Temen una epidemia en la población dado el recién caso fatal, además solicitan que la intendenta Blanca Osuna intervenga para que se realicen obras públicas, en una de las zonas más pobres de la ciudad.
Queremos que la intendenta entube el arroyo y nos asfalten las calles como corresponde. Esto es tierra de nadie, sólo vienen cuando necesitan votos y después no vienen nunca más, dijo una vecina en la protesta de este martes por la noche.
Otra reclamó: somos discriminados por ser de la villa, pero acá también hay chicos que tienen que convivir con ratones y lauchas. Queremos que nos den respuestas, que terminen con los planes y nos den un trabajo digno, y la posibilidad de acceder a una vivienda digna.
Una tercera mujer denunció que en la zona hay criaderos de cerdos, sin ningún control. Eso se llena de ratas y es un círculo vicioso. A esos chanchos criados a basura, los venden; eso quiere decir que hay gente que está comiendo carne contaminada, advirtió.
Precisó que el lugar hace meses que está lleno de mugre. Nosotros pagamos las tasas, pero la Municipalidad no nos realiza ninguna contraprestación.
La Villa K
La Villa 351 es uno de los asentamientos que más se han multiplicado en distintos puntos de Paraná ocupando terrenos fiscales abandonados, fundamentalmente los que pertenecían al ferrocarril y que atraviesan la ciudad desde la zona ribereña conocida como Bajada Grande hasta Estación Parera.
Los ciudadanos de Paraná denominan a toda esa inmensa zona como Villa K, debido al exponencial crecimiento que ha tenido a lo largo de los últimos diez años.
Cuando llueve algo más de lo normal, estos asentamientos se inundan inmediatamente con los consabidos riesgos que ello trae aparejados.
