Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Tienen entre 18 y 25 años y se esmeran, entre limitaciones, para tratar de sostenerse en las posiciones del ITF World Tennis Tour (clasificación con parámetros nuevos y de menor orden).

Luego de que la Asociación Argentina de Tenis anunciara 21 torneos IFT para varones, hasta ahora se concretaron cinco etapas, y ninguno para mujeres; se unieron para reclamar más oportunidades para el tenis femenino.

Incluso, crearon cuentas de Twitter e Instagram para tratar de aprovechar el alcance de las redes sociales.

Algunas de ellas son Emma Kiernan, Sofía Luini, Agustina Chlpac, Victoria Beccio, Jazmín Amicuzi, Sol Terracina, Daiana Postay, Agostina Landa, Delfina Glorioso y las entrerrianas Azul Pedemonti y Rosario Vázquez.
Se juntaron para potenciarse
“Nos unimos para que el tenis femenino no desaparezca”, asevera Delfina Glorioso (20 años), número 1 del ranking nacional de la Asociación Argentina de Tenis. Y Sol Terracina (20 años; 49º del ranking argentino), explica: “En diciembre estábamos empezando la pretemporada y nos encontramos con la noticia de que no íbamos a tener ningún torneo ITF en 2019. Imaginate las ganas que tuvimos de correr a las dos de la tarde bajo el sol... Fue un mazazo”.

Por su parte, Agustina Chlpac (22 años; 678º de ITF) manifiesta que “la idea de juntarnos surgió porque este año es el primero que no hay torneos en el calendario. Y nos enteramos por un comunicado de la AAT que publicó la prensa. Además, estamos mal porque sentimos que la AAT va a los torneos de los varones a verlos y a nosotros no, no nos conoce nadie, no nos siguen pese a que hay torneos nacionales todas las semanas”, haciendo referencia a los torneos denominados Haciendo Tenis, producidos por Silvana Palasciano y la AAT, que otorgan puntos, únicamente, para el ranking nacional

Ser campeona en un torneo de esta categoría equivale a un premio de entre 3000 y 4000 pesos, una cifra muy menor si se tiene en cuenta la diferencia con el dólar o el euro. “Es la única competencia que tenemos y agradecemos que sigan, porque si no estuvieran, directamente, no habría nada. Hay dos o tres por mes y los aprovechamos para competir. Pero cuando finalmente podemos viajar y jugar contras las extranjeras nos sentimos con menos nivel y ritmo”, dice Glorioso.
Poca participación en el circuito internacional
En lo que va de la temporada, hubo solo cinco torneos del circuito internacional en América del Sur. Y la participación argentina fue escasa. En marzo hubo tres fechas en Brasil: en San Pablo, se disputó un W25 (US$25.000 en premios), con la rosarina Nadia Podoroska (268º de WTA) como única representante nacional; en Curitiba, se jugó otro W25 (sin argentinas en el cuadro); y en Campinas (tampoco hubo argentinas). En abril, del 15 al 21, se disputó un W15 en Guayaquil (la cordobesa Carla Lucero, 120º de ITF, fue la única raqueta albiceleste). Y en la semana siguiente, en Bucaramanga, también fue Lucero la única argentina en el W15. En el calendario de ITF, por el momento, no hay más certámenes en Sudamérica, aunque las distintas federaciones dicen estar ocupándose para confirmar fechas a partir del segundo semestre.

Al margen de esta posibilidad, las jugadoras argumentan, con incertidumbre, que no pueden “quedarse esperando” porque cada semana que se diluye representa una complicación en la planificación y los precios de los pasajes al exterior se encarecen.

Las jugadoras solicitaron una reunión con los dirigentes de la AAT y, en los primeros días de marzo, fueron recibidas, en las oficinas de la calle Maipú, por Vassallo Argüello, Florencia Labat (vocal y representante del departamento de tenis profesional femenino) y Florencia Molinero (vocal). “Fuimos escuchadas, nos dieron espacio y nos conocieron también, que es importante, porque no nos conocían. Les preguntamos por qué nunca nos habían ido a ver a torneos nacionales y nos respondieron que debían mejorar eso. Al tiempo vino a vernos Mercedes Paz (capitana de Fed Cup) en un torneo en Obras y fue un buen paso”, dice Glorioso.

