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Una mujer de 24 años fue condenada tras comprobarse su responsabilidad en reiterados hechos de violencia en perjuicio de su hija de 2 años, a la que grababa durante las agresiones para luego enviarle los videos a su expareja –padre de la niña-- como forma de amenaza.

La denuncia fue presentada por la abuela paterna de la menor en la Unidad Especializada en Violencia Doméstica y de Género del Uruguay. Según información de Jefatura, la mujer dijo que el padre de la menor se encontraba viviendo en el departamento de San José y recibía mensajes y videos donde su expareja maltrata físicamente a la niña. Puesto el hecho en conocimiento de la Justicia de Familia dispuso que se cumpliera con averiguaciones con testigos, se intimara a la denunciada sobre la prohibición de ejercer cualquier tipo de castigo físico a la menor; y que ésta fuera vista por un siquiatra.

En tanto, el padre de la niña dijo que su expareja, con quien mantenía contacto por la pequeña, le ha enviado mensajes y audios mostrándole cómo agrede a su hija. El material recibido en su celular fue puesto a disposición de la Policía y la Justicia. Continuadas las actuaciones, en la órbita penal se dispuso la formalización de la investigación y posterior juicio abreviado para la mujer, imputada y condenada por un delito de violencia doméstica especialmente agravada en concurrencia fuera de la reiteración, con un delito de violencia privada.

Asimismo se le impuso como pena nueve meses de prisión, que se cumplirán bajo el régimen de libertad vigilada con la obligación de residir en un lugar determinado; estar sujeta a la orientación y vigilancia permanente de la referida oficina; ejercer una profesión, oficio, empleo, arte, industria y comercio bajo las modalidades que se determinen en el plan de intervención; presentarse una vez por semana en la comisaría de su jurisdicción; la obligación de asistir a tratamiento psicológico en el hospital a los efectos de control del manejo de su impulsividad y/o agresividad, por el término de 9 meses, y la prohibición de acercamiento hacia sus hijos menores en un radio de exclusión de 300 metros y por el plazo de 5 meses.
Fuente: El Telégrafo

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