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"Una mesa de negociación que debate un tardío federalismo". Así definió el periodista Diego Cabot, de La Nación, a las idas y venidas entre el gobierno nacional y las provincias por el ajuste que se viene.

Entre Ríos tiene protagonismo en este capítulo de las relaciones entre el centro y las provincias. La casa entrerriana en Buenos Aires suele ser el espacio físico elegido donde discutir y acordar estrategias conjuntas. Pero no sólo eso. En las últimas horas, Gustavo Bordet le puso palabras a una de las tantas cartas en juego: que la cuotificada restitución del 15% de la coparticipación federal se complete antes de lo previsto, durante 2019. Es ese mismo 15% que el kirchnerismo nunca devolvió a las provincias y que, recién asumido Macri, un fallo de la Corte obligó a hacerlo.

No hay un cuaderno único donde se consoliden las cuentas de la Nación y las provincias y tampoco una sola postura entre los gobernadores. A esto se suma una lista de incumplimientos mutuos que, en algunos casos, llevan décadas de sedimentación. Por si esto fuera poco, están la política y las mezquindades de unos y otros. Aun si llega el consenso en estos temas, hay que tamizar todo por la necesidad de compatibilizar cuentas en momentos en que el dinero no alcanza para pagar los pedidos que cruzan la mesa de negociación.

Así de difícil y condicionado es el diálogo entre la Nación y las provincias, que por estos días volvió a ocupar lugar en la agenda pública. El motivo es simple: empezaron las negociaciones para cerrar los números del presupuesto del año que viene, el malo de la película. El que tiene que contener el corset capaz de lograr el ahorro fiscal que el Gobierno se comprometió a hacer a cambio de la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Las facturas van y vienen y los temas pendientes entre unos y otros son moneda corriente. Casi que de encendidas que son las posturas, los hombres que representan a la Nación y los que tienen la voz de las provincias logran que aquellas fotos de acuerdos y pactos fiscales de fines del año pasado estén en sepia. "Todo lo que se firmó el año pasado es perfecto, es muy bueno, pero no se puede cumplir en esta coyuntura. Una pena", se lamentaba uno de los técnicos que estuvieron en las reuniones que ayer los ministros de Economía provinciales mantuvieron en Buenos Aires.

Hay varios reclamos mutuos. La primera línea argumental es la siguiente: la Nación dice que mejoraron los flujos, que ahora las provincias tienen mucho más dinero coparticipable de reparto automático que lo que antes se les depositaba. Le tiran sobre la mesa el acuerdo firmado en agosto de 2016, cuando el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, firmó con los gobernadores la devolución del 15% de coparticipación que la Nación les retenía a las provincias para uso de la Anses.

Es verdad, dicen las provincias. Pero lo que no aclara la Nación es que ese dinero eran recursos de los distritos que ahora se recuperan, pero no es decisión del gobierno nacional entregarlos o no.

Desde la Nación retrucan que es cierto, pero desde 1994 que se retenían y que fueron ellos los que se lo devolvieron. Piedad por eso, reclaman. "El problema es que no se les pidió nada a cambio. O, mejor, se les pidió poco", reconocen al acordarse de las promesas de acordar gobernabilidad al Gobierno a la hora de transitar en el Congreso. También aquellos acuerdos ya están en tono sepia.

Pero el tema es que aquella devolución fue pactada en etapas. Ahora están en el 9%, con una progresión de 3% en 2019 y otro porcentaje similar en 2020. Hay quienes en la Nación dicen que se negocie algo a cambio de ese incremento. Pero las provincias no están demasiado dispuestas a ese trueque. Ayer, el gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, reclamó que se adelante el restante 6% a 2019 en vez de esperar un año más.

Hay otro tema que también genera controversias. Los famosos adelantos del tesoro nacional (ATN), que alguna vez generaron polémica por la discreción con la que se repartían, ahora lo hacen por todo lo contrario. Sucede que el reparto está lento desde 2015. Llegó la hora, dicen en las provincias.

Y finalmente, claro está, el compromiso de bajar impuestos como Ingresos Brutos. Varios gobernadores lo hicieron, pero aumentaron tasas o contribuciones conexas. Otros directamente los subieron pese al acuerdo. Correrías impositivas. Problemas de reparto que traen consigo la falta de dinero y el tardío reverdecer del federalismo.

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