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Santiago tiene 16 años y estuvo varias semanas internado tras caer de unos seis metros de altura. Sus padres contaron que están a la espera de una prótesis ya que le falta “un pedazo de frontal y de parietal”.

En la madrugada del domingo 1 de enero, un adolescente de 16 años sufrió una caída desde unos seis metros de altura, mientras estaba junto a unos amigos en las instalaciones del abandonado Molino Ross, cerca de la corsódromo de la ciudad de Gualeguaychú.

Tras varios días de internación en el hospital Centenario y de estar en coma, a raíz de una grave lesión que sufrió en la cabeza, el menor de edad fue dado de alta y se recupera en su casa. Verónica y Martín Fuentes, padres de Santiago, dijeron que el chico “tuvo una recuperación increíble” y ahora deben esperar que “se desinflame y que llegue la prótesis porque le falta un pedazo de frontal y de parietal”.

Sobre lo que ocurrió ese día, Verónica contó: “Lo llevo a la madrugada a la costanera donde se iba a encontrar con sus amigos. Son un grupo re lindo y re sano, entonces accedimos, sobre todo porque él no es de salir. A las 3:20 me avisa su novia que se accidentó. Cuando llegamos, él estaba con todos sus amigos y no perdió el conocimiento nunca”. La mujer expresó que su hijo tenía un raspón grande en la cara y le dolía la costilla. Entonces, decidió llevarlo al hospital, incluso sus amigos habían llamado al comando.

“Él me decía que le dolía la cabeza, pero hasta el momento no me dijo de qué altura se había caído. Cuando llegamos al hospital lo ingresan en una silla de ruedas. Empezó a decir que le dolía la cabeza más fuerte, y empezó a vomitar, y ahí se dan cuenta que era neurológico. Al ratito había mucha gente atendiéndolo, se tomó cartas en el asunto inmediatamente”, remarcó.

“Me preguntaron si entendía la gravedad de lo que le pasaba y les dije que no. Entonces, Santiago me comenta lo que realmente había pasado y ahí lo llevan a hacer la tomografía y luego lo ingresan a cirugía; estuvo una semana en el hospital. Incluso, estuvo dos días en coma, le querían sacar la sedación, pero no respondía”.

En relación al móvil de la entrada de Santiago y sus amigos al viejo Molino, Verónica dio cuenta que ingresaron por curiosidad y con la intención de tomarse “selfies” y hacer videos para redes sociales. “Ellos entraron a curiosear como cualquier adolescente, no querían romper, van a sacarse fotos, a saltar de un lado a otro ahí adentro. Después de lo que pasó, muchos padres revisaron los celulares y encontraron que todos tenían fotos. Ojalá tomen conciencia porque va a volver a pasar”.

Por su parte, Martín padre de Santiago manifestó que él ofrece su mano de obra para cerrar como corresponde todos los ingresos al edificio abandonado para evitar que esto vuelva a ocurrir.

Mientras Santiago se recupera en su casa y espera la prótesis para la cabeza, no puede salir de casa ya que no puede exponerse al calor, ni a ruidos muy elevados.
Fuente: Máxima Online

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