Como en casa. Afortunadamente nos llevamos la carrera en un circuito donde nos sentimos un poco locales. El sábado arrancamos complicados, pero en la última vuelta de la clasificación nos fue bien y nos quedamos con la pole. Para el domingo teníamos dos estrategias que variaban según cómo largaba, no lo hice bien y entonces aposté por esperar atrás y calentar bien las gomas para, de a poco, ir bajando los tiempos y lanzarme en busca del primer puesto.
Experiencia. Si bien tengo 22 años, son casi 20 arriba de la moto. Siempre apostamos por ir ascendiendo de categoría una vez que vemos que en la actual somos protagonistas, privilegiando subir de nivel antes que ser campeón. Eso me permite estar en un nivel muy alto y peleando el campeonato en 600, donde no pude ser campeón y terminé tercero en los últimos tres años, siempre con mala racha por caídas o fechas en las que no pude viajar. Este año venimos bien y esperemos poder ser campeones.
Doble competencia. Para este año, Yamaha Brasil decidió darle el presupuesto a mi compañero de equipo Tom Kawakami para que compita del Mundial de 300 cc. Por lo tanto, para repetir lo del año pasado (Súperbike de Argentina y Brasil) debía cubrirme los gastos y eso era imposible.
Situación económica. Desde octubre del año pasado venimos tocando puertas para afrontar la actual temporada y estamos complicados para llevarla adelante. Con lo que tenemos hasta acá no terminamos el año, así que debemos seguir buscando sponsor. Ojalá que la televisación de TyC Sports ayude, que enfoquen tu moto durante 20 minutos en un canal tan importante puede atraer algunos auspiciantes más.
Volver a Europa. De por sí es complicado competir acá. Hoy en día no se me pasa por la cabeza porque es inviable. Una fecha allá significa el mismo presupuesto que hacer toda la temporada acá. Esperemos en un futuro poder volver a tener la chance. Cuando nos tuvimos que volver le dije a papá que si no llegaba como piloto iba a hacerlo como ingeniero. Por eso privilegio el estudio y cuando termine voy a hacer un máster para ingresar como técnico de un equipo.
En la calle no. No tengo moto para andar en la ciudad y en realidad nunca me dejaron tener. Cuando veo la velocidad en la que andan en la calle y los riesgos, el corazón se me paraliza. Quizás lo veo de otra manera.
“El Chino”. Ni bien volvimos de Concordia, papá y otros integrantes del equipo ya desarmaron la moto. Aunque no tenga ningún rasguño, lo hacen siempre para verificar que todo esté bien y poder mejorarla en lo que se pueda.
