Sobre su decisión, contó: "En el mes de febrero desde la Caja de Jubilaciones me comunicaron que estaba disponible mi jubilación y debía fijar fecha de cese, y lo hice. El 20 de marzo iba a ser mi último día de trabajo porque tenía muchos francos acumulados y licencia proporcional. Después decidimos otra cosa".
Y continuó: "El 10 de marzo estábamos con mi colega y el equipo de supervisión preparando y pensando esto del coronavirus y que el pico iba a estar dado en abril y mayo y debíamos estar preparados. El día 11 hicimos una selección de personal para capacitarlos y el 13 nos íbamos a reunir".
Todo iba sobre rieles, pero el 12 ingresó al hospital un paciente sospechoso de Covid 19 y la llamaron para informarle que había que iniciar las medidas de aislamiento y comunicar quién se haría cargo. "Del grupo que habíamos seleccionado, miro quien iba a trabajar a la noche y me comunico con Georgina que es una enfermera joven", contó.
"En ese momento la vi a Georgina en la foto de WhatsApp con su hija y sentí una enorme responsabilidad y preocupación por esta situación. Quedamos conectadas toda la noche y en ese momento comenzó a gestarse en mí que en los últimos 8 días tenía que hacer algo más para dejar al hospital en condiciones, al menos desde mi perspectiva", dijo Marisa.
"Tengo 3 hijos, esposo y una nieta, pero el hospital formó parte de mi vida durante 35 años y era muy difícil irme en ese momento", agregó.
Consultada sobre cuál fue la reacción de su familia, afirmó: "me dijeron que no esperaban otra cosa de mí".
Hasta el 31 de mayo Marisa tiene relegada su licencia proporcional y hasta esa fecha estará "conectada al hospital y después de alguna manera estaré ayudando también", dice sin dejar lugar a dudas.
Su historia fue destacada en el Facebook de la Universidad Autónoma de Entre Ríos.