Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Néstor Roncaglia analizó la problemática de la comercialización de drogas en la provincia, a la que consideró como lugar estratégico para la actividad.

El exjefe de la Policía Federal durante la gestión de Patricia Bullrich frente al Ministerio de Seguridad de la Nación consideró importantes al respecto la falta de investigaciones que desbaraten grandes organizaciones, así como la naturalización del narcomenudeo en los barrios tomados por los narcos.

A continuación, la entrevista que brindó para el programa Cuestión de Fondo:

-¿Cómo estamos hoy a esta altura del gobierno de Alberto Fernández en el tema narcotráfico? ¿En qué vio que se avanzó y en qué se retrocedió?

-Durante cuatro años fui jefe de la Policía Federal, y en los cuatro años y medio anteriores fui jefe de Drogas Peligrosas. De hecho, trabajé con Berni, ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Trabajé mucho siendo jefe de Drogas con la gestión de este gobierno. Con la ministra Bullrich en los cuatro años se trabajó muchísimo, muchos procedimientos, secuestros, atacando al narcotráfico desde las dos aristas: desde el macrotráfico hasta el último eslabón, el narcomenudeo o el microtráfico, cuando se produce la monetización de las drogas, porque hasta ahí es inversión de grandes narcos, la plata empieza a volver cuando llega a los consumidores. Se ha trabajado mucho y se han dado buenos resultados. Obviamente cuando te retirás de la función perdés el contacto con la institución, sé que se está trabajando, pero yo soy muy exigente, siempre íbamos por más.

-Pero más allá de eso ¿qué cosas advierte hoy como más preocupantes?

-Lo más preocupante es que no veo grandes organizaciones desarticuladas, identificadas y detenidas. Porque entiendo que no es solamente secuestrar grandes cargamentos, sino identificar y detener a todos los actores, porque si no estas estructuras que son perversas empresas criminales económicas siguen vigentes. Si les secuestrás un cargamento no pasa nada, no es pérdida de mucha plata, es mucha plata cuando llega a destino, pero en los centros