Si el intendente Adán Bahl (PJ) no los detecta y los eyecta del municipio, seguirán profundizando las vinculaciones del municipio con el narcotráfico. Porque no tienen límites y la estructura comunal les sirve. Además, no dudarán en seguir los lineamientos de Celis y de sus aliados, por más que estén entre rejas. Estar en prisión nunca fue un problema para ninguno de los jefes narcos de Entre Ríos. Los nichos de corrupción en determinadas estructuras del servicio penitenciario son también una realidad. Todo se arregla; todo tiene precio puertas adentro.
Varisco pasó a ser un muerto político. Lo era ya quizás el día después de las elecciones, cuando el electorado le dio la espalda. Pero el narcotráfico se reconfigura y tiene brazos inalcanzables e impensados. Pueden cobrar fuerza en sectores gremiales, en algún ámbito político o en determinado nicho periodístico, que no tendrá problemas en aceptar aportes económicos a cambio de un lavado de imagen de tal o cual referente. Para eso están los mercenarios. Viven de eso; se hicieron millonarios con esas actitudes camaleónicas, de decir un día una cosa y una semana después sostener absolutamente lo contrario, sin importarles nada.
El anticipo del fallo que condena a Varisco y sus aliados fue un ejemplo para la historia política y judicial de Entre Ríos. Pero también dependerá del camino que debería abrir esa resolución. Son momentos que no deberían desaprovecharse, en pos de una mejor sociedad. Depende de muchos. De los de adentro, pero también de los de afuera. La historia no termina en Varisco. Es solamente un punto de partida.
Por Daniel Enz