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En un breve informe, la organización Poder Ciudadano se pregunta "¿Por qué resultan tan poco convincentes los gastos declarados por los partidos políticos para las PASO?". Y basta recorrer las cifras declaradas por cada uno de los candidatos y fuerzas que participan de la campaña presidencial para detectar, a simple vista, la incongruencia entre el enorme aparato de propaganda montado y los escasos gastos declarados.

Campañas "baratitas"

En el sitio de la Justicia Electoral finalmente se publicaron las declaraciones de ingresos y gastos que los partidos políticos destinaron para la instancia de las Elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Como advierte Poder Ciudadano "A simple vista, se puede observar que lo que declaran no reflejaría los gastos reales que se observaron en la práctica para publicitar e instalar a los candidatos".

Basta compartir algunas cifras: según el informe que recibió la Justicia Electoral, la "ola naranja" de "Scioli para la Victoria" invirtió la irrisoria suma de $39 millones en toda la campaña, incluyendo "gastos operativos", "publicidad electoral", "transferencia a otros distritos" y un rubro genérico denominado "otros gastos". Por todos esos conceptos, el oficialismo dice haber gastado $39,9 millones totales. En orden de gastos le sigue el Frente Cambiemos de Mauricio Macri con $36,7 millones; el Frente Progresista de Stolbizer ($10,6 millones), el sector de Rodríguez Saa ($6,9 millones) y en último lugar la Nueva Izquierda con $5,4 millones. Según el informe de la Justicia Electoral, al momento de presentar el detalle Sergio Massa no había presentado su declaración de los Gastos de Campaña.

Algunos imaginarán que se trata de una cuantiosa cantidad de dinero, dado que cualquier trabajador tendría garantizada toda su existencia con esas cifras y hasta podría darse el lujo de garantizar la subsistencia de sus herederos con $39.000.000. Pero en materia de gasto electoral, las erogaciones son exorbitantes. Alcanza con recordar el cálculo que hiciera "a vuelo de pájaro" Jorge Lanata en su programa PPT sobre el costo de la aventura presidencial de Sergio urribarri, estimada en $2.000 millones (dos mil millones); es decir, 50 veces más recursos de los que Scioli dice haber gastado).

Y si bien las comparaciones son odiosas, sobre todo cuando hay que explicar el origen y destino de los fondos, también es un buen punto de referencia recordar que sólo en gasto publicitario para la Cumbrecita del Mercosur, el Gobierno de Sergio Urribarri declaró haber gastado $32 millones en apenas 15 días de publicidad.

¿Es genuino pensar que la difusión de la Cumbrecita requirió más gasto publicitario que toda la campaña de Macri a la Presidencia?; ¿Puede alguien creer realmente que los gigantescos carteles de Scioli en toda la costa atlántica, en Capital Federal, los spots en TV, los millones de folletos repartidos, pasacalles en cada rincón del país, avisos en Redes Sociales y sitios de internet, junto con toda la estructura logística asociada se pudo financiar con $39 millones? Pareciera que la respuesta está a la vista.

Fuertes sospechas

Los montos que se publican en el cuadro que acompaña esta nota (ver imagen) dejan al descubierto estas inconsistencias entre los gastos declarados y el real costo que tienen las monstruosas campañas electorales que emprenden los candidatos de los partidos mayoritarios. En su análisis del caso, Poder Ciudadano señala una serie de irregularidades y advertencias que vale la pena repasar:

Poder Ciudadano(*) no duda en afirmar que "Los partidos políticos con más ingresos (y chances electorales) estarían ocultando sus gastos reales porque:

- No quieren declarar la real cantidad de dinero que invierten por una cuestión de imagen. Deberían mostrar el desproporcionado gasto.

- Lo que declaran es en relación a la "campaña electoral" (que formalmente contempla sólo los 35 días previos al día de la elección)

- La legislación Argentina en materia de financiamiento se encargó de garantizar que lo que se declara es sólo una parte muy pequeña de lo que se invierte para instalar a los candidatos.

- Se declara solamente sobre los últimos 35 días de campaña.

- Los gastos de toda la "precampaña", o la campaña real no se declaran en los informes de financiamiento.

El dedo en la llaga

Pero hay un último ítem al que hace referencia Poder Ciudadano que parece ir más allá de estas inconsistencias. La organización dedicada a revisar temas de transparencia democrática asevera que los principales candidatos "No pueden declarar los gastos reales porque no pueden demostrar de dónde sale el dinero". Y este parece ser el meollo de buena parte de la política argentina: ¿Quién los financia realmente?

Las respuestas posibles traen al centro de la escena los escandalosos vínculos entre el financiamiento electoral y las acciones de los Gobiernos, que van desde el reciente caso Niembro hasta el financiamiento de la campaña presidencial de Cristina Kirchner y el tráfico de efedrina, o los contratos de obra pública de Lázaro Báez, por citar casos de alcance nacional.

Para los entrerrianos, estos vínculos son harto conocidos y están a la orden del día: legislación a medida para privatizar el juego y otorgar el control a empresarios como Miguel Marizza; el festival de obra pública y sobreprecios del que siempre participa la firma Lemiro Pietroboni; o los vínculos más oscuros con el narcotráfico que también se sabe cerca de los aportes de campaña. En estas líneas abrimos la puerta a uno de los temas centrales de la democracia, en el afán de identificar si la casta política gobierna de acuerdo a las necesidades de los ciudadanos o de los intereses corporativos que la financian.

*Poder Ciudadano también elaboró un profundo documento que está disponible de forma gratuita en formato digital, titulado "Los desafíos del financiamiento político en Argentina" que se puede descargar haciendo clic aquí.

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Fuente: El Entre Ríos (Edición Impresa)

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