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Hace de esto muy pocos días, en Buenos Aires se llevó a cabo una audiencia pública en la cual, ante el organismo oficial competente, siete empresas de aviación comercial efectuaron la solicitud correspondiente para que se las autorizara a efectuar vuelos en más de quinientas rutas de cabotaje e internacionales, más concretamente doscientas tres de cabotaje y trescientas internacionales. De esa manera más de quince ciudades de nuestro país quedarán conectadas regularmente por aire, a la vez que once provincias pasarán a tener conexiones aéreas internacionales.

De avanzarse en el programa al que nos referimos, se producirá una verdadera y nueva revolución en el transporte de pasajeros – como lo fue en un momento la flexibilización del transporte por ómnibus- que no solo profundizará los contactos entre las distintas regiones del país, contribuyendo de esa manera a su interacción o, lo que es lo mismo, acentuará la modificación del esquema de transporte en el que, en una gran mayoría, todos los destinos convergían en Buenos Aires.

Claro está que como todas las transformaciones súbitas, hasta buscar los pasos a dar para su consumación no serán fáciles; sobre todo teniendo en cuenta los problemas a enfrentar y las resistencias a vencer. Tal el caso de las obras de infraestructura necesarias para que esas líneas unan sus destinos de una manera eficaz y segura.

Así, para dar un solo ejemplo, se ha apuntado que los aeropuertos puntanos, tanto los de su capital San Luis como los de Mercedes, no están en la actualidad en condiciones de ser utilizados con ese objeto. A ello deben agregarse ruidos que no son precisamente sordos en el campo sindical, ya que no solo no resulta fácil llegar a arreglos con esos sectores partiendo de la dificultad primera de cuál es su número, a lo que se suma en esta oportunidad, según ha trascendido, el temor de sus dirigentes de perder el control de las hasta ahora bien guardadas quintitas, ante la afiliación explosiva de sus aliados, como el personal de las nuevas empresas del sector.

Por último, no es menor y a la vez es explicable que así lo sea, la preocupación de las empresas de transporte terrestres a larga distancia de pasajeros, por la competencia, en muchos casos hasta insuperable, que significaría que los precios de los pasajes en avión y en ómnibus pasaran a ser más o menos similares –inclusive en algunos casos menor en el primero- de no establecerse una tarifa mínima para los pasajes aéreos, o un subsidio para las empresas de ómnibus.

Pero se trata todos ellas de cuestiones que con el tiempo se irán, o no, resolviendo- y en realidad no es precisamente lo hasta aquí referido, el verdadero objeto de la nota. La que parte de un trozo de información vinculada con el tema que nos atañe pero que consideramos como una ominosa señal vinculada con el estado de cosas de nuestra sociedad provincial

Es que de todas las líneas solicitadas por las empresas indicadas, tal como correctamente se ha informado, en la provincia de Entre Ríos, sólo "Avián" presentó una iniciativa para operar entre Concordia, Buenos Aires y Puerto Iguazú.

Frente a lo cual solo cabe considerar como un mero detalle, más que de interés tan solo curioso, el hecho que Avián Líneas Aéreas es una aerolínea argentina fundada en 1996. Que fue propiedad de SIDECO, perteneciente al Grupo Macri, hasta que fue vendida en marzo de 2016 a Germán Efromovich; controlador del grupo aerocomercial Avianca Holdings. Y que German Efromovich es un empresario boliviano de sesenta y siete años de edad que hizo su fortuna trabajando como ingeniero e industrial en Brasil.

Todo ello con el agravante de que solo una ciudad entrerriana, cual es Concordia, fue la elegida en nuestro territorio provincial como un destino por una sola empresa solicitante, sino que cabe considerar dicha elección se debe a que es un punto intermedio de ascenso y descenso de los que son los puntos terminales de la línea, Buenos Aires y Puerto Iguazú. De donde, apelando al lenguaje de los más chicos, hasta cabría decir que hemos "pegado solo una y para colmo de refilón". Podríamos preguntarnos del por qué de Concordia y no también Paraná, aunque en este caso habría que decir que en realidad no le hemos pegado, sino quedado afuera de refilón, atendiendo al hecho que en una gran medida nuestra ciudad capital y Santa Fe, pueden considerarse como una única "área urbana extendida".

Mientras tanto quisiéramos creer que estamos equivocados a ver en la circunstancia apuntada una señal de la pérdida de relevancia de Entre Ríos en el concierto de las provincias que conforman nuestra nación. Ya que traduciendo nuestra preocupación en una escueta frase cabría ver en lo expuesto la significación de que nuestra provincia "no es un destino interesante" y que de serlo, lo es solo como "de paso".

No es el caso de enrostrarnos culpas ni de hacernos reproches fútiles, pero de cualquier manera de lo que se trata es de cinchar hacia adelante en miras de un futuro al que apuntamos colectivamente con claridad, al mismo tiempo que nos preguntamos "que cosas como entrerrianos hemos hecho mal" de manera de conocerlas y corregirlas.

Es que por momentos da la impresión de que hemos estado perdiendo por décadas el tiempo en banalidades, cuando no en estupideces, mientras dejábamos de lado la necesidad de atender a las cosas que verdaderamente importan. Y es aquí donde se hace presente la pregunta acerca de si contamos realmente con una clase que quepa con propiedad designarse como " dirigente" – así como la existencia de lo que en otras épocas se conocía como "fuerzas vivas"-, una pregunta en apariencia inexplicable, contando como cuenta nuestra tierra con tantos entrerrianos de valía, de quienes no se sabe si voluntariamente rehúyen sus responsabilidades para el común o han sido expulsados de los espacios públicos sobrepasados por tanta medianía.

De lo que si estamos seguros, es que hacer de la "provincialización de Salto Grande" –o como quiera se llame a esa pretensión difusa y confusamente fundamentada- "el latiguillo" de la próxima campaña electoral, es para el oficialismo provincial no otra cosa que una demostración de su pigmea desorientación al buscar un rumbo. Porque para empezar el contar con electricidad más barata para los entrerrianos –algo que por otra parte todos quisiéramos- es posible apelando a alternativas que no pasan por esa disparatada "provincialización". Respecto a la cual nadie se hace una pregunta básicamente esencial: ¿cuál es el precio que pagará el gobierno provincial por la parte de la represa que se provincializaría? Cierto es que a caballo regalado no se le miran los dientes, pero se da el caso que aquí nadie pretende regalarnos nada aunque, como tenemos bien visto al caballo, no existiría necesidad alguna de andar ocupándonos de otra cosa.

Todo lo que viene a decir que nunca terminamos de despegar, que siempre seguimos carreteando, mientras se nos pasa la vida y volvemos más duras las exigencias que para vivir y desarrollarse que deben afrontar nuestros hijos.

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