-El radicalismo está hoy muy comprometido, pasando por el peor momento de sus 128 años de lucha democrática. Hay un pequeño grupo de dirigentes que hicieron un acuerdo con el PRO y el ARI, que lo llamaron Cambiemos, que fue un negocio político. Después que lo hicieron lo blanquearon a través de la convención nacional, cuando se reunieron en 2015 en Gualeguaychú, con el cuento que era Macri o Cristina. Y se olvidaron de su propio partido, que era opción en aquel año, entregando toda la estructura con el partido atado de pies y manos.
Ahora surgen problemas porque Macri va perdiendo consensos. Si a Macri le va bien los laureles son para el PRO y si le va mal la culpa es de Cambiemos y ahí caemos nosotros, que no tenemos nada que ver con este gobierno. El propio Macri, el día que ganó a las 11 de la noche, dijo que iba a gobernar el PRO y no Cambiemos, y es tal cual.
El radicalismo no es llamado a tomar decisiones políticas ni a discutir políticas, porque ni siquiera hay un programa de gobierno.
-¿Por qué este grupo de radicales que se manifiesta en contra ahora no habló en 2015 y esperó a que transcurra más de la mitad de la gestión?
-Algunos lo dijimos. Ojo que este grupo de correligionarios se entusiasmó con la idea porque no querían más la corrupción K y Macri era una alternativa, pero hoy no quedan más de esos que le macanearon y le mintieron con esa falsa opción y se dan cuenta que el radicalismo puede ser alternativa.
Por otro lado, Yrigoyen nos enseñó que se pierden mil elecciones pero se salvan los principios. Alem funda la Unión Cívica Radical como la causa de los desposeídos, los pobres y de la clase media, contra el régimen falaz y descreído que era el gobierno de Juarez Celman, conservador, exactamente el pensamiento de Macri. Entonces ahora en el radicalismo estamos pegando la causa de los desposeídos con el régimen falaz y descreído.
Creo que es un error de esos dirigentes. Hay gente que votó porque estaba convencida que era la alternativa de Macri a Cristina y otros que lo votaron por disciplina partidaria, pero diría que la mayoría del radical común no está de acuerdo con este gobierno.
-¿Hay alguna política de Cambiemos que rescate?
-No, ninguna. Que me acuerde ahora, ninguna. Sí me acuerdo que se hizo una reforma previsional que perjudicó a los jubilados, sí que hay un proyecto de reforma laboral que perjudica a los trabajadores, sí que van a sacar el Ejército a la calle. Yo no comparto para nada todo esto y el radicalismo, con su doctrina y sus principios, está totalmente en otra cosa.
-¿Cómo continúan las acciones de este grupo de radicales disidente a Cambiemos, tras el congreso llevado adelante en Villa Elisa el fin de semana?
-Realmente no sabemos. Lo que queremos nosotros es rescatar los principios del radicalismo, recuperar sus banderas, sus doctrinas, sus 128 años de historia y su identidad, que la está perdiendo. Nosotros no pensamos en elecciones ni candidaturas, porque solo nos interesa el partido.
Ahora, 18 y 19 de agosto, haremos un encuentro nacional del NEA, con Misiones, Entre Ríos, Formosa, Chaco y Santa Fe en Corrientes, de una línea de pensamiento igual a la que se reunió en Villa Elisa el sábado pasado.
-¿Cree que el radicalismo está a tiempo de reinventarse y posicionarse por sí mismo con un candidato propio de cara a las próximas elecciones?
-Falta un año, es difícil. Pero Yrigoyen nos enseñó, repito, que se pierden mil elecciones y se salvan los principios, de manera que debemos estar preparados para eso porque es parte de la doctrina del radicalismo.
-¿A Benedetti lo sigue considerando parte del radicalismo? El fin de semana pasado se proclamó nuevamente candidato a la gobernación de Entre Ríos por Cambiemos.
-Yo creo que es más candidato del PRO que del radicalismo.
-¿Y a Monfort, un compueblano, cómo lo ve en el Congreso?
-Mucho más pegado al PRO, porque vota todos los proyectos que manda el Poder Ejecutivo, o sea lo que manda Macri. Está más cerca del PRO que del radicalismo ya.
