Entre Ríos y el Departamento Colón no eran lugares extraños para ambos. “Habíamos pasado el carnaval y anteriormente participado en un evento de combis en Colón, entonces ya teníamos amigos en la zona. Fueron ellos los que nos dieron este lugar en San José, un antiguo taller mecánico vacío, entonces vinimos y aquí estamos”, contextualizaron.
“Se complicó mucho el tema de los viajeros porque la gente empezó a asustarse”, se sinceraron. “Imagínate: somos una italiana, un venezolano, un perro chileno y una combi con patente boliviana”, repitieron como ejemplo. “Justamente por eso nos pidieron tener bajo perfil, para evitar problemas con los vecinos del lugar”, añadieron.
Vivir en un taller mecánico
“Estamos bien guardaditos respetando la cuarentena, porque no tenemos alternativas para regresar”, destacaron los viajeros Selene y Humberto, satisfechos que “por suerte, en el taller tenemos una ducha caliente, que siempre es lo principal cuando un viajero necesita descansar”. Avanzada la cuarentena y el otoño, “ahora el tema es el frío, porque el taller está completamente vacío y es muy grande, entonces la temperatura no es la ideal pese a haber enfrentado el frío patagónico”. Sin embargo, “viviendo en la camioneta somos autosuficientes, porque tenemos nuestra cocina y un lugar para dormir adentro. Claramente, no es lo mismo estar parado que en el movimiento de la ruta”.“Unos vecinos nos facilitaron la clave de Wifi para poder estar conectados, porque tenemos las líneas telefónicas bloqueadas y de otro modo no podríamos tener contacto con el exterior”, agradecieron como gesto de solidaridad en este contexto. Por el momento, cuentan con algunos ahorros de los trabajos que iban desarrollando durante su travesía: “Brindábamos talleres de cosmética natural y de fotografía con edición de video, pero quedó todo anulado por el virus. Ahora estamos intentando trabajar online para seguir generando ingresos, aunque aquí no contamos con las condiciones óptimas”.
Filosofía viajera
Selene y Humberto dicen estar “acostumbrados al tema de la incertidumbre por el estilo de vida”, pero reconocen que la emergencia sanitaria por la pandemia del Covid-19 es diferente.“No tenemos esa idea del nacionalismo, sino que sentimos que pertenecemos al lugar en el que nos encontramos, más allá de la procedencia; pero claramente, el hecho de enfrentar una situación así, te da ganas de encontrarte en tu casa o un lugar en el que, al menos, tienes derechos que lamentablemente no tienes en otros países”, revelaron.
Más allá de conocer la “incertidumbre” por su estilo de vida, “no escondemos que las primeras semanas fueron bastante fuertes -afirman-, más que todo porque nos asustamos con lo que pasaba con muchos viajeros, que los llevaba la Policía y a otros les secuestraban sus vehículos, que no los dejaban ingresar a las ciudades ni para abastecerse de comida”.
“Nosotros, por suerte, nos movimos con unos días de adelanto a todo esto. Si nos demorábamos, seguramente hubiéramos vivido esta persecución personalmente”, sumaron como reflexión.