Al terminar el secundario en su ciudad natal, Concordia (Entre Ríos), tenía planeado seguir la carrera de profesorado en Historia. Por lo menos ese era el plan, hasta que un día, en los inicios de 1989, decidió acompañar a una amiga a la Delegación Naval. Allí les explicaron lo que podrían hacer en la Institución y su atención quedó totalmente captada.
Cursó el secundario en la Escuela Normal de Concordia, ciudad a la que vuelve 3 o 4 veces por año porque "hoy tengo a mi mamá, a mi hermana trece años menor y a mi sobrinita, que es mi debilidad", cuenta sonriente. Asegura también que las vivencias del secundario son, sin duda, su mejor recuerdo. "En esa época, los fines de semana participaba de unos desfiles donde todas las escuelas concurrían con sus carrozas y reinas. Nosotros armábamos las nuestras con mucho entusiasmo. Realmente era una diversión sana".
Con 18 años comenzó a estudiar en la Escuela de Suboficiales. Su familia, sin ningún antecedente naval, apoyó la decisión de inmediato. "Tanto mis padres como mi hermana más chica me apoyaron mucho. No era fácil estar tan lejos de mis orígenes, extrañaba mucho y viajaba siempre que podía", comenta quien hoy sigue manteniendo vigentes los lazos que forjó en su provincia.
Al egresar estuvo destinada durante 7 años en el Servicio de Hidrografía Naval de Buenos Aires. Luego sirvió 4 años más en la Base Aeronaval Comandante Espora. Al respecto, la Suboficial Primero afirma: "En todos los destinos en los que estuve siempre pude llevarme algo positivo. Procuré aprender y perfeccionarme en mi profesión".
Un inesperado viaje a Haití
En 2001 fue destinada al Edificio Libertad, hasta que el año pasado vivió su primera experiencia a bordo de un buque. Fue en la comisión que realizó el buque transporte ARA "Bahía San Blas", que desarrolló tareas de logística en Haití a lo largo de 3 meses. "La navegación en Haití me abrió la cabeza. Nunca había estado embarcada. Yo venía acostumbrada a un ritmo de oficina y ahí se maneja otro muy diferente. Además, en un barco aprendés a compartir. Aprendés a mirar al otro, a concientizarnos que estamos todos lejos de nuestras casas, y que sólo nos sirve acompañarnos entre nosotros ante el factor de la distancia", asegura la Suboficial Quiroz.
Hoy, su destino está en la fragata ARA "Libertad". Casada con un Suboficial también meteorólogo, y con dos hijos ?Federico de 21 y Rodrigo de 18?, siente que el apoyo de su familia es fundamental para cumplir sus funciones lejos de su actual residencia en Barracas, Capital Federal.
Resalta, a su vez, que "estar en la fragata representa un desafío enorme para mí". Y, específicamente de su trabajo, dice: "Debo asesorar al Cuerpo de Comando con respecto a la intensidad de los vientos, la nubosidad y las condiciones climáticas en general. Tengo que estar preparada e informada para el asesoramiento permanente. Para eso me apoyo en un equipo satelital que recibe imágenes diariamente y en la información que proceso de internet".
En el buque insignia comparte el camarote con una Suboficial Enfermera. Aprovecha su tiempo libre leyendo la saga de Games of Thrones. Pero, sobre todo, observa y se interesa por la diversidad de especialidades que componen la tripulación. "Creo que es importante estar predispuesta a incorporar nuevos conocimientos de todo tipo. Eso es lo que le diría a cualquiera que quisiese ingresar en la Armada: con una buena actitud se disfruta del estilo de vida naval, que realmente es distinto", concluye la Suboficial Primero meteoróloga.
