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Una localidad del ejido de Concordia se denomina “Osvaldo Magnasco”. El mismo nombre portan un prestigioso centro cultural de Gualeguaychú y varios institutos educativos de Entre Ríos. Emerge entonces la pregunta: ¿Quién fue Osvaldo Magnasco? ¿Qué relación tuvo con la provincia?

La necesidad de dar una respuesta dio paso a un libro que lleva por título “El Republicano. Vida y obra de Osvaldo Magnasco”, redactado por Elisa Fernández, Carmen Galissier de Lioni, Leticia Mascheroni, Norma Martínez de Marinetti y Delia Reynoso.

“Habíamos pensado en titularlo ‘Ética y talento al servicio de la República’, pero al editor le pareció mejor ‘El republicano’”, cuenta Norma de Martinetti, en diálogo con Despertá con Nosotros, por Oíd Mortales Radio y Radio 12.

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Norma de Martinetti, mostrando el libro sobre Magnasco Agrandar imagen
Norma de Martinetti, mostrando el libro sobre Magnasco
En una época tan compleja como la actual, puede parecer una evasión ahondar en el pasado. Sin embargo, conocer la historia permite aprender lecciones para afrontar los desafíos actuales y hallar “modelos” inspiradores. Por ejemplo, Osvaldo Magnasco.

Martinetti no duda en definirlo como un “político de raza”, un hombre cuya vida estuvo al servicio de la república. “Como decía Aristóteles, el hombre es un ser político y él lo fue especialmente”, enfatiza.
De Gualeguaychú a Salto y de ahí a Buenos Aires
Magnasco había nacido el 4 de Julio de 1864 en Gualeguaychú. Sus ancestros eran marinos mercantes italianos, venidos de Génova. Su abuelo se instala allá por 1850 en Gualeguaychú. Se llamaba Jan Batista Magnasco. Tenía una amistad con Caetano Costa, suegro de Urquiza, que también era italiano.

Jan Batista viene de Italia ya con varios hijos, entre los cuales estaba Benito, quien a su vez tendría 10 hijos, el segundo de los cuales fue Osvaldo Magnasco. “Y el propio Osvaldo después tendrá 17 hijos”, resalta Norma.

La vida de Osvaldo Magnasco en Gualeguaychú transcurrió hasta los 6 años. La provincia atravesaba convulsiones y enfrentamientos, por lo que su padre busca nuevos horizontes para educar a sus hijos.

Norma de Marinetti resalta que el vínculo de Magnasco con su ciudad natal jamás se quebró. “Quedan sus tíos en Gualeguaychú, adonde Osvaldo volverá permanentemente. Amaba el paisaje, amaba a los vecinos. Cuando inició su carrera política, benefició mucho a Gualeguaychú, adonde pidió ser enterrado. ‘Esa ciudad que me dio puerto de partida, no me negará puerto de llegada’, dirá”.

Su primera formación la recibe en la República Oriental del Uruguay. El padre manda a toda la familia a Salto y allí es la madre la primera que se aboca a la formación de los hijos. Después es enviado a Buenos Aires, donde pasa por varios colegios, todos de gran nivel, adonde adquirió una sólida formación clásica, el amor por el latín, el griego, los autores clásicos. A posteriori entra al Colegio Nacional Buenos Aires, previo examen. Más tarde ingresa a la Facultad de Abogacía y Ciencias Jurídicas.
El austero entrerriano que pidió prestado un frac para jurar como Ministro de Roca
“Ejerció la abogacía y, según uno de sus biógrafos, tenía uno de los dos estudios jurídicos más importantes de Buenos Aires, ubicado en inmediaciones de Santa Fe y Cerrito. Su vida -repasa Norma de Martinetti- transcurrió durante muchos años en esa zona, hasta que adquirió una chacra en la zona de Mandisoví, en el Gran Buenos Aires, que a él le encantaba. Allí, en esa quinta, estaba cultivando la tierra cuando Julio Argentino Roca le ofrece el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública. ‘¿Soy el último de la lista?’, preguntó al enviado de Roca, que se apuró a responderle: ‘No, de ninguna manera’”.

