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Ayer comenzó el juicio en el Juzgado Federal de Roca por lavado de dinero. En el banquillo de los acusados se sentaron allegados y familiares del fallecido dirigente del Sindicato de la Fruta, Rubén López.

El Valle de Río Negro y Entre Ríos tienen un vínculo especial, ya que año tras año son miles los zafreros entrerrianos que se desplazan hacia el sur para la cosecha de peras y manzanas. Es habitual que los trabajadores procuren la protección del sindicato sureño, cuya conducción está en la mira, en el histórico juicio que acaba de comenzar.

La Ponderosa, un lujoso salón de Cipolletti que durante varios años fue el centro de los eventos sociales más destacados del Alto Valle, los autos de alta gama, las cuentas bancarias y los terrenos adquiridos en Fernández Oro fueron sólo alguno de los puntos centrales que abordaron dos de los principales testigos que aportó la Fiscalía ayer, en el inicio del juicio por «lavado de activos» que se lleva adelante contra seis personas que integraron el círculo íntimo de Rubén López, el fallecido dirigente del Sindicato de la Fruta.

Entre los imputados se encuentran Juan Lescano -uno de los principales referentes del gremio y empresario de la fruta- además de su pareja Karina Neyroud; la exesposa de López, Silvia Weisser; Alejandro Lescano (hijo de Juan); Karol Daiana López (hija de Rubén López y de Weisser) y el contador Gustavo Buceta.

A todos ellos se les atribuye el delito de “lavado de activos, agravado por ser realizado por una asociación formada para la comisión continuada de hechos de esa naturaleza, previstos en los arts. 303 inc. 1 y 2 “a” del C.P”, que prevé una condena que va desde los tres a los 10 años de prisión.

El inicio de la primera audiencia fue tedioso. Es que, si bien no se leyó de manera completa la requisitoria de elevación a juicio, el juez Alejandro Silva solicitó la lectura de la parte resolutiva que incluía con detalles y numeración, las cuentas bancarias, los vehículos, las propiedades y los terrenos que habían sido atribuidos a los imputados. Eran tantos que el inicio del proceso se extendió durante varios minutos.

De los testigos convocados, los testimonios más importantes llegaron de la mano de Luis Vega y Julio Aliaga quienes fueron los impulsores de las primeras denuncias en el fuero de la Justicia Provincial que concluyó con un juicio por administración fraudulenta en el año 2021 aunque ninguno de los involucrados fue a prisión. En ese primer proceso fueron condenados Juan Lescano, Daniel Aliaga, Jaime Manquepi y Juan López, hermano de Rubén López quien ya había fallecido.

Luis Vega -exsecretario general del Sindicato de la Fruta en Cipolletti- fue el primero en brindar su testimonio en el auditorio del edificio ubicado en España y San Martín. Si bien en un principio dijo «no recordar» la denuncia que había realizado en la Fiscalía Federal en el año 2015, con el paso de los minutos fue sumando elementos sustanciales como pagos indebidos de reparaciones de vehículos que no eran del sindicato o canje de cheques. «En esos años se veían cosas irregulares desde afuera», dijo el exdirigente al referirse tanto a la obra social como al gremio.

Recordó que por ese entonces les llegaba la documentación y eran los propios afiliados los que advertían las irregularidades que se iban dando en la administración central. «Había mucho enojo entre los trabajadores por falta de cobertura de la obra social y los malos acuerdos salariales. Eso llevo al malestar y a la bronca», recordó.

Luego de que el fiscal Matías Zanona le «refrescara» algunos párrafos de la denuncia efectuada en su momento, Vega recordó cómo se fue levantando La Ponderosa, ese lujoso salón de eventos ubicado en cercanías de la Ruta 22, en Cipolletti.

Y aclaró que había «un desvío de dinero hacia otros lugares». «No correspondía», aseveró.

Recordó la figura de Weisser (exesposa de López). «Era la ‘presta-nombre‘. Si Rubén López quería comprar una propiedad la ponía a nombre de ella (…) Weisser figuraba como titular de los terrenos pero el dinero era de López», dijo, y agregó que se compraba vajillas y heladeras para el salón ubicado en cercanías del Puente 83.

Con estos testimonios, la Fiscalía intentó demostrar cómo los imputados fueron haciéndose de bienes (lavado de activos) a partir de la administración fraudulenta de las cuentas del Sindicato de la Fruta y de la Obra Social.

«Nosotros denunciamos malversación de fondos, pagos indebidos de horas extras a familiares de Rubén López. Varias cosas como arreglos de autos que no eran de la institución», recordó.

Luego llegó el testimonio de Julio Aliaga quien encabezó las primeras denuncias con Vega. Tras su renuncia como secretario general del sindicato, fue López quien asumió en el cargo.

