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Los factores de riesgo que representan la propia edad y otras patologías asociadas ubican a los adultos mayores en un lugar de extrema vulnerabilidad ante el Covid-19. Tan protegidos como aislados, a 7 meses del inicio de la pandemia se vuelve necesario agudizar el ingenio y apostar a métodos de acercamiento que vayan más allá de lo virtual.

En esa búsqueda, una iniciativa del Hogar de Ancianos “La Inmaculada”, una ONG sin fines de lucro de San José, representa una novedosa estrategia para el reencuentro de los internos con sus seres queridos. “Gracias Municipalidad de San José por autorizarnos las visitas cuidadas, a Maxi Brotzman por la adaptación de las mamparas, al PAMI por estar pendiente de nuestro hogar día a día, pero sobre todo a la familia por el aguante”, dieron a conocer al presentarlas en sociedad.

A partir de allí, charlas que hacía tiempo no se daban frente a frente, manos que hacía meses no se podían estrechar y hasta abrazos que anteriormente eran imposibles de dar, que representaron un soplo de vida y emoción a ambos lados de la mampara, resignificando nada menos que la propia existencia y dando fuerzas para seguir adelante.
Manos a la obra
Muchas veces, una idea surge de una necesidad ¡y vaya si la pandemia generó una larga lista, a la hora de protegerse del virus!
“Cuando una de las chicas que trabajaba en la parte administrativa del hogar (La Inmaculada) había dado positivo de Covid, hace unos meses ya, decidimos donar tres mamparas originales de cristal para separar a los abuelos entre sí”, cuenta Maximiliano Brotzman (40), lonero sanjosesino (segunda generación) que no dudó en involucrarse.

Listas las mamparas, insertarle “abrazos” solo fue un paso más para él: “Esta segunda parte surgió desde el hogar y desde la lonera decidimos hacerlo, tomando todos los recaudos necesarios para no correr ningún tipo de peligro. Era una idea que circulaba en las redes sociales hacía bastante tiempo, incluso desde el inicio de la pandemia, implementado en países donde el virus comenzaba a sentirse con mayor fuerza”.

Para adaptar las mamparas con que contaba el hogar, “un amigo de Buenos Aires me pasó las medidas de un blindex parecido, con bridas de teflón y guantes, respecto al ancho de brazos y las alturas que resultaban más cómodas”, explica Maxi. “Le pusimos los ‘abrazos’ para estar parados a la primera mampara, pero cuando estábamos terminando nos dimos cuenta que varios abuelos están en silla de rueda y pusimos otros dos ‘abrazos’ más abajo: a la altura de la cintura y de los hombros”, continúa.

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Tanto el abuelo como el familiar que va de visita deben colocarse guantes descartables, que son los que se usan para tacto en veterinaria, de 90 centímetros, entonces queda cubierto todo el brazo de la persona. Cuando se va el visitante debe cumplir un protocolo de limpieza de la mampara y lo mismo hace del lado de adentro el personal del hogar”.

La lona utilizada es PVC Cristal (500 micrones), de allí el nombre “Abrazos de cristal” con el que su mentor bautizó a las mamparas: “Con las fotos me emocioné, porque es impresionante ver las caritas de los abuelos y de los propios familiares: un choque de sensaciones, porque se ve algo hermoso, pero en realidad es terrible lo que nos está pasando”.

“Pensé que si mi abuela viviera seguramente estaría en ese hogar que tanto amaraba y necesitaría algo como esto para poder visitarla y darle un abrazo, son cosas que salen del corazón”, menciona Maxi como otro factor que lo movilizó a involucrarse de lleno en esta misión.
Postales que emocionan
Tanto padres e hijos, como abuelos y nietos, sin olvidar los entrañables vínculos entre hermanos ni el de tíos y sobrinos, se volvieron protagonistas de los emocionantes reencuentros que se dieron en la primera semana de “Abrazos de cristal”, en el ámbito del Hogar de Ancianos “La Inmaculada” de San José.

En el debut, María junto a su hija Nené y Olga junto a su nieta Agostina. “Hoy es un gran día en nuestro hogar. Estamos felices y emocionados”, compartieron a través de las redes sociales.
Otros reencuentros, los de Hugo con su esposa Nora y su hija Naty y el de Martita que pudo recibir a su hijo Juan: “Terminando la tarde con una inmensa alegría de verlos disfrutar luego de tanto tiempo”.
“Todo lo que se pueda decir está de más… las imágenes hablan por sí solas”. Así, desde “La Inmaculada” mostraban en su Facebook los fuertes abrazos que fundían a Alejandro, un interno del hogar, con sus hijos Javier y Manuel.
Y otras dos visitas cerraron la primera semana: Ramiro pasó a saludar a su tía Lula, mientras que Lorena, Cristal y Clari hicieron lo propio con su tía Nora: “Estamos más que agradecidos por el acompañamiento en este proyecto y emocionados por tantos momentos lindos vividos”.
Entre el oficio y la solidaridad
“Hacer lo que te gusta e involucrarte hace que un sábado parezca lunes y que un lunes parezca sábado”, dice Maxi Brotzman, repartiendo el tiempo entre su accionar solidario ante la pandemia de Covid-19 y las múltiples actividades que lo ocupan: su empresa, la familia, un centro cultural del cual forma parte, el teatro y hasta una radio en San José.

Capsulas de traslado. “Cuando me enteré que el Departamento Colón había comprado cinco, conseguí las medidas, me levanté a las 5 de la mañana y empecé a armar una capsula, que para las 11.30 tenía terminada. A la primera la doné a los bomberos de San José y otra se me compró para Pueblo Liebig”.

Colchones adaptados. “Ahora estoy haciendo colchones para estar boca abajo, que estaban pidiendo desde el hospital de Colón, entonces acabo de entregar un prototipo para probarlo y ver si están bien las medidas para avanzar con el armado de diez unidades”.

Otros elementos de protección. “Al principio de la pandemia, doné mascarillas faciales al hospital de San José y delantales transparentes al de Colón. En el caso de las mascarillas, me felicitaron por la practicidad que tenían para el personal de salud que estaba trabajando, al ser livianas y tener un elástico más ancho”.

“A mí no me gusta andar con burocracia, sino darle para adelante con lo que sé hacer y después ver si puede servir o no”, concluye.
Fuente: El Entre Ríos

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