La profesional dijo que Gualeguaychú necesita de un centro asistencial integral, pero “no hay voluntad política”.
Miriam alerta que ahora Rosario está en tapa porque explotó, pero es un tema latente, “nosotros lo vemos como si nunca nos fuera a pasar”.
“Venimos de 30 años de leyes de reducción de daño. La nueva ley de Salud Mental contempla los derechos humanos de las personas con problemas psiquiátricos y de consumo, es una ley hermosa, pero tiene una mirada muy europea, no está escrita para realidad de Argentina donde siempre se reduce educación y salud”.
“No se cambian 15 años en 8 meses. Cada vez hay más adictos, cada vez se piden más becas y el presupuesto es el mismo”.
En este sentido, la profesional señala la falta de psicólogos y psiquiatras para atender la gran cantidad de demanda en el servicio de salud mental público. Tampoco hay asistencia desde el colegio, y no existe un 0800 para que madres de chicos y chicas con problemas de adicción pueda pedir asistencia.
Miriam alerta que los niños empiezan a consumir entre los 9 y 10 años, que tienen acceso a través del barrio e incluso porque sus familias se dedican al narcomenudeo.
Sobre la posibilidad de rehabilitación, explica que “hay jóvenes que pueden decir no fumo más, porque tienen una familia que los apoya y que tiene proyectos de vida, pero un pibe que vive en una familia con muchos problemas no quiere salir”.
“En Gualeguaychu haría falta un sistema integral con internación, porque los chicos van a pedir ayuda a Concepción del Uruguay y Concordia y el gasto es grandísimo. Nosotros no tenemos acceso a la posibilidad de hacer algo en Gualeguaychú, no hay voluntad política”.
En esta dirección, Miriam contó que en Gualeguaychú está llenó de chicas bajo consumo y ejerciendo prostitución por narcomenudeo”.
“Llegan con 15 kilos menos, dientes todos podridos o sin dientes, su espina dorsal doblada, caminan con joroba, la piel de un color rarísimo por falta de hidratación, comida, además del consumo. Terrible, es tristísimo”.
Al respecto, la directora del Instituto Del Prado, resalta la necesidad de balancear el presupuesto salud y educación, como dos ejes fundamentales para resolver el flagelo de la droga. Y expresa que el consumo responde en general a la falta de sentido en el vida que experimentan algunas personas, donde ese vacío es ocupado por la droga.
