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El entrerriano Jorge Luis Burruchaga opinó de la selección argentina de fútbol desde Rusia, sede de la Copa del Mundo que comenzará el 15 de junio, y consideró que Lionel Messi llegará en plenitud, tanto física como mentalmente.

“Si bien Messi llegó bien a Brasil, creo que va a llegar mucho mejor a Rusia. Tiene más experiencia, con el saber de lo que le pasó en el anterior. Llega mucho más maduro. No sólo en el juego, sino también fuera, en la preparación, en cómo se dosifica. Ojalá el equipo le pueda ayudar después”, expresó el gualeyo y elogió a La Pulga por su “fuego sagrado” como deportista.
El último grito argentino en una final
El entrerriano recordó, además, aquella final disputada en el estadio “Azteca” que lo consagró campeón del mundo con la selección argentina de fútbol. Aquel 29 de junio de 1986, el oriundo de Gualeguay anotó el último gol Albiceleste ante Alemania Federal en aquella sufrida definición por 3 a 2. Aquel grito quedó inmortalizado en la memoria colectiva por la instancia y por el campeonato, y por ahora no tiene alguno que ocupe su sitio de privilegio.

Al fin y al cabo, han pasado ya casi 32 años y “Burru” sigue siendo el último argentino que ha marcado un gol en una final de la Copa del Mundo de fútbol. Pasaron las definiciones de Italia 1990 y Brasil 2014, y ambas terminaron con triunfos por 1 a 0 de los teutones sobre los argentinos. Eso agiganta su leyenda, pero no está del todo contento con eso por la sequía de lauros de Argentina.

"Es una enorme satisfacción haber marcado aquel gol. El hecho de que Argentina no haya vuelto a ganar un Mundial me da la posibilidad de seguir contando esta historia, pero lógicamente quiero que algún día se termine y que volvamos a ser campeones del mundo", cuenta Burruchaga, de 55 años, en una entrevista con la agencia Dpa en la ciudad rusa de Sochi.

Héroe de la final de 1986, el fiel escudero de Diego Maradona recuerda con cierta añoranza aquel tanto, el momento más feliz de su carrera, y analiza el rol de Lionel Messi en la selección argentina que buscará en Rusia 2018 su tercer título mundial, publica Mundo D.

–29 de junio de 1986, minuto 84 de partido. ¿Qué le viene a la mente cuando escucha esas palabras?
–El día más feliz de mi vida como deportista. Aunque hayan pasado casi 32 años, el hecho de recordarlo te sigue poniendo la piel de gallina, te seguís emocionando más que antes quizás por el significado que ha tenido en el tiempo y por el hecho de que lamentablemente Argentina no haya vuelto a salir campeona del mundo. Ojalá podamos cortar esa racha en Rusia. Fue un gran día, un gran Mundial, fue todo tan maravilloso... Para el futbolista que corre detrás de una pelota no hay mejor cosa que marcar un gol en la final de un Mundial.

–Andrés Iniesta dijo que escuchó el silencio justo antes de marcar el gol de España en 2010, ¿qué escuchó Jorge Burruchaga?
–Estás en las nubes. Todos decimos muchas veces eso de "tocás el cielo con las manos". Eso significa algo parecido a lo del silencio de Iniesta. Estás en un estado de concentración, de éxito, de felicidad... sobre todo cuando convertís, que son tan poquitos esos segundos pero son tan fuertes que es difícil describirlo con palabras. Y sigue siendo difícil.

–¿Hasta qué punto abruma marcar un gol así? Aunque tuvo problemas físicos, Mario Götze anotó el gol que le dio el título a Alemania en Brasil 2014 y después, de algún modo, desapareció de los focos.
–Yo no me abrumé, al contrario. Es una enorme satisfacción haber marcado aquel gol. El hecho de que Argentina no haya vuelto a ganar un Mundial me da la posibilidad de seguir contando esta historia, pero lógicamente quiero que algún día se termine y que volvamos a ser campeones del mundo.
“Debate estéril”
–A usted le robaron la medalla de campeón, ¿la recuperó?
–No, qué va. Hice algunos trámites a ver si me dan una nueva. Le dije en su época a (el entretanto fallecido jefe del fútbol argentino Julio) Grondona, en el sorteo del Mundial se lo dije al presidente de la FIFA, al señor (Gianni) Infantino, a ver si me dan una. Espero que de aquí a que termine el Mundial me devuelvan la mía.

