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Crédito: La Nación
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"Ser el mejor quita felicidad", dijo hace un tiempo Marcelo Bielsa al joven Benjamin Mendy en un alto de un entrenamiento de Olympique, de Marsella. Tal vez por ésa y otras máximas, Hernán Laginestra, admirador del Loco y recientemente premiado como el mejor entrenador de la temporada de la Liga Nacional, agradeció el reconocimiento, se dejó fotografiar y volvió al arduo trabajo que realiza desde hace seis años en Concordia.

En silencio y con mucha dedicación, el nacido en San Martín hace 47 años impuso su nombre en la elite del básquetbol argentino y está haciendo historia con Estudiantes, gran protagonista en el torneo a pesar de ser uno de los clubes de más bajo presupuesto. El equipo entrerriano asombró con un segundo puesto en la Conferencia Norte durante la etapa regular del certamen y se ganó el derecho a saltear la primera rueda de los playoffs. En la segunda, cuartos de final, está complicado frente al poderoso Regatas Corrientes, que lo vence por 2-1. Hoy, a las 21.30 y en la capital correntina, afrontará el cuarto juego, match-point en contra, pero lejos de creerse vencido sin haber jugado todavía.

Laginestra lo vive con calma. "La máxima presión me la pongo yo; no la gente, ni el periodismo, ni los dueños. Eso me da tranquilidad y me deja el camino libre para accionar", comenta en la cafetería de una estación de servicio de Concordia mientras echa un rápido vistazo a los diarios locales. No lee sobre política; lo interesan sólo las noticias de deportes y policiales.

Nada de lo que está logrando es casualidad. La intensidad con que dirige los entrenamientos (corre, alienta y felicita a sus jugadores) es la misma que la de cuando planifica en su casa las prácticas, viendo partidos de las ligas más exóticas, analizando videos de extranjeros que le ofrecen y leyendo sobre psicología deportiva. Deja de trabajar sólo cuando duerme, unas pocas horas. Pero no lo padece, lo disfruta. "A veces apago la computadora a las cinco de la mañana y tengo que levantarme a las ocho para ir al entrenamiento. Pero me da mucho placer porque me gusta demasiado lo que hago, y al gustarme no me pesa para nada", cuenta el ex jugador de Deportivo San Andrés.

Tras dirigir a Unión, de Sunchales; Estudiantes, de Olavarría; Ciclista, de Junín, y Asociación Italiana, de Resistencia, y ser asistente en Santos, de San Luis Potosí, México, llegó a Concordia cuando allí el trabajo escaseaba. Por entonces, la segunda ciudad de Entre Ríos se ubicaba entre las de más alto índice de pobreza del país, y Laginestra no desaprovechó la oportunidad de hacer crecer a Estudiantes y, de paso, alegrar a una comunidad que sufría. "Cuando llegué vi mal a Concordia: había locales cerrados y no había tanta vida en la calle. Hoy hay un montón de negocios más y creció mucho el turismo, porque hay lago, hermosas playas y termas. La gente está de mejor ánimo, con buen semblante, porque Concordia está en pleno crecimiento", se alegra quien, desde la dirección técnica, contribuyó a que en estas seis temporadas Estudiantes no sólo consiguiera el ascenso a la Liga Nacional luego de 24 años, sino que además lograra mantenerse en la categoría y ser hoy uno de los grandes animadores del campeonato.

Su vida es el básquetbol, pero tiene una conexión muy fuerte con el fútbol, por su condición de hincha de Chacarita (va a verlo cada vez que tiene al menos dos días libres) y por la mencionada admiración a Bielsa, a quien está a punto de enviarle una carta. Laginestra quiere solicitarle un encuentro para tomar de él todos los conceptos y consejos posibles. "Me gustaría que me recibiera Bielsa para aprender e intercambiar ideas del básquet y del fútbol", se entusiasma. Es obsesivo, inquieto y trabajador como el Loco. De allí se explica su dedicación full-time, su gran conocimiento del juego y su capacidad de formar equipos competitivos, gracias a detectar cuáles jugadores pueden potenciar al conjunto. "Hay veces que me llegan 50 jugadores por día y no sé cuál es bueno y cuál es malo. Si bien delego en un asistente, gran parte del trabajo hacemos entre los dos, y tengo que mirar a todos", detalla.

Ese paquete de virtudes permitió que lo distinguieran como el mejor DT de la temporada. Siente orgullo, pero asegura que es todo mérito del equipo. "Cuando las cosas están súper bien en lo colectivo empieza a destacarse también lo individual. Y para mí es un orgullo que entrenadores de gran jerarquía y los periodistas me hayan nombrado como el mejor de esta liga, tan importante en el nivel mundial", valora el preparador de Estudiantes. Que de ninguna manera pretende sentarse a disfrutar: quiere seguir creciendo. "Mi mayor sueño era dirigir en la Liga. Estoy cumpliéndolo y encima me está yendo bien. Querría algún día dirigir en Europa, porque voy a tener la nacionalidad italiana... Y, si mi cabeza no se estanca y sigo con deseos de superarme, seguramente van a venir mejores cosas".

El futuro dirá, pero su presente es Estudiantes y el objetivo es avanzar en los playoffs. Hoy debe ganar. No quiere decir si hay posibilidades reales de ser campeones; prefiere que la respuesta llegue partido tras partido: "Nunca se sabe, como no sabíamos que íbamos a terminar segundos en la fase regular y ser uno de los menos goleados. Lo que sí sabemos es de qué manera vamos a prepararnos para ganar", sostiene el mejor de la 2016/2017.
Fuente: La Nación

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