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¿Qué causó la muerte de las dos niñas, de 13 y 10 años, en los primeros ocho días del año en Nogoyá, y la internación, en el Hospital San Roque, de otros cinco niños, todos habitantes de la zona conocida como Villa Ghiano?

De momento, sobran preguntas y faltan respuestas. “Epidemiológicamente estamos dedicados a lo infeccioso, pero no descartamos ninguna posibilidad”, dijo Diego Garcilazo, Director de Epidemiología de Entre Ríos. La frase del funcionario, que no descartó que se esté ante casos de hantavirus, refleja la gigantesca incertidumbre que se ha apoderado del sistema de salud entrerriano, mientras se aguardan los resultados de los análisis enviados al Malbrán. ¿Y las autopsias? ¿A qué conclusiones llegaron? ¿Por qué no han aportado certezas?

El deceso de la primera niña, cuyas iniciales son LPE, de 13 años, el 1° de enero, “se produjo por una hipertensión endrocraneana no traumática y sin evidencias cadavéricas de criminalidad”, dice la autopsia, practicada el 2 de enero en la Morgue Judicial de Oro Verde.

El informe forense se explaya: “Se llevó a cabo procedimiento autópsico a un cadáver de sexo femenino, de 13 años de vida, identificado policialmente, cuyo examen externo, interno y radiográfico no reveló signos de violencia física. Externamente el cadáver mostraba indicios de que la muerte se había producido por un episodio de naturaleza neurológica aguda demostrado principalmente por las características particulares de la rigidez cadavérica en ciertos sectores corporales simil ´espasmos cadavéricos´. A favor de la sospecha contribuyó la obtención del líquido cefaloraquídeo mediante punción (previo a la apertura) con un aspecto francamente hemorrágico”.

La autopsia descarta situaciones “traumáticas” o “tóxicas” como causales del deceso, y se inclina por motivos “clínicos o médicos”, terreno de incumbencia ya del Ministerio de Salud, “mediante la realización de las Autopsias Clínicas (para) intentar establecer el o los mecanismos de muerte que no aparezcan del todo claro en un primer momento para los profesionales intervinientes. De esta manera (siempre en ausencia de signos de criminalidad) la Autopsia Clínica es la que permitirá determinar la presencia de patologías preexistentes, enfermedades infecciosas, etc. mediante la los estudios complementarios (laboratorio bioquímico-bacteriológico) y microscópico de la totalidad de los órganos”.

Y concluye: “A modo de síntesis, el procedimiento autópsico permite afirmar preliminarmente que el deceso se produjo en ausencia de criminalidad, a raíz de una hemorragia subaracnoidea no traumática que generó el incremento de los valores tensionales intracraneanos, desencadenando una serie de complicaciones agudas que provocaron la muerte”.

En la segunda niña fallecida, cuyas iniciales son LMJ, de 10 años, el informe de autopsia concluye de manera parecida al primer caso: la muerte de “se produjo por un edema agudo de pulmón causado por un episodio de hipertensión endocraneana sin signos cadavéricos de criminalidad”.

“A modo de síntesis -señala el informe forense-, el procedimiento autópsico permite afirmar preliminarmente que el deceso se produjo por una hemorragia subaracnoidea masiva que desencadenó primero una hipertensión endocraneana y a consecuencia de ésta un edema agudo de pulmón que terminó provocando el óbito. El desencadenante de la serie de complicaciones observadas se intentarán dilucidar con el complemento fundamentalmente de los laboratorios de la Salud Pública (causa clínica de muerte)”.

En síntesis, las autopsias de Oro Verde han servido para desechar criminalidad pero no para saber a ciencia cierta qué enfermedad causó los decesos, para lo cual hace falta avanzar en "autopsias clínicas".

Los forenses concluyeron que en ambos casos hubo "hipertensión endrocraneana", pero resta responder la pregunta clave: ¿qué patología causó tal complicación fatal?
Fuente: Entre Ríos Ahora - El Entre Ríos

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