–¿Es estéril el debate sobre Messi y Maradona?
–Creo que sí, todas las comparaciones son dificultosas en el momento en que han pasado tantos años entre uno y otro. Era lo mismo que cuando comparaban a Pelé con Maradona, con (Alfredo) Di Stéfano o con otro. Yo digo que afortunadamente para nosotros los argentinos los dos últimos mejores jugadores en la historia del fútbol son argentinos. Y eso nos tiene que enorgullecer y darnos una satisfacción única que otros países envidian de una forma sana. Pero de ahí a la comparación... El fútbol ha cambiado, la vida ha cambiado y ellos además son diferentes en el juego.

–Mucha gente dice que lo ha diferenciado a Maradona de Messi es que los futbolistas que tenía Maradona alrededor metieron los goles que tenían que meter. Como usted en México 1986.
–Es muy poco serio diferenciarlo ahí. Un Mundial es un lugar que no te permite lamentablemente equivocarte. Si bien hubo y van a haber errores, la espera para un Mundial es muy larga. Tenés que esperar cuatro años y esos cuatro años se hacen largos. Mirá si no la Eliminatoria de Argentina, aunque al final conseguimos el premio de volver. Esa espera fue muy larga. El Mundial es el lugar que no te permite equivocarte. Tenés que estar al máximo de la concentración y de la efectividad, que no te pasen lesiones. Desgraciadamente nosotros tuvimos las chances en el pasado Mundial, pero no pudimos convertir. Y ellos casi en la primera o la segunda que tuvieron fue para adentro. Pero el fútbol es eso.
¿Cómo llega Messi al Mundial?
–Messi llegaba a Brasil 2014 con 27 años, que suele ser la mejor edad para los deportistas. Estamos en Rusia 2018 y ahí sigue. ¿Cómo se explica?
–Que Messi siga así se explica desde el amor que le tiene a esta profesión, desde la pasión, desde ese fuego sagrado que tiene dentro, ese fuego sagrado que el competidor tiene que tener para mantenerse en un lugar de privilegio. Estar ahí, durante una década, siendo más el número uno que el dos, no es algo fácil. Si bien Messi llegó bien a Brasil, creo que va a llegar mucho mejor a Rusia. Tiene más experiencia, con el saber de lo que le pasó en el anterior. Llega mucho más maduro. No sólo en el juego, sino también fuera, en la preparación, en cómo se dosifica. Ojalá el equipo le pueda ayudar después.

–Hay dudas en todas las líneas. ¿Es Messi la única certeza?
–Nosotros cuando arrancamos el proceso del Mundial de México, allá por 1983, (el entrenador Carlos) Bilardo nos había dicho que éramos Maradona y diez más. Esos diez más tenían que ganarse un lugar. Creo que sin lugar a duda, ahora está Messi y después el entrenador tiene que buscar al equipo. Cuando tenés al mejor del mundo no va a debate que Messi va a jugar siempre. Los demás, cada uno tendrá que ganarse un lugar. Cuando vos tenés a un futbolista como Maradona o Messi en tu equipo no hay discusión.

–¿Es Jorge Sampaoli el entrenador perfecto para la Argentina de Messi?
–Hablar de la perfección de un entrenador es difícil porque a veces se lo juzga por los resultados. Llegó en un momento muy difícil para el fútbol argentino y él arriesgó mucho: venir a competir en las últimas cuatro fechas de Eliminatoria en una situación complicada, sin tiempo de trabajo... Está haciendo un buen trabajo. Si bien hay grandes entrenadores argentinos, creo que Sampaoli era el más indicado.

–¿Qué opina del videoarbitraje?
–Hay cosas puntuales en las cuales se necesita. Luego hay otras complicadas. El fútbol va a seguir siendo a criterio del árbitro. Hubo partidos con VAR en los que hubo errores muy groseros. Habría que trabajar mucho en unificar un criterio. No te podés involucrar más que en determinadas jugadas porque si no, sería un loquero. Y más en un deporte que se juega en un terreno de 7.000 metros cuadrados. Si a cada ratito se interrumpe, el deporte es otra cosa.

–¿Qué habría pasado con la "mano de dios" si en el Argentina-Inglaterra de 1986 hubiera habido VAR?
–(Se ríe) ¡No lo hubieran visto! Habrían estado discutiendo si fue con mano o la cabeza. Hay que ver qué imágenes habrían visto los jueces. Si las cámaras estuvieran en el lado del palco, no lo hubieran visto porque fue del otro lado.
Fuente: Análisis Digital.

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