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Entre las historias que a diario rescata el Prof. Alejandro González Pavón del cementerio colonense, está la de un inmigrante que se convirtió en jefe comunal, falleciendo de forma imprevista durante su mandato.

Se trata de Antonio Ochoa, cuyos restos descansan actualmente sin ninguna placa de homenaje por parte de la corporación municipal ni del pueblo al cual gobernó, pese a que algunos documentos atestiguan que las honras fúnebres fueron multitudinarias.
Relato
Así cuenta el docente la historia del exintendente de Colón, Antonio Ochoa:
En nuestro actual cementerio (1891), coexiste tumbas de todas las épocas, entre ellas, unas pocas que formaron parte del “viejo Cementerio” (el de La Lomita” 1876 – 1890). Al clausurarse definitivamente este último, muchos de los cuerpos que habían sido sepultados en ese espacio consagrado como tal, fueron trasladados al nuevo cementerio (actual) tanto los cuerpos como las lápidas correspondientes. Para poder identificar cuáles de ellas formaron parte del viejo Cementerio, debemos prestar atención a las fechas de defunción que aparecen en dichas lápidas y claramente podremos identificar que todas aquellas que datan de antes de 1891, corresponden a aquellos cuerpos y lápidas que estaban antes en el viejo cementerio. Hasta el momento, tenemos identificados alrededor de unas veinte tumbas que presentan esta particularidad (seguramente hay más).

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Entre estas tumbas, nos referimos específicamente en este artículo a la del Sr. ANTONIO OCHOA, un inmigrante español que nació en la ciudad de Cádiz (actualmente perteneciente a la comuna de Andalucía). Al llegar a la ciudad de Colón, se afincó en la zona del puerto (según consta en el Censo municipal realizado en el año 1884). Si bien figura en la bibliografía de los intendentes que tuvo la ciudad de Colón, son pocos los datos que se tienen de él. Su breve paso por la administración y conducción de la ciudad quedó asentado en pocos documentos que hoy se conservan en el archivo municipal.

Asumió la presidencia de la municipalidad de Colón en el año 1889, pero al cumplir un año y seis meses de su mandato, fallece inesperadamente de muerte natural, es decir que murió en ejercicio de su cargo. Los pocos documentos existentes de su mandato, atestiguan que las honras fúnebres fueron multitudinarias, debido a la relación que había establecido no solo con quienes trabajó sino también con los habitantes de la ciudad. El mismo había sido testigo del origen del viejo cementerio de la ciudad y los trajines que se vivenciaron para su habilitación como así también de los problemas que se suscitaron al poco tiempo de que se comenzó a sepultar en ese lugar. Participó de las gestiones pertinentes en relación al pedido a la viuda del Gral. Urquiza, Doña Dolores Costa en pos de un nuevo terreno destinado a localizar allí el nuevo cementerio.

Desde el primer momento de su mandato, dejó en claro su interés por el desarrollo y avance económico de la ciudad, no sólo desde el ámbito portuario, sino desde las industrias existentes en la época.

Fallece en nuestra ciudad, el 4 de junio del año 1890 a los 53 años de edad. Fue sepultado en el “viejo Cementerio” (de La Lomita) ya que el actual cementerio aún se encontraba en los trabajos de delineación final y el cual quedaría habilitado recién el 2 de enero de 1891.

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Una vez habilitado el nuevo lugar, se procede a trasladar los cuerpos que estaban sepultados en el Cementerio de la Lomita y entre ellos, el de Don ANTONIO OCHA. Su lápida reza la siguiente inscripción: “ANTONIO OCHOA. QEPD. 1890”. Rodea su lápida, un armazón de herraje remachado que data de la época. El mismo se encuentra actualmente incompleto en la zona del centro de la cruz que corona el monumento funerario, en la cual, queda claro que había una placa/chapa con los datos de extinto. No cuenta (actualmente) con ninguna placa de homenaje ni por parte de la corporación municipal ni del pueblo de Colón en general.

En una de las imágenes anexas a este artículo, se presenta el acta de Defunción de Don ANTONIO OCHOA, del libro II de Defunciones de la Parroquia de los Santos Justo y Pastor, la cual dice lo siguiente: Acta N° 13 del año 1890: “En el día cinco de junio de mil ochocientos noventa, yo el abajo firmando, Cura y vicario de Colón de Entre Ríos República Argentina, en Cementerio viejo de Colón sepulté el cadáver de Don Antonio Ochoa Intendente de la Municipalidad de Colón, natural de Cádiz, España, vecino de la ciudad de Colón, que falleció el día cuatro de muerte natural (su certificado de fallecimiento firmado por el médico dice que la causa de muerte fue por caquexia úrica) en Colón a la edad de cincuenta y tres años con los Sacramentos de nuestra Madre Iglesia y por verdad lo firmo, y Cura y Vicario. Pbro. José Monnard”.
Fuente: El Entre Ríos - Facebook Alejandro González Pavón

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