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Seis temporadas en la primera y más exitosa época de La Unión de Colón en el Torneo Nacional de Ascenso -ahora Liga Argentina- le bastaron a Mario Romay para transformarse en uno de los máximos ídolos de la historia del club céntrico, cuarto goleador y máximo triplero de la historia de la segunda división.

El formoseño de 57 años vistió la musculosa “Roja” con el número 10 entre 1998 y 2004, siendo clave en la mejor etapa de la entidad en el TNA, alcanzando una semifinal y dos cuartos de final, donde La Unión, en todos esos casos, fue eliminado por rivales que luego fueron campeones y ascendieron a la Liga Nacional.

“Recuerdo principalmente los clásicos con Central Entrerriano, en los que nos ganábamos mutuamente de locales y a cancha llena. Logramos eliminarlos en dos ocasiones y en otra les tocó pasar a ellos y luego ascendieron”, recordó Romay de su paso por Colón, en diálogo con Radio 12 FM 89.1, la emisora de El Entre Ríos en la ciudad.

A fines de los ’90, el formoseño formó una temible dupla con el por entonces juvenil Paolo Quinteros. Fue en el equipo dirigido por José Podskoc que perdió las semifinales con Belgrano de Tucumán. “En la práctica nadie quería defenderlo porque corría y nos metía pelotazos desde todos lados. Ese año terminó de explotar luego de entrar al quinteto titular por una lesión de Germán Calvo, y de ahí hasta hoy paró más. Es un monstruo, hizo una carrera bárbara y todavía sigue vigente”, expresó rememorando los inicios del colonense de la Generación Dorada.

El TNA se creó en la temporada 1992/1993 y La Unión se sumó un año después, tras ser invitado por una gran campaña en la Liga B. Desde allí compitió ininterrumpidamente hasta la 2003/2004, cuando su dirigencia, en disconformidad con el órgano rector de la competencia, decidió vender la plaza.

Allí nació La Unión de Formosa, quien adquirió la plaza y en el primer año del TNA fue campeón y subió a la Liga Nacional con Romay como jugador. Aunque la estadía en la elite duró apenas una temporada y le tocó descender, para luego permanecer otros tres años en el TNA, hasta que Gabriel Picatto, otro que dejó su sello en Colón, dirigió al equipo hacia el título, otro ascenso y comenzó un período lleno de éxitos que incluyó participaciones internacionales y la construcción de un nuevo estadio.

Sobre este proceso, Romay expresó: “El hecho de haber traído la franquicia a Formosa me dio un gran impulso. Mi vida cambió bastante, actualmente soy el presidente de la Federación de Básquet y hace ocho años el subsecretario de Deportes de la provincia”. Y añadió: “Me tocó ascender y descender como jugador y dirigente, pero en su momento decidí correrme porque no podía estar en los dos lados del mostrador. Un par de años después armamos un lindo proyecto con Gabriel Picatto y pudimos devolver al club a la Liga Nacional, festejándolo junto a mi gente en un estadio con 5 mil personas”.

Haciendo un repaso por su carrera, el mejor tirador de triples del TNA describió: “Mis mejores momentos fueron en La Unión de Colón, en Regatas Corrientes cuando ascendimos a la Liga y el final en mi ciudad de Formosa. Considero que Quilmes, donde me inicié, y La Unión fueron mis segundas casas, principalmente porque me tocó tener muy buenos dirigentes”.

Para el final, hizo una evaluación de cómo observa el básquet entrerriano en la actualidad: “La provincia tiene una gran cantera de jugadores, muy buenos clubes en todas las ciudades y personal idóneo en todas las áreas. Pero a mi criterio le falta un mayor apoyo por parte del estado para jugar en el primer nivel”, y subrayó: “No dudo que los dirigentes hagan gestiones, pero a veces no dan resultado. Hoy Estudiantes está en la Liga Nacional, pero quizás no con un plantel con el que pueda pelear arriba”.
Fuente: El Entre Ríos vía Radio 12 de Colón

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