Para obtener estos resultados, los investigadores analizaron las trayectorias de dos cohortes de estudiantes sucesivas, entre 2012 y 2022, para observar los niveles de abandono escolar que se dieron en esa década. Entre 2012 y 2018, un 24,4% de alumnos de 17 años habían dejado la escuela antes de tiempo. En cambio, entre 2018 y 2022, esa cifra (también analizada en base a las mismas edades de años anteriores) disminuyó al 15,1%.
“La caída generalizada del abandono en el nivel secundario es una buena noticia que da cuenta de los esfuerzos individuales de los estudiantes, de sus familias, de los equipos escolares y del Estado por hacer de la escuela el lugar de pertenencia de los jóvenes. Sin embargo, persisten altos niveles de exclusión”, opinó el director del programa de Educación del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), Esteban Torre.
Sin embargo, la coautora del informe, Paz Míguez (Fundación Éforo), mencionó que la investigación tiene ciertas imperfecciones. Según sus palabras, la información educacional está fragmentada y eso pone trabas al momento de medir la deserción escolar. Algunas de las razones son, por ejemplo, la falta de números sobre quiénes se anotaron a la escuela a principio de año y abandonaron a mitad del ciclo lectivo, los niveles de aprendizaje de los chicos y, también, el análisis de quienes están fuera del sistema educativo, dicho de otro modo, quienes nunca se matricularon.
La situación en Entre Ríos
Según este informe, Entre Ríos en 2018 contaba con un 30,9% de deserción escolar, ubicándose en el octavo lugar de las provincias con más abandonos de la secundaria.En cambio, para 2022 este número se redujo a un 22,2%. No obstante, a pesar de que bajó el porcentaje, la provincia subió a un séptimo lugar, siendo antecedida por provincias como Santiago del Estero (con un 35,6%), Misiones (34,2%) y Formosa (28,9%).
En Entre Ríos, al igual que en Mendoza, se están llevando adelante distintos sistemas de alerta temprana, que Esteban Torre los definió como “una herramienta para prevenir el abandono escolar que, apoyada en sistemas nominales de información, permite que las escuelas orienten sus acciones y los ministerios redefinan políticas y direccionen recursos hacia los casos más críticos”.
En nuestra provincia, la forma de identificación de alumnos en riesgo se establece por medio de un análisis de los datos del LUA SAGE, donde se suben las calificaciones de cada estudiante, inasistencias, sobreedad, y el nivel educativo del adulto mayor responsable del alumno. A partir de esa información, a los jóvenes se les da un nivel de riesgo de abandono escolar alto, medio, o bajo (que se lo representa en forma de un semáforo).
De esta manera, las escuelas pueden prevenir la deserción de varios alumnos. Además, el Instituto Becario este año realizó un convenio para brindarles una ayuda económica a quienes estén en peligro de abandonar sus estudios en Entre Ríos.
