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Dimensionar de manera realista un problema suele no ser tarea sencilla. Tampoco es fácil sopesar los remedios, evitando que se vuelvan peores que la enfermedad. Máxime cuando el miedo mete la cola, nubla la razón, y bloquea toda información y todo análisis que se atreva a poner en discusión el mensaje dominante.

Entre ejecutivos, dirigentes y periodistas de Buenos Aires circulan por estos días informes estadísticos elaborados por un conocido ingeniero, tenido por un profesional probo, serio, riguroso en el manejo de los datos. Las conclusiones a las que llega, tras entrecruzar los números que aportan los organismos del Estado, contradicen el discurso oficial e invitan a revisar las medidas adoptadas y, especialmente, a morigerar las dosis de miedo paralizante que se inoculan a diario.

Según este experto, “la probabilidad de NO morir de COVID-19 es 99.91%”. Veamos cómo llega a tan desafiante afirmación.

Por empezar, sostiene que no tiene sentido tomar el aumento de los casos positivos diarios como “señal de colapso”. Ello en razón de que la mayoría de los test se hacen sólo en los “focos” y, por ende, no reflejan ni representan al conjunto del país.

“Se ve claramente el aumento diario de nuevos tests, que se hacen en los focos casi exclusivamente. Si se hicieran en una sala de terapia intensiva con casos de CV-19 darían probablemente 100%, pero eso no sería extrapolable al resto de la sociedad. El aumento de casos no indica nada más que un foco puntual. No se mide en un muestreo estadístico. Si esos casos no mostraban síntomas graves, ¿por qué se infiere que va a haber gravedad? No es determinístico”, afirma.

El ingeniero precisa que el “92.5% de los tests dan negativo”, y se pregunta: “¿Por qué aumentarán los contagios y casos fuera de los focos? Cómo se sabe si no se hacen tests con muestra estadística?” Sería como pensar que aumentarán los casos en Malvinas (o en Formosa, o en Catamarca, o en Entre Ríos), porque aumentan en barrios de CABA”.

Se aboca luego al análisis de la “tasa de letalidad”, que ha comenzado a bajar muy rápido. “Es lógico –dice- ya que hay más casos sin que aumenten los fallecidos. Y esta tasa aún alta continuará disminuyendo como en los países que testean mucho y además lo hacen fuera de los focos, convergiendo a solo 1%”.

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Hace notar que “las altas diarias superan largamente a los fallecimientos diarios y “esto indica que cada día más gente se está curando sin que aumenten mayormente los fallecidos diarios promedio. Suponiendo que existan 5 veces más casos que los detectados, la probabilidad de contagiarse sería 0.1%. Si además se acepta que la mayor parte de los casos están en focos puntuales, la probabilidad para una persona común sería menor aún. De los casos positivos se cura el 99.2% de las personas. La probabilidad de NO morir de CV-19 es 99.91%”, concluye el experto, siempre en base al procesamiento de datos oficiales.

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Tras dejar en claro que “los fallecimientos son SIEMPRE una tragedia humana individual y para familiares”, este profesional que se dedica a estudiar los datos compara la letalidad del coronavirus en Argentina con los decesos por otras enfermedades:

“Los datos oficiales de 2018 indican que fallecieron 32.000 personas de Neumonía y Gripe. Si lo dividiésemos en 150 días de invierno, serían 200 fallecidos diarios. En 2018 fallecieron 670 personas de Tuberculosis, una enfermedad extinguida. Esos 670 superan largamente a los 416 fallecidos de CV-19. Los fallecidos diarios promedio por coronavirus son 10.2 en lo últimos 10 días, contra los 200 diarios por neumonía y gripe de 2018”.

Por último, el experto considera que “la variable clave predictiva es la ocupación de camas de Terapia Intensiva”. Explica que “hay 172 personas internadas de CV-19 en terapia intensiva”, un “muy reducido número”, teniendo en cuenta que “hay entre 4.700 y 6.000 camas de terapia libres según el Ministro de Salud”.

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Concluye que “si hay 172 camas ocupadas, es imposible una explosión de fallecidos en el corto plazo”. “Es imposible que fallezcan miles de personas en los próximos días y semanas. No hay personas graves sin ir a un hospital. Este número se mantiene estable desde hace dos meses sin ningún desborde y demostrando la capacidad excedente de camas disponibles”.

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Finalmente, el experto se pregunta si acaso, a medida que fueron transcurriendo las semanas de cuarentena, el gobierno nacional cambió de objetivo y en vez de apuntar a “evitar el pico” pasó a querer “evitar los contagios”. Tal política, advierte, podría traer como consecuencia lisa y llanamente la “destrucción de la economía”.
Fuente: El Entre Ríos

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