“No queremos chocar ni enfrentarnos, no queremos una guerra con la Asociación. Pero precisamos diálogo”, agrega Chlpac. Terracina va más allá: “Nos dijeron que iban a generar un proyecto a largo plazo, pero nosotras tenemos entre 18 y 25 años. ¿Y el mientras tanto? ¿Ya está? ¿Nos eliminás del circuito porque no servimos? ¿Y el recorrido que tuvimos? En el ambiente se dice que somos pocas y no es verdad. Se dice que no hay una Sabatini, que no vendemos, pero queremos oportunidades para demostrar”.
“Las chicas tienen pocas oportunidades”
Del grupo de chicas, casi todas trabajan cuando no están entrenándose o compitiendo. La mayoría lo hace como profe de tenis. Dicen que con lo que ganan por jugar los certámenes nacionales, no les alcanza para comprar encordados, cubre grips ni ropa. Mucho menos, pasajes de avión. Sin el sostén de sus padres no podrían continuar. Algunas quedaron en el camino. Y otras hallaron, en el tenis universitario de Estados Unidos, una opción para seguir detrás del sueño de ser tenistas profesionales.

“Coincidimos plenamente en que las chicas tienen pocas oportunidades. Y estamos trabajando con sus entrenadores que, si bien ven el mismo diagnóstico, quizás no ven la misma solución que las jugadoras”, explica Vassallo.

“Hay una diferencia ahí. Las chicas vienen con un reclamo muy propio de lo que viven día a día. Nosotros tenemos la obligación de mirar a largo plazo, pero sin descuidarlas. Los entrenadores nos manifiestan que necesitan torneos, pero también un apoyo en la estructura de trabajo”, agrega.

“Incluso, nuestros mejores proyectos que están en Fed Cup muchas veces llegan a competir sin estar al cien por ciento porque no tienen estructura ni un plan de kinesiología; hacen lo que pueden con lo que tienen. Si uno analiza los últimos cinco años de nuestras mejores jugadoras todas han pasado por algún momento de lesiones y claramente se pueden disminuir esos obstáculos con un plan de trabajo. Pero si te vas seis meses sola a Europa, a dormir, comer y entrenar como podés, con la raqueta como la podés encordar, estás más expuesta a caer”, manifiesta Vassallo.

Efectivamente y por distintas razones, Podoroska, Paula Ormaechea (204º de WTA, la mejor argentina del ranking actual), Victoria Bosio, Betina Jozami y Guadalupe Pérez Rojas, entre otras tenistas, padecieron lesiones en las últimas temporadas.
Qué proponen
Luego de haber realizado un diagnóstico de la situación, tras diversas reuniones con entrenadores y jugadoras, la AAT elaboró un proyecto que llamó 'Programa Integral de Desarrollo del Tenis Femenino', con seis años de duración y que abarca distintas etapas. Desde el programa GEN10S, para fortalecer a los menores, a un plan de alto rendimiento, con trabajos específicos en centros de entrenamiento itinerantes, ya que todavía el Centro Nacional propio sigue siendo una cuenta pendiente de la Asociación (Agustín Calleri, presidente de la AAT desde hace un año, en su momento anunció que era prácticamente un hecho la construcción del mismo en Parque Sarmiento y que las obras se iniciarían luego de los Juegos Olímpicos de la Juventud -terminó en octubre pasado-, sin embargo no hubo avances).

Los involucrados en el programa para el tenis femenino coinciden en que deben construir una línea de trabajo propia y buscar un patrón, para que todas jueguen –o intenten, al menos– competir de la misma forma, algo que nunca se hizo. Además, generar contagio es clave. Una vez que ello se ponga en marcha se podrá pensar en grande. ¿Y mientras tanto? Eso mismo pregunta el grupo de tenistas que se juntaron para buscar oportunidades. En lo que todos coinciden es en que la situación es alarmante y debe haber una reacción.
Fuente: La Nación,

Enviá tu comentario