Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Pensar en un sistema de monitoreo que permita prevenir el delito en tiempo real, cambiar el flujo del tránsito ante un embotellamiento, o conocer con un alto nivel de detalle cuánta energía se necesita en cada zona de la ciudad ya no es un caso de ciencia ficción. Las denominadas "ciudades inteligentes" (más conocidas como Smart Cities) ya forman parte de los desarrollos urbanos de aquellas localidades que vislumbran un notorio incremento de la conflictividad de la vida urbana en la medida que se incrementa la cantidad de población.

Se prevé que en el año 2050 un 85% de la población mundial viva en ciudades. Esto hace que en las próximas tres décadas los centros urbanos tengan que afrontar un número creciente de problemas que van desde el abastecimiento energético, el control de las emisiones de monóxido de carbono, la planificación del tráfico de vehículos o la prevención en materia de seguridad.

Por eso, varios países impulsan procesos de desarrollo de Ciudades Inteligentes, en donde la asistencia de la tecnología y la inteligencia distribuida permiten montar una red de infraestructura y de procesos que garanticen un desarrollo sostenible, un uso más eficiente de los recursos disponibles y una participación ciudadana activa colaborando con los Gobiernos.

¿Qué es una ciudad inteligente?


Una Smart City, lejos de ser una suerte de solución cerrada creada por mentes brillantes, es en cambio el resultado de amplios procesos de participación ciudadana donde la inteligencia colectiva está al frente del desarrollo de los procesos. De este modo, una ciudad inteligente se basa en una serie de subsistemas que requieren:
a) Generación de energía distribuida por el territorio: el abastecimiento es individualizado (micro-generación), no centralizado.
b) Redes inteligentes interconectadas (Smart Grids), que promueven una circulación bidireccional de datos entre un control centralizado y cada usuario.
c) Smart Buildings, con el incentivo al desarrollo de construcciones inteligentes que poseen sistemas de producción de energía integrados.
d) Sensores urbanos, capaces de recopilar en tiempo real todos los datos necesarios para hacer de la ciudad una Smart City. Son parte fundamental para mantener la ciudad conectada e informada, y hacer que cada subsistema cumpla su función midiendo el flujo del tránsito, controlando los semáforos, con videocámaras que permitan monitorear cada zona de la ciudad y otros sensores ambientales que midan emisiones contaminantes, entre otros tantos que pueden aplicarse.
e) Finalmente, el proceso se completa con el concepto de "Smart Citizens": ciudadanos activos, ya que sin su participación no es posible poder llevar a cabo estas iniciativas.

De las ciudades a los procesos inteligentes


Pero a esta altura vale preguntarse, ¿quién procesa toda esa información que generan las ciudades inteligentes? En parte, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) aliadas a los procesos crecientes de Inteligencia Artificial (AI) por los cuales las computadoras aprenden en la medida que se incrementa su interacción con la información. La inteligencia artificial simula los procesos de inteligencia humana por parte de máquinas que incorporan procesos de aprendizaje (la adquisición de información y reglas para el uso de la información), el razonamiento (usando las reglas para llegar a conclusiones aproximadas o definitivas) y la autocorrección.

Pero sin dudas que no serán las máquinas las que aporten los criterios (éticos y de prioridades) de toma de decisiones, sino que deben ser los ciudadanos y el Gobierno quienes tomen el control de este proceso. Y frente a un mundo que se acelera y cambia a ritmos muy por encima de lo que están acostumbrados a responder los organismos estatales, los Municipios de nuestra región pueden encontrar una solución muy interesante en el desarrollo de los "Laboratorios de Innovación Ciudadana".

3 pasos para crear un Laboratorio de Innovación


La Innovación Ciudadana es el proceso en el cual, a partir de metodologías innovadoras, los miembros de una comunidad buscan soluciones a los problemas que los afectan. Ni más ni menos. Promueve la idea de que los ciudadanos dejen de ser receptores pasivos de las políticas públicas y adopten un rol protagónico en la generación de soluciones. Los Laboratorios de Innovación Ciudadana resultan el ámbito ideal para promover estos procesos.

Como cuenta Luisina Gala Golosetti, "Se trata de espacios permanentes en los que personas, con distintos conocimientos y diferentes grados de especialización, se reúnen para desarrollar proyectos explorando diversas formas de experimentación y aprendizaje colaborativo. En ellos cualquier ciudadano puede participar compartiendo sus conocimientos, ideas y experiencias con otros, a fin de generar proyectos en los que sea posible experimentar soluciones con el objetivo de resolver problemas de la más diversa índole que afecten a la sociedad".

Estos Laboratorios combinan la participación de funcionarios de Gobierno, expertos en cada temática, organizaciones especializadas en tecnología que siempre pueden aportar alguna opción poco conocida y ciudadanos de a pie que padecen, y conocen, los problemas a resolver que necesita la ciudad.

Explorar las acciones que han desarrollado en estos Laboratorios seguramente permitirá comprender mejor el alcance de estas experiencias. En lo que va del año y pocos meses de creación, el SantaLab por ejemplo ya desarrolló proyectos tales como:
- En Transparencia y Datos Abiertos se hicieron Conversatorios sobre acceso a la información pública, y maratón de datos en Rosario y Santa Fe para que trabajadores públicos y ciudadanos aprendan a trabajar con datos abiertos y visualizaciones.
- En Movilidad Sostenible, junto a las organizaciones que trabajan en el tema, se generó un documento colaborativo que planteó varios desafíos. Entre ellas la co-creación de un prototipo de bicicletero para edificios públicos, que ya se diseñó, construyó e instaló en Casa de Gobierno.
- En Reciclaje se trabajó en talleres de robótica básica para niños a partir de la basura electrónica que genera la provincia de Santa Fe.
- En Inclusión Digital se puso en pusimos en marcha el primer taller público de desarrollo de videojuegos para niños.
- En el Museo se implementó un "editatón" de Wikipedia para mejorar la información sobre Santa Fe en la enciclopedia digital más consultada del mundo.
- El laboratorio de Santa Fe trabajó con empresas y organizaciones de la sociedad civil en busca de soluciones innovadoras para el empleo en el futuro
- Además, hubo un evento para pensar hacia dónde va Internet de las Cosas y como puede aprovecharse para un mobiliario público más eficiente e inteligente.

Y se sigue realizando acciones en este 2017 con el desarrollo de la 1° jornada de accesibilidad web de la provincia, Conversatorio sobre Cómo Internet transforma la Democracia, la implementación del Taller trimestral de diseño de objetos y juguetes en 3D, el Encuentro de Iniciativas Ciudadanas

Empujar la transformación social


El "SantaLab" de la provincia de Santa Fe o el Laboratorio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires son dos claros ejemplos del impacto que tienen estas iniciativas en los procesos de cambio que necesitan ciudades como Concepción, Colón, San José o Concordia. De este modo, esta multiplicidad de perspectivas y saberes permite que se desarrollen proyectos diversos y desarrollo de propuestas para mejorar la vida en la ciudad y los vínculos de los habitantes con el Estado. La dinámica generalmente sigue un camino que incluye la inmersión en el contexto e identificación de problemáticas, el desarrollo de ideas que impacten en esas problemáticas, el prototipado de procesos de mejora y el testeo de posibles soluciones. Acompañados de Talleres, capacitaciones y maratones de innovación (conocidos como hackatones), estos espacios han mostrado ser motores de cambio en las ciudades que ya los implementan e invitan a nuestros Municipios a asumir estos nuevos desafíos que nos saquen del letargo.

Enviá tu comentario