El hijo de Pocho, familiares, amigos y vecinos marcharon este domingo por las calles de San Jaime de la Frontera. Lo hicieron hasta la plazoleta por la Memoria, Verdad y Justicia, ubicada en una de las entradas del pueblo. Allí hay una foto de papá y de Sebastián Ortíz, el hombre que también desapareció, casi un año antes que Morales.
No hay nada, está todo parado, reiteró a la emisora de El Entre Ríos en Concordia. Como siempre digo: 4 años y estamos como el primer día. Se ha trabajado y se han hecho cosas mal. No se pudo encontrar algo.
Renovó, entonces, sus reclamos a las autoridades políticas entrerrianas: ¿Cómo puede ser que nunca vino el ministro Bahl, el jefe de Policía Massuh? El único que vino fue Rosatelli, subjefe de la Policía de Entre Ríos. Dijo al respecto: ayer hablaba con mi prima y le comentaba: viste que a Concordia sí van o se preocupan, como el caso de Josefina, pero acá no porque somos 2 o 3 gatos locos.
Lamentó que, al paso del tiempo, él piense que no quieren que sepan qué pasó o están encubriendo algo. No encuentro respuestas. Lo que sí es que queremos saber qué pasó, reclamó y admitió que, para nosotros, él está muerto y lo único que pedimos es que ojalá que no haya sufrido.
Explicar lo inexplicable
La anécdota familiar describe el dolor que viven los propietarios de una agencia de quiniela en San Jaime. La ausencia se lleva adelante, pero es difícil. Hay momentos que vuelven recuerdos, que sentís que él no está.
Comentó que mi nene me pregunta por su abuela y le dijimos que no sabemos qué le pasó, algo le hicieron y no puede ser que desaparezca. Por eso mismo a él no lo dejamos andar solo, a la tardecita.