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Fermo: "No estamos muertos"
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Germán Fermo, director de MBA UCEMA, asiduo invitado a espacios televisivos en los que se analiza la actualidad económica, escribió una original columna de opinión en la que procura combinar un realismo descarnado con un optimismo nada frecuente en medio de la escalada del dólar.

Aquí, su análisis del escenario:

¿Morimos todos o emparchamos a lo africano? No lo digo como macrista, que no soy, tampoco como peronista, que no soy, y mucho menos como radical, que tampoco soy. En mi condición de liberal nunca representado políticamente, percibo que estamos en un barco que se está hundiendo muy rápido. Nuestro Presidente y todo su equipo económico y monetario lo están emparchando con una prioridad única: si se llena de agua nos morimos todos, si logramos por el contrario, que el barco pueda flotar aceptablemente, llegaremos a las elecciones 2019 y ahí todos democráticamente decidiremos qué hacer. La prioridad en este miércoles 4 de septiembre del 2018 es no ahogarnos, así de mal estamos, pero aun así, no estamos muertos y no tenemos por qué estarlo, del coma se puede salir con vida. Para mejorar, y debemos hacerlo en breve, primero hay que sobrevivir, de lo contrario, el debate del “deber ser” se convierte en una utopía.

No pasará desapercibido en Wall Street. Comparado con la Argentina de enero de 2018 y a pesar de que toda corrección hecha ha sido improvisada y terriblemente inestable, la Argentina de hoy a los tumbos, es muchísimo más consistente que la de enero de 2018.

Primero, por entonces teníamos un déficit primario de cerca de 3% de PBI y hoy estamos intentando un 0%. Segundo, por enero teníamos un déficit de cuentas externas del 4% de PBI y ahora nos acercaríamos a neutralidad en breve. Tercero, por enero el stock de Lebac era de u$s 60.000 millones y hoy está debajo de 20.000 millones. Obviamente que todo esto fue a los tumbos, al mejor estilo africano pero mejor es tarde que nunca y parecería que Cambiemos finalmente intenta despertarse de la siesta en la que estuvo atrapado desde inicios 2016, más vale tarde que nunca, más vale desprolijo que inexistente.

Nada de lo que se decida es correcto desde la óptica de la ortodoxia económica pero la Argentina de hoy no nos permite el lujo de ese debate porque la urgencia se antepone a lo importante, la severidad se antepone a lo óptimo, la crisis prepondera por sobre la estabilidad e incluso, la racionalidad. Primero enderecemos el barco, primero dejemos de ahogarnos y una vez conseguida cierta estabilidad, ahí volveremos con la crítica. Hoy es tiempo de apoyar o todos nos hundiremos en el Titanic y no hace falta, puede ser evitado.

Tres eventos claves y potencialmente muy positivos ocurrían en septiembre. Primero, el FMI aprobará el nuevo acuerdo con Argentina en la segunda mitad del mes, la probabilidad que le asigno es 100% de ocurrencia. Segundo, nuestro Presidente espera poder concretar el acuerdo de Presupuesto 2019 también en algún momento de septiembre. Tercero, el Presidente Macri viajará a New York a defender el modelo de Argentina ante bonistas internacionales y para ello necesita ir con algo contundente. Por lo tanto, la consecución de estos dos objetivos será clave y tengo la sensación de que así ocurrirá. A puro estomago no más, empiezo a percibir que quizá estemos domando a la fiera, con un BCRA que si bien perdió reservas lo hizo contra la aniquilación de las Lebac, lo cual también es una razonable noticia. A los ponchazos y con un feroz costo social, la Argentina de hoy es mucho más razonable que la de enero 2018. Claramente, la situación actual es altamente subóptima pero seguimos vivos y al estarlo, tendremos la chance de mejorarlo todo cuando podamos estabilizar.

15 años y no pudimos más. La Argentina venía trayendo sobre su espalda 12 años de saqueo kirchnerista, al que se le sumaron 3 años de subestimación macrista, pero al menos percibo por primera vez en el oficialismo la intención de enfrentar la realidad y de utilizar al equilibrio presupuestario como concepto. Falta mucho, falta que la política esté a la altura de las circunstancias, otra vez es el sector privado el que paga la fiesta y eso no solo es cansador, sino moralmente inaceptable. Pero hoy no hay tiempo para ese debate, hoy es urgente enderezar la caja y después se vendrá una crítica muy ácida a todo esto. Qué lindo sería ver a los argentinos alguna vez marchando por equilibrio presupuestario, marchando por senadores y diputados con dietas muy por encima del promedio del sector público. Este ajuste lo sigue pagando el argentino de a pie y la clase política sigue esquilmándonos despiadadamente con indignante indiferencia y absolutismo.
Fuente: El Cronista

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