"Terminábamos de armar la ranchada en la isla y sentimos un ruido de yuyos al lado. Miramos y ahí estaba cruzando, extendida en sus más de dos metros. ¡Hermosa total! corté una horqueta lo suficientemente grande, como para no lastimarla y la sostuve con ella desde el cuello. Cuando la agarré con la mano, pensaba que iba a hacer más fuerza, pero se mantuvo calma todo el tiempo. Nos tomamos unas fotos, unos videos y la dejamos seguir su camino. No atinó nunca a morder, ni esas cosas", relató uno de los pescadores paceños.
"Terminábamos de armar la ranchada en la isla y sentimos un ruido de yuyos al lado. Miramos y ahí estaba cruzando, extendida en sus más de dos metros. ¡Hermosa total! corté una horqueta lo suficientemente grande, como para no lastimarla y la sostuve con ella desde el cuello. Cuando la agarré con la mano, pensaba que iba a hacer más fuerza, pero se mantuvo calma todo el tiempo. Nos tomamos unas fotos, unos videos y la dejamos seguir su camino. No atinó nunca a morder, ni esas cosas", relató uno de los pescadores paceños.