Patricio Eleisegui, escritor y periodista de investigación. Autor de "Envenenados", "Fruto de la Desgracia" y "AgroTóxico", entre otros libros que exponen la debacle sanitaria derivada del uso de agrotóxicos y la siembra de transgénicos en la Argentina.
Desde hoy: #FabiánTomasi en el centro de salud de Santa Clara, ahí nomás de Mar del Plata. Los artistas: Chala y Sole. Imagen compartida por el grupo Promotores Agroecológicos Mar del Plata. #FabianTomasipic.twitter.com/OHbYLoHOAB
Este fin de semana compartió, en Youtube y también en las redes sociales, el periodista le dedicó una emotiva carta al entrerriano Fabián Tomasi, víctima de los agrotóxicos que fueron apagando su vida.
Mirá lo que lograste: carta a Fabián Tomasi, a un año de iniciado su viaje (Por Patricio Eleisegui)
"Un año: hoy, 7 de septiembre de 2019. Este símbolo enorme de la lucha contra los agrotóxicos, ejemplo feroz de lo que estos venenos provocan en la salud, iniciaba su viaje eterno. Tuve el privilegio de sentirme amigo, parte de su diálogo, de alguna forma testigo de su caminar. Acerca de este primer aniversario, mi carta a Fabián Tomasi", dice la presentación hecha por Eleisegui.
Aquella mañana
Fabián Tomasi había fallecido el viernes 7 de septiembre por la mañana, el año pasado. Fue en el hospital de Basavilbaso. Su cuerpo, ilustrando la tapa del reconocido libro “Envenenados” del periodista y escritor Patricio Eleisegui, lo volvió un ícono mundial de la lucha contra los agrotóxicos.
El entrerriano “venía peleando, desde hace mucho tiempo, siempre con ganas de dejar testimonio para tratar de cambiar, desde su enfermedad, el mundo contaminado. Su lucha, incansable, se apagó hoy pero seguirá en quienes lo han tenido como referente”, dijo aquel día una publicación difundida desde la ciudad de los rieles.
En 2005, cuando después de haber trabajado como peón de campo, carpintero y obrero de la construcción, decidió probar suerte como apoyo terrestre en la fumigación área. "Nunca pensé que iban a descuidar tanto. Yo tenía que abrir los envases que dejaban al costado del avión, volcarlo en un tarro de 200 litros para mezclarlo con agua, y enviarlo al avión a través de una manguera", contó Fabián en una nota periodística.
