enfisema".

Lo que provocan los tóxicos


La realidad es que la incineración de los basurales, al igual que los viejos transformadores eléctricos, los nuevos circuitos, los herbicidas y pesticidas, ciertos plásticos y gran parte de los desechos industriales, tienen algo que los une: contaminan el medio ambiente con químicos conocidos por hacer daño tanto a los animales como a los humanos.

Lo grave es que estos tóxicos tienen efectos acumulativos, como la radiación, y pueden provocar enfermedades graves irreversibles. Si bien los problemas inmediatos más comunes son las afecciones respiratorias y dermatológicas, esto es lo menos serio.

Pero lo más preocupante, y que se verá a mediano y largo plazo, son anomalías y deformaciones congénitas múltiples, alteraciones en el desarrollo sexual, feminización de los niños, infertilidad en la adultez, y diversos tipos de cánceres: genitales, de testículos, mamas y útero, entre otros.

Químicos nocivos


Entre estos químicos nocivos están las dioxinas, furanos y sus derivados como dibenzo-para-dioxinas policlorinadas (Pcdd) -que son diversos subproductos de la incineración de papel y de ciertos plásticos, y también de algunos procesos manufactureros-, furanos y sus derivados como dibenzofuranos policlorinados (Pcdf) -sustancias relacionadas con las dioxinas-, PCBs (policloruros de bisfenilos, que se utilizan en equipos eléctricos, lubricantes, plásticos y muchos otros productos para el hogar) y un sinnúmero de pesticidas y herbicidas (químicos que se aplican en cultivos y plantas, para controlar insectos, hongos o malezas, entre otros).

Estas sustancias tóxicas comparten además ciertas características en común: a) todas contienen carbono, lo cual las ubica en la categoría de compuestos orgánicos; b) son persistentes en el ambiente, ya que no se degradan en compuestos no peligrosos; c) son lipofílicos, es decir, tienen afinidad por el tejido graso, mecanismo por el cual se acumulan en los organismos vivos, y d) actúan incluso en pequeñas proporciones y pueden alterar el funcionamiento del organismo.

Los PCBs y las dioxinas pueden permanecer durante cientos de años en forma inalterable, y algunos pesticidas, como el DDT, al degradarse forman otros químicos peligrosos que también persisten durante siglos.

Un peligro latente


Si bien es más conocida la relación que los Compuestos orgánicos persistentes (COPs) tienen con ciertas afecciones respiratorias, como por ejemplo, alergias, asma, depresión del sistema inmunológico, y ciertos tipos de cáncer; existen evidencias consistentes que relacionan algunos de ellos con la interferencia del sistema endócrino del organismo, alterando la acción normal de las hormonas.

Las hormonas son sustancias naturales que producen las glándulas endócrinas del organismo, y regulan la acción fisiológica de la mayoría de las células, tejidos y órganos.

Prácticamente, no existe ningún sistema biológico en el cuerpo donde no ejerzan una acción de relevancia para el normal funcionamiento del organismo.

Tienen la particularidad de sintetizarse naturalmente en pequeñas concentraciones y actuar principalmente a distancia donde ejercen su acción fisiológica.

La mayoría del sistema endócrino tiene un mecanismo de regulación hormonal muy delicado que necesita mantener en equilibrio, y cualquier interferencia externa por sustancias tóxicas puede desencadenar serios trastornos de la salud.
Fuente: AIM Digital

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