“Indudablemente –dijo el Obispo- que en los momentos de dificultad la demanda de alimentos se hace más urgente y acuciante. En este momento, las Cáritas parroquiales están teniendo mayor demanda y trabajo a raíz de eso. No me voy a meter en el reparto o en la acumulación de los alimentos a nivel nacional, me parece que hay cuestiones políticas detrás que no me parecen razonables. Si me parece que hace falta una presencia del Estado en la contención de las necesidades, que sea efectiva, real, subsidiaria en el sentido que el Estado haga lo que los particulares no pueden hacer, y que además tiene que ser también provisoria, porque no puede ser que el Estado mantenga la necesidad de la gente por toda la vida sino que habría que solucionar los problemas”.
Zordan también se refirió al vínculo entre la Iglesia y la municipalidad, ahora gobernada por Mauricio Davico, de Juntos por Entre Ríos. “La relación de la Iglesia Católico con el Estado debe ser de sana autonomía, no formamos parte en ningún nivel, ni municipal ni provincial ni nacional. Si hay que reconocer a la autoridad civil. Nuestra relación debe ser de colaboración mutua, y es esa nuestra relación con la autoridad municipal”, aseguró.
El prelado no eludió otros asuntos, como la merma de fieles en la Misa, el crecimiento de las iglesias evangélicas, el aborto y el matrimonito igualitario.
-¿Cómo está actualmente la iglesia católica de Gualeguaychú?
-La iglesia es una institución más dentro de la sociedad. Es una de las más importantes por su peso, por su trayectoria y creo también por su buen nombre. La iglesia no es más que la comunidad de los creyentes, de los que creemos en Jesús y queremos vivir como él nos enseñó. Nos insistimos a nosotros mismos con ser discípulos suyos y a la vez tener el compromiso de hacer conocer su nombre y su persona. Es la razón de ser y la misión de la iglesia, y en ese sentido nos sentimos cómodos en el lugar donde estamos, con una buena relación con el resto de la sociedad, por otra parte no somos distintos al resto de la sociedad, porque compartimos la vida de la comunidad.
-¿Disminuyó la cantidad de personas que van a misa?
-La pandemia afectó a todos, y así como muchas cosas se diluyeron y perdieron fuerza, el compromiso de los creyentes de reunirnos a celebrar una misa ha mermado. Me parece que la pandemia puso en evidencia lo que ya venía pasando más que generar algo nuevo, entonces esa disminución es algo que ya venía de antes y la pandemia la puso más en evidencia.
-¿Durante las crisis las personas se vuelven más creyentes?
-No sé si en tiempos de crisis participa más gente de las celebraciones, pero sin dudas que en tiempos de dificultad uno se acuerda más de Dios. Aun así, tampoco tengo dudas que viene menos gente a misa que años atrás. No sé si eso es una complicación porque es una cuestión de autenticidad: está bueno que el que se define creyente y está seguro de su fe y de ser discípulo de Jesús lo exprese también a la hora de reunirse con otros creyentes en la misa. Obviamente que a uno siempre le gustaría que sean más las personas que conozcan a Jesús y crea en él, y se sientan en comunidad y que vengan a misa, pero esta es la realidad.
-¿Han incorporado la tecnología para atraer nuevos fieles?
-Yo creo que una de las herramientas buenas que dejó la pandemia fue el mayor uso de la tecnología para comunicarse: el zoom para hacer reuniones, las videollamadas, las redes sociales para difundir las noticias, el WhatsApp y los grupos para ponernos de acuerdo. Hace poco tiempo, para la jornada mundial de la paz, que es el primer día del año, el Papa Francisco habló de la inteligencia artificial, que es parte de las ventajas indudables que esto trae, pero también sobre los riesgos. Hay valores y desvalores, por eso hay que tener cuidado.
-¿Cómo es la relación con las demás religiones que han aflorado en la ciudad?
-En cuanto a la relación con las demás iglesias cristianas y los otros grupos religiosos es de fraternidad, para nada de competencia ni de confrontación. Tengo muy buena relación con los pastores evangélicos y con los dirigentes de la comunidad judía, es una relación de fraternidad.
-¿Los evangélicos ofrecen más contención económica o es un mito? ¿Por qué han crecido más?
-Yo creo que la Iglesia Católica es la que más sale al cruce de la necesidad de la gente a través de Cáritas, que tiene una capacidad de llegar a todos los barrios. Está en cada capilla y parroquia. Creo que el gran valor de los evangélicos es ofrecer a la gente una contención, un consuelo y cercanía en el momento de crisis, ya sea por un fallecimiento, por una enfermedad o por lo que sea. Eso es algo que los católicos tendríamos que aprender un poco más. Intentamos hacerlo, pero no sé si lo hacemos de manera suficiente. Y otra cosa que me parece es que los evangélicos tienen como valor esto de ser muy misioneros: no tienen problemas en salir a buscar a la gente y a ofrecerle la fe. Lo que ellos ofrecen tenemos que aprender también. Dentro de los evangélicos hay algunos que son más tradicionales, como los Luteranos, que son comunidades muy antiguas, y otros más emergentes, que son los más audaces en salir a buscar a la gente a ofrecerle la fe. En una época, más del 90% era católico, y eso nos hizo dormir en los laureles y no ser misioneros, no tener esa audacia para ir a proponer la fe como algo que ayuda a vivir, que planifica, que da felicidad, que ofrece un sentido para la vida, no solo como adhesión a una religión”.
El hambre y el rol del Estado
-¿Cómo impacta la crisis en las iglesias y la decisión de que no reciban más los alimentos de Nación?-Indudablemente que en los momentos de dificultad la demanda de alimentos se hace más urgente y acuciante. En este momento, las Cáritas parroquiales están teniendo mayor demanda y trabajo a raíz de eso. No me voy a meter en el reparto o en la acumulación de los alimentos a nivel nacional, me parece que hay cuestiones políticas detrás que no me parecen razonables. Si me parece que hace falta una presencia del Estado en la contención de las necesidades, que sea efectiva, real, subsidiaria en el sentido que el Estado haga lo que los particulares no pueden hacer, y que además tiene que ser también provisoria, porque no puede ser que el Estado mantenga la necesidad de la gente por toda la vidasino que habría que solucionar los problemas.
-¿Han disminuido las donaciones de la clase media?
-En las parroquias nunca faltan personas solidarias que comparten a veces de lo que sobre, pero también muchísimas veces haciendo un esfuerzo para compartir con otros. Por lo tanto, si bien en tiempos de crisis suele mermar un poco la donación, la gente sigue siendo solidaria, y cuando se hacen campañas de recolección de alimentos la comunidad responde.
-¿Cuál es el vínculo con los merenderos de la ciudad?
-Lo desconozco, no sé si en alguna parroquia hay merendero funcionando. En Cáritas la gente que necesita se acerca y se le ofrecen los alimentos para que los preparen en sus casas, que es lo más común y creo que lo más digno, dentro de las posibilidades.
-¿Cómo es la relación hoy de la iglesia con el Municipio? ¿Han sido fructíferas las reuniones?
-Como principio, la relación de la Iglesia Católico con el Estado debe ser de sana autonomía, no formamos parte en ningún nivel, ni municipal ni provincial ni nacional. Si hay que reconocer a la autoridad civil. Nuestra relación debe ser de colaboración mutua, y es esa nuestra relación con la autoridad municipal, tanto con la gestión actual encabezada por el intendente Mauricio Davico como con la anterior del exmandatario Martín Piaggio, y me parece que es la actitud que debemos mantener siempre.
Divorcio, matrimonio igualitario y aborto
-Muchas veces se ve a la iglesia como algo que oprime, por ejemplo al oponerse al matrimonio igualitario y al aborto. ¿Debe seguir rígida en su oposición a esos derechos sociales o hay algunos temas que deben debatirse y replantearse?-En una sociedad pluralista la discusión siempre es válida y enriquecedora cuando es sincera y auténtica. Yo no diría que la iglesia se ha opuesto a derechos, sino que me gusta pensarlo desde esta perspectiva: nosotros los creyentes tenemos una identidad, valores en los que creemos, y desde esos valores creemos que determinadas propuestas no ayudan a crecer ni a plenificar. Si la iglesia sostiene una determinada posición es porque estamos convencido que esto responde a la naturaleza del hombre y al ser de la persona humana.
-Y acerca de la ley de divorcio: ¿Habría que mantener una familia en la que hay violencia? ¿No se equivocaron en esa postura?
-Hubo cosas en las que la reflexión de la iglesia fue madurando y cambiando, por ejemplo hace 500 años o más nadie se cuestionaba la esclavitud, hubo una reflexión gracias a dios en la que se reconoce que toda persona del color de piel que sea es digna y somos todos iguales, con los mismos derechos y obligaciones… hay otras cosas en las que incluso manteniendo nuestra identidad hay que aceptar que en la sociedad se piensa distinto o que hay situaciones en las que uno tiene que respetar las opciones personales. Hace 40 años que se aceptó la ley del divorcio, pero el matrimonio entre cristianos celebrado por la iglesia es indisoluble, porque hace a la esencia del matrimonio. Ahora sería necio no reconocer que hay muchísima gente que no vive desde esta perspectiva del matrimonio cristiano, no obstante seguimos sosteniendo que un amor vivido en plenitud y para siempre es lo que más hace feliz. Acerca de las dificultades en las familias habría que pensar porqué se llegan a esas situaciones en las que se hace insostenible seguir manteniéndolo, pero también es verdad que hay situaciones que hacen insostenible que sigan viviendo juntos, en donde es necesaria una separación, pero eso no significa que no sea indisoluble el matrimonio”.