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La otra presenta al gobernador Urribarri vestido de playa, sonriente, el termo en una mano, el mate en la otra, en medio de un ficticio y costoso paisaje de palmeras montado en Mar del Plata con recursos de los entrerrianos.

Ninguna relación guardan entre si ambas fotos y lo que representan, claro está. Se trata de cosas absolutamente distintas. Pero son dos carátulas de la misma Argentina. Episodios casi simultáneos. El muerto buscaba la verdad. El vivo quiere subir. Ya nadie duda de la vigencia lacerante de Discepolín y su Cambalache. Ahí están las imágenes.

Hoy se llama Nisman
El mensaje de Nisman es tremendo. El fiscal podrá tener razón y pruebas de sus acusaciones o carecer de ellas. Lo determinará el debido proceso, cuyo desarrollo transparente la República debe necesariamente demandar y custodiar. De lo que no se duda es de la proyección política del balazo que terminó con su vida. Todos lo hemos comprobado estos días.

Algo parecido ocurrió con el crimen del fotoperiodista José Luis Cabezas (1997), el suicidio del cardiocirujano René Favaloro (2000), las 40 víctimas fatales del diciembre negro (2001), los asesinatos de los manifestantes Kosteki y Santillán (2002), el crimen del militante obrero-estudiantil Mariano Ferreyra (2010) y la veintena de muertos a raíz de las rebeliones policiales (2013).

Cada uno de aquellos episodios motivó reacciones, rechazos, preocupaciones, angustias. Al cabo de breve tiempo, las cosas siguieron como si nada hubiese ocurrido.

Lo de Nisman es un caso gravísimo porque está vinculado de manera directa con el poder. De ahí la necesidad de seguirlo de cerca y evitar los clásicos cajoneos. Hoy se llama Nisman. Mañana…¿quién sabe?

El mate lavado
La otra carátula es la del gobernador en la playa de Mar del Plata, mateando entre palmeras yatay. Se dice que las hizo trasplantar de Colón. Habrá que mirar esto con atención porque el Palmar es un parque nacional, del que no se puede tocar una sola planta, menos aún para asuntos descartables como la promoción de una remota candidatura presidencial.

Hay otras maneras más adecuadas de hacer política. Buena política. Así se podría denominar -si se hubiese producido- la decisión de destinar a los hospitales los 10 millones de pesos que costó el montaje escénico de Mar del Plata, además de los viajes y viáticos de ministros y funcionarios para participar de esa promoción y el consiguiente jolgorio.

Ya hay antecedentes de gastos sin control en igual sentido. El año pasado Crónica TV facturó servicios publicitarios por 756.000 pesos que el gobierno pagó en tres cuotas (con financiación, menos mal). La publicidad en autos de carrera insumió un gasto de 590.000 pesos en 2014. Una fiesta de promoción en Palermo, realizada en octubre, costó a los entrerrianos 841.000 pesos. El conductor de tv Alejandro Fantino cobró el año pasado 150.000 pesos por presentar al gobernador tomando mate en cámara y charlando. Aún se ignora cuánto está costando la publicidad “Urribarri 2015” que aparece -lo vemos por tv- en varios estadios de fútbol de primera división.

Manteca al techo
El portal Entre Ríos Ahora, acaba de revelar que la partida de publicidad prevista para 2014 fue aumentada en 10 millones de pesos mediante decreto 4030, de noviembre pasado. El presupuesto había previsto 30 millones para el año último, pero ya en marzo le sumaron 4 millones, en octubre 15 millones y ahora 10 más. Si la aritmética es la de siempre, el Estado ha gastado 59 millones de pesos en publicidad durante 2014. (Cada lector está en libertad de calcular los equivalentes que prefiera en escuelas, libros, comedores escolares, gasas, algodones, insumos quirúrgicos, viviendas, lo que guste).

Un detalle interesante: también el año pasado el gobierno provincial subsidió a 50 bibliotecas populares a razón de 4.400 pesos anuales cada una, lo que equivale a 367 pesos mensuales.

Otro, si le parece: el martes pasado se confirmó que la Caja de Jubilaciones de Entre Ríos debió ser auxiliada con un préstamo del Nuevo Bersa por 100 millones de pesos, tramitado por el Ministerio de Economía, desde luego para pagarle a los jubilados.

Mientras tanto ha hecho mucho ruido la ley del acuerdo provincial con China para la construcción de los acueductos Estacas y Mandisoví. Según lo acostumbra este gobierno el tratado, a la ligera, muy precario -dicen los entendidos-, sin estudio de impacto ambiental, con algunos puntos dudosos, otros bastante oscuros, varios que no se dan a conocer por “razones estratégicas” y un par de violaciones constitucionales fue aprobado a toda velocidad, sin posibilidad de análisis y debate a fondo.

De costos, ni hablar. Si las obras se realizan Entre Ríos quedará endeudada en 430 millones de dólares. En su primer informe oficial sobre el tema, el 20 de agosto de 2010 en el hotel Santo Grande, cuando los chinos no entraban en ningún sueño, el gobernador calculó el costo del proyecto Mandisoví en 40 millones de dólares. Alguna cuenta está mal hecha.

No se cuestionan los acueductos, quede claro. Pero es un asunto a debatir. El avance imperialista chino ha llegado a Entre Ríos. Artigas al exilio. Otra vez.

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