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“La guerra contra la inflación terminó. Ganamos y a un costo muy bajo”, escribió el ganador del premio Nobel Paul Krugman en su cuenta de X. Hablaba claro de Estados Unidos, que difundió que si IPC subió 0,4% en septiembre. En la Argentina, Alberto Fernández, que había lanzado tiempo atrás la misma batalla, se encariñó con la derrota. Luego de la devaluación del peso impulsada por el Gobierno y en medio de la tensión cambiaria, la suba del mes pasado fue de 12,7% y los precios se duplicaron en solo nueve meses. La inflación de la Argentina superó incluso a la de Venezuela, según indica La Nación. El número mensual sigue siendo el más elevado desde febrero de 1991, en la previa de la convertibilidad. El Indec informó además que la inflación subió 103,2% en lo que va del año y acumula 138,3% en doce meses. Los alimentos se dispararon un 14,3% y la inflación núcleo -no tiene en cuenta regulados y estacionales- saltó 13,4%.

La división que mostró los mayores incrementos en el mes fue Prendas de vestir y calzado, que se disparó 15,7%, afectada principalmente por el cambio de temporada. Le siguieron Recreación y cultura (15,1%) –impactada fundamentalmente por la suba en los servicios de televisión por cable– y luego Alimentos y bebidas no alcohólicas.

Todo puede empeorar. En medio de la corrida, la enorme cantidad de pesos que se vuelca a la economía y la incertidumbre electoral, el cuarto kirchnerismo -del que también participan Cristina Kirchner y Sergio Massa- puede lograr incluso triplicar los precios en 2023 frente a los que se hallaban en las góndolas durante 2022. Por caso, algunas consultoras ya tienen como piso un alza de 190%. “Tranquilamente, puede llegar a 200%”, dijo a este medio un economista.

El índice de precios porteño ya había adelantado para el mes pasado un alza de 12%, el registro más elevado desde que se mide la inflación en la Ciudad de Buenos Aires desde 2012. En agosto, el top ten del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que procesa el Banco Central (BCRA) de Miguel Pesce esperaba una inflación de 178,2% para 2023.

El dato oficial que difundió el organismo estadístico que conduce Marco Lavagna no deja de ser una foto antigua frente al desquicio de la previa electoral. Los analistas estiman que la volatilidad de las cotizaciones financieras del dólar –el blue atravesó en estos días la barrera de los $1000 y luego bajó- garantizarán que la nominalidad se mantenga a niveles todavía muy elevados. Por eso se siguen viendo remarcaciones y, por el nerviosismo, algunos casos de desabastecimiento puntual.

Los dichos de campaña no ayudan a acomodar las expectativas. El ganador de las PASO, Javier Milei, aseguró que espera que el dólar suba para mejorar las chances de dolarizar, recomendó no quedarse en un plazo fijo y aseguró que el actual modelo “empobrecedor” conduce “inexorablemente a una hiperinflación”. Carlos Melconian, el elegido por Patricia Bullrich como posible ministro de Economía si Juntos por el Cambio gana las elecciones, dijo anoche en TN que el dólar blue estaba sobregirado, pero anticipó que el oficial, congelado en $350 tras las PASO, debería rondar los $600 en diciembre.

“Cuando vieron que abrazamos a la gente para ir a compensar el esfuerzo que representaba y que implicaba el impacto inflacionario por la devaluación, empezaron a agitar el mercado de cambios”, denunció el ministro de Economía y candidato de Unión por la Patria, Massa en un acto, otro de la guerra contra la suba del dólar y la inflación.

Sin embargo, un informe del Ieral anticipó que la situación fiscal será ahora mucho “más grave” porque, en medio de la aceleración inflacionaria, el déficit fiscal apunta a ampliarse, por lo que –adelantó- habrá un fuerte incremento de la emisión de pesos. “Computando los mecanismos directos (adelantos transitorios y otros) e indirectos (compra de bonos en el mercado secundario por parte del Banco Central, baja de encajes para que el sistema financiero haga otro tanto), puede estimarse que la expansión monetaria de origen fiscal en 2023 habrá de alcanzar el equivalente a 6 % del PIB en 2023, o sea 2,1 puntos por encima del año pasado”, escribió el economista Jorge Vasconcelos y recordó que es un ritmo solo comparable al que se vivió en los tiempos de la pandemia de coronavirus, allá por 2020.

Si este mes estará atravesado por la inercia, el salto de los dólares financieros y la incertidumbre electoral, cabe recordar que en noviembre se sentirá el impacto pleno de la baja de Ganancias. Para diciembre, un mes de tensión en la Argentina, los analistas de Bull Market (la sociedad de bolsa de Rodrigo Marra) estiman un alza mensual de la inflación de 50%.

La Secretaría de Programación Económica que conduce Gabriel Rubinstein ya había adelantado el mes pasado que en septiembre todavía se sentiría el efecto “arrastre” de la devaluación que avaló el Gobierno, en acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), de 27% (parte a fines de julio con una aceleración del crawling peg y otra con un salto brusco tras las PASO). Sin embargo, si su propio indicador preveía una desaceleración de la inflación.

Se espera que, tras la difusión del dato de inflación, el BCRA opte por volver a subir las tasas de interés buscando remunerar a aquellos que están en pesos (y que hoy pierden con la inflación) en medio, además de las dudas que abren las declaraciones públicas previas a la elección y la fortaleza que muestra en candidato que promueve la dolarización.
La mirada de los analistas
“Septiembre termina de incorporar el arrastre de la devaluación post PASO”, dijo melisa Sala de LCG. “Pero aun cuando se trató de un mes en el cual el dólar oficial estuvo congelado en $350, la inercia no se cortó. El experimento del dólar fijo no logró anclar las expectativas, que responden cada vez más a la sensación de que la situación tenderá a agravarse”, agregó.

“De cara al futuro, probablemente el registro de inflación mensual de septiembre deba considerarse como un nuevo piso. Es que, aun cuando en las primeras dos semanas de octubre el Relevamiento de precios de LCG marcó una desaceleración de los aumentos en alimentos y bebidas, el dólar oficial se haya sostenido congelado en $350 y rija todavía la suspensión de los ajustes de tarifas de servicios públicos, la escalada de los dólares libres de esta semana tendrá impacto en la formación de precios. La ampliación de la brecha ya se ha traducido en corrección de precios en el pasado”, afirmó.

“Y es probable también que este impacto no se circunscribirá a octubre. Seguirá teniendo arrastre sobre la dinámica de los próximos meses. Esto sin considerar que, pasadas las elecciones, el Gobierno deberá avanzar de alguna manera en la flexibilización de los controles que ha ido impulsado, lo que agregará todavía más presión”, adelantó. en LCG esperan una inflación de 190% para el cierre de este año y una anual promedio de 130%.

Por Francisco Jueguen
Fuente: La Nación

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