"Si bien no se trata de una silla anfibia, es decir que flota en el agua, permite que las personas que nos visitan y tienen problemas de motricidad, puedan llegar hasta el borde de la playa, lo que es un aliciente", dijeron desde la municipalidad.
La iniciativa surgió tras un trabajo articulado entre la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader) y el Instituto Provincial de Discapacidad (Iprodi), que se propusieron equipar los centros turísticos públicos para promover el acceso pleno a las playas y el río de las personas con discapacidad.