El dirigente recordó en varias oportunidades el peso que tuvo en la causa la investigación del diario RIO NEGRO -Los Barones de la Fruta- que llamó la atención de los funcionarios de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) quienes finalmente radicaron la denuncia para que se investigue a través de la Justicia Federal el lavado de activos, maniobra que habría encabezado López, Lescano, familiares y allegados.

Al igual que Vega, Aliaga recordó los comienzos de la construcción de La Ponderosa. «Se compraron muchas cosas pagadas con plata del sindicato. Copas para champagne. Yo nunca tuve copas de champagne en mi vida», relató.

Y recordó que denunciaron 24 hechos en total entre los que se encontraban cuentas a nombre del tesorero del gremio donde iba a parar la plata que aportaban los trabajadores. También aseguró que por ese entonces «no había medicamentos para los afiliados pero sí para los amigos de los dirigentes».

También sostuvo que durante seis o siete años nunca el sindicato presentó los balances. Y llamó la atención de las autoridades del Ministerio de Trabajo quienes deberían haber controlado esas irregularidades. «El movimiento financiero era la radiografía. Era un gremio importante porque la administración se manejaba en Río Negro y Neuquén.

La Ponderosa fue otro de los temas en los que avanzó Aliaga en varias oportunidades; sumado a la compra de vehículos y de propiedades -al menos diez terrenos- en Fernández Oro.

Particularmente y al ser consultado sobre el rol de Lescano dijo que era el tesorero de la obra social. «Era el tesorero y tenía que bregar y darle destino al dinero de los afiliados. Tenía un depósito de fruta en Clorinda. Vendía fruta y la pasaban a Paraguay. Era dirigente gremial, para mí eso no es ético, vender fruta», ya que era «incompatible» porque se ponía en el rol de «patrón».
La investigación
Durante tres años el ahora exfiscal Alejandro Moldes (jubilado), analizó los movimientos de los activos de los involucrados, y llegó a la conclusión de que tanto López como Lescano, manejaron “de manera fraudulenta” los fondos no sólo del Sindicato de la Fruta sino también la Obra Social de los trabajadores.

Las maniobras consistían -según la Fiscalía- que desde esas entidades se habrían transferido cifras millonarias, para comprar vehículos y generar un movimiento inmobiliario que después regresaba en forma de donación a los allegados del sindicalista, a través de firmas fantasmas.

La investigación que llevó adelante Moldes incluyó los informes de la Procuraduría de Criminalidad Económica y lavado de Activos de la Procuración General de la Nación (Procelac).

Allí se determinó que, desde el año 2006, López y Lescano realizaron en forma “organizada” distintas operaciones al haber puesto en el mercado bienes a partir de distintos hechos ilícitos.

Los dirigentes manejaron de manera irregular los fondos de las dos instituciones con las cuales se lograron beneficios económicos millonarios. Para ello, se valieron de las firmas JLK S.R.L. Ohana S.A, y KAV Servicios S.R.L. y del salón de eventos La Ponderosa, para lavar esos fondos. También se hicieron de bienes muebles e inmuebles que luego fueron transferidos en forma de “donación” a los activos de los familiares de López y Lescano.

“Los imputados no solo han actuado sobre la base de una decisión común y de manera conjunta, sino que además conformaron una estructura criminal que operó con habitualidad y cuyo destino precisamente consistió en la comisión continuada de hechos ilícitos de lavado de dinero”, explicó el fiscal en un momento de la investigación.
¿Quiénes son los acusados?
Juan Lescano: 57 años. Fue empleado de la empresa Moño Azul y en 1992 comenzó con licencia gremial. Tiene siete hijos y actualmente cobra un sueldo del sindicato y de la obra social. Tiene antecedentes penales en una causa por encubrimiento (1 año y medio) y otra por administración fraudulenta (1 año). Dijo que alquila una vivienda y no tiene ninguna propiedad. La defensa está en manos del abogado Carlos Fernández.

Karina Neyroud: 43 años, soltera, ama de casa y desempeña tareas en la Obra Social del Sindicato de la Fruta desde 2012. Tiene dos hijos, uno de ellos con Juan Lescano quien es su actual pareja. Cobra un sueldo de 90 mil pesos y alquila una vivienda. (defensa Carlos Fernández)

Alejandro Lescano: Tiene 34 años, es hijo de Juan. Trabaja en la Obra social del Sindicato de la Fruta y percibe un haber de 84 mil pesos. Tiene tres hijos. (defensa Carlos Fernández)

Silvina Weisser: 57 años. Fue pareja de Rubén López. Trabaja por su cuenta liquidando sueldos. Tiene dos hijos y reside en Allen. Estuvo involucrada en el juicio por administración fraudulenta y accedió al beneficio de una suspensión de juicio a prueba. Su defensor particular es Carlos Vila.

Carol Daiana López: 31 años. Es hija de Weisser y López. Se recibió laboratorista pero no ejerce. Actualmente se encuentra sin trabajo y tiene un hijo de 10 años. (defensor Carlos Vila)

Gustavo Daniel Bucetta: 63 años, casado y con tres hijos. Es contador Público. La defensa está a cargo del abogado Martín Segovia.

El proceso que comenzó ayer en los tribunales de Roca está a cargo del juez Alejandro Silva y la fiscalía (parte acusadora) está representada por Rafael Vehils, Matías Zanona y Juan Manuel García Barresse.
Todo pasa y todo queda…
* «Pregúnteme donde más trabajé?: fue la respuesta que lanzó Luis Vega -exsecretario general del sindicato de la Fruta de Cipolletti al defensor Carlos Vila cuando lo consultó sobre los lugares donde había prestado servicios como trabajador. El letrado evitó la respuesta ya que no era de su interés. Pero en diálogo con RIO NEGRO el dirigente aclaró que tras las denuncias ya no pudo trabajar en ningún lado. «Nadie más me quiso tomar como empleado», comentó. Actualmente se desempeña en la mutual del gremio (no tiene ningún vínculo con el sindicato) y por la tarde hace changas de carpintería.

* «Me tomó la declaración un secretario de apellido Zanona, creo». Julio Aliaga no recordaba en detalle la denuncia presentada pero sí destacó el trabajo del fiscal Alejandro Moldes y en varias oportunidades citó la investigación de RIO NEGRO, Los Barones de la Fruta. En un momento comentó al juez que un secretario de apellido Zanona le había tomado la declaración sin advertir que era el mismo funcionario que desde hacía 45 minutos lo estaba interrogando. «Pasó el tiempo y me creció también la barba», dijo en tono jocoso el exsecretario del ahora jubilado fiscal Alejandro Moldes.

* Ni la nieve ni el corte de ruta: en algún momento se temió por el inicio del primer día del juicio por el retraso en la llegada de los abogados. Varios debían cruzar la complicada Ruta 22 que estaba con una protesta de camioneros y fleteros. A ello se sumaban las condiciones climáticas y la copiosa nevada que caía a esa hora de la mañana. Finalmente el proceso comenzó pasadas las 9:30.

* «Si era monostributista»: en un momento de su relato, Vega expuso las irregularidades que durante varios años tuvieron como protagonistas a los principales referentes del sindicato de la Fruta. Pero lo que más le llamó la atención fue la actividad que tenía Weisser, la expareja de López. Es que la mujer -a pesar de que figuraba como monotributista- había logrado adquirir unos diez lotes en Fernández Oro y era «dueña» de La Ponderosa.

* 18 meses de reserva: La Ponderosa logró posicionarse como uno de los salones de evento más importantes de la región. Allí se realizaban casamientos, bautismos y festejos de todo tipo. En un tramo de la investigación, cuando se intentaba establecer lo que se facturaba por su alquiler, se encomendó a un policía de la Federal que haga una consulta para reservar una fecha para un supuesto evento. Le dijeron que debía hacerlo con 18 meses de anticipación.

* «No pude ir a un cumpleaños a La Ponderosa»: Julio Aliaga se lamentó porque hace algunos años atrás lo habían invitado a un cumpleaños al salón de eventos. Pero los organizadores lo llamaron por teléfono y le pidieron disculpas porque desde la empresa le habían dicho que si Aliaga asistía al evento no le podían alquilar el salón. «Finalmente no pude ir», se lamentó el ahora jubilado dirigente de la fruta.
Los Barones de la Fruta
El trabajo periodístico que llevaron adelante los periodistas Italo Pisani y Diego Von Sprecher -en el año 2015- descubrió la trama del enriquecimiento ilícito de los principales referentes del sindicado de la Fruta que derivaron en deudas millonarias del gremio, e incluso la extorsión a empresarios frutícolas de la región y que derivaron en jugosos negocios particulares.

Esa serie de informes permitió descubrir cómo el fallecido titular del gremio y diputado provincial Rubén López y el titular de la Obra Social Juan Lescano no solo acumularon poder en el sindicato. También prosperaron en negocios particulares.

La investigación de RÍO NEGRO obtuvo el primer premio Periodismo de Investigación de Fopea en 2015.

A raíz de toda la información expuesta en esa denuncia y por “Río Negro”, la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) radicó la denuncia ante la Justicia Federal contra López, Lescano, familiares y allegados de ambos.
Fuente: Diario Río Negro - Luis Leiva

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