Norma resalta que Magnasco era un hombre muy “austero”. “Tendrá que pedir un frac prestado para asumir”. Y eso que su incursión en la política había arrancado siendo muy joven, cuando, a los 26 años, es elegido diputado nacional por Entre Ríos, por el Partido Autonomista Nacional.
Un “estadista”, que podría haber sido Presidente
“Una faceta especialmente relevante era su jerarquía de orador. Era temible como orador, convincente, preciso al hablar. Conocía el latín y el griego. Al italiano lo dominaba”, recuerda una de las autoras del libro dedicado a la biografía de Magnasco.

“No tenía ambiciones políticas, pero sí condiciones políticas. Era un estadista”, como lo definió el periodista y catedrático Marcelo Lorenzo, al presentar el libro en Gualeguaychú. Es más, Lorenzo no duda de que, por sus condiciones, “podría haber sido presidente”.

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La estación de trenes cerca de Concordia Agrandar imagen
La estación de trenes cerca de Concordia
Una de las más recordadas actuaciones de Osvaldo Magnasco en el Congreso tuvo que ver con los ferrocarriles ingleses. Le habían encargado estudiar el tema y, en base a lo investigado, expuso en el recinto, denunciando que la explotación británica se estaba llevando adelante en desmedro de las provincias. Aquella exposición fue muy aplaudida, y al día siguiente, un diario titularía: “Un entrerriano se salió del libreto”.

Magnasco soportó fuertes críticas de los dos grandes diarios de aquella época, La Nación y La Prensa. Su enemistad con Bartolomé Mitre se originó en una situación ligada al orgullo personal. Ambos traducían del italiano y del latín y, al parecer, Magnasco criticó la traducción que Mitre había hecho de La Divina Comedia. Fue una crítica privada, pero Mitre se enteró y no se lo perdonó, a pesar de que era íntimo amigo de la familia. Es más, Mitre había sido el padrino de la tesis de Magnasco cuando se recibió de abogado.
La polémica con Cesare Lombroso
Esa tesis llevaba por título “Sobre el Derecho Penal Actual”, donde Magnasco polemizó con Cesare Lombroso, que pretendía determinar físicamente la conformación psíquica de las personas inclinadas -decía- “naturalmente” a cometer delitos. Lombroso se enteró de las críticas de Magnasco y le escribió una carta, en la que le daba la razón al entrerriano en varios de sus planteos.

“Todo lo que hacía Osvaldo Magnasco tenía nivel, fundamentado, porque fue un hombre de pensamiento serio, que hablaba con argumentos y con un coraje extraordinario”, concluye Norma de Martinetti.

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La fachada del Instituto Magnasco, en Gualeguaychú Agrandar imagen
La fachada del Instituto Magnasco, en Gualeguaychú
La propuesta educativa centrada en el desarrollo industrial y el federalismo
En el año 1900, el Congreso Nacional debatió el proyecto del entonces ministro Osvaldo Magnasco enviado por Roca para la reforma de la enseñanza media. El proyecto constaba de 10 artículos y su enfoque era orientado a federalizar la educación, responsabilizando a las provincias por el nivel medio educativo, sobre la base de resaltar la preparación para el trabajo técnico, práctico, agrícola e industrial.

La postura contraria a Magnasco fue defendida por otro entrerriano, el mitrista Enrique Carbó, quien finalmente saldrá vencedor, logrando el rechazo de la iniciativa.

No obstante, nadie podrá negarle a Magnasco el haber sido impulsor de una reforma en la educación que procuraba sentar las bases del desarrollo del país. “No sólo nos legó sus piezas retóricas parlamentarias, sus ideas progresistas liberales y la cultura que lo rodeó por su inusual capacidad intelectual. Nos dejó obras como la creación de escuelas comerciales, la Escuela Industrial que dirigió, nada menos, que el ingeniero Otto Krause, y un Instituto de Agronomía y Veterinaria”, resumió el Licenciado Javier Adrián Cubillas, de la UCA, en un artículo de la Revista Criterio, titulado “Osvaldo Magnasco, un ministro que pensó un país industrial”.
Fuente: El Entre Ríos

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