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El miércoles, 12 familias de Gualeguaychú recibieron las llaves de sus viviendas en el marco del programa “Hago Mi Casa” que lleva adelante la municipalidad. Todas las propietarias son mujeres que tienen a su cargo familias. El nuevo barrio se encuentra en calle Primero de Mayo, entre Jauretche y Palacios, frente al predio deportivo del Club Sud América.

Lo que era un terreno desparejo, con montañas de tierra, escombros, malezas y espinillos se transformó en un complejo habitacional que desde el miércoles cuenta con 12 casas más. Todas las unidades habitacionales fueron construidas por sus propietarias, que dedicaban 6 horas diarias a trabajar en lo que serían sus viviendas.

Hubo que remover escombros, sacar árboles, espinas, hacer frente a un clima adverso como precipitaciones, vientos, frío extremo en invierno y calor sofocante en verano. Nada le importó al grupo de mujeres. Trabajaron con la seguridad de que estaban levantando lo que hoy es su hogar. Para eso contaron con ayuda de personal especializado en construcciones del municipio y el asesoramiento de Cecilia y Hortensia que estuvieron en todas los detalles, además de una cooperativa de construcción que dio una mano importante.
Un sueño hecho realidad
Natalia, una de las que estrenó su nueva casa, dijo que el “esfuerzo valió la pena”. Antes vivía en un “rancho detrás del cementerio”. Cada vez que llovía se les mojaba todo, y se “nos hacía difícil vivir en esas condiciones”, contó. La mujer de 30 años y madre de 4 chicos, indicó que “todos los días me venía caminando, unos 4 kilómetros, desde el rancho hasta este lugar”, y “ahora que tengo mi casa de material con una calle asfaltada en la puerta es un sueño del cual no quiero despertar”.

Valentina, de 15 años, caminaba por Primero de Mayo con una mochila al hombro y dos bolsas. “Estoy haciendo la mudanza, ayudando a mi mamá para terminar de instalarnos en nuestra casa”. La menor ayudó a su madre en las tareas de construcción con solo 12 años, esfuerzo que todas las mujeres valoraron, destacando que fue “la personita que ayudó todo el tiempo en diferentes tareas, entre ellas de la de hacer la mezcla”.

Por su parte, Vanesa Silva señaló que pudo “hacer realidad el anhelo de toda persona que es el de contar con el techo propio”. Madre soltera y con una hija, Alexia, vivió un tiempo con sus padres y después alquiló. “Pagaba 4000 pesos entre el alquiler de la casa y el servicio de energía eléctrica en una vivienda consistente en cocina-comedor, baño y una pieza. Ahora tenemos una casa con una cocina comedor, dos piezas, baño instalado, lavadero y un terreno inmenso para proyectar a futuro, además de un frente importante”.

Paola Figueroa vive con tres de sus cuatro hijos, recordó el trabajo que demandó limpiar el terreno y luego “hacer el primer pozo y comenzar con las tareas inherentes a trabajos de albañilería”. Reconoció que “no tenía la más mínima idea de construcción”, pero que al igual que el resto de sus compañeras fueron aprendiendo y desarrollando distintas tareas.

Dijo que “terminar las viviendas nos llevó dos años y medio de trabajo duro que valió la pena”. Contó que la primera noche en su casa fue especial: “Lloré mucho recostada en mi cama. Miraba el techo mientras se me cruzaban imágenes de todo lo que pasamos. Era como que no podía creer que estaba en mi casa y que mis hijos tenían su pieza, su lugar en el mundo”. Paola agradeció a “Cecilia y Hortencia que en momentos difíciles me impulsaron a seguir adelante y continuar en el programa”.

Todas agradecieron la gestión del intendente Martín Piaggio y del equipo municipal para “poder hacer realidad el sueño de la casa propia, vivir y dormir bajo el techo que construimos con nuestras manos”.
Fuente: Diario El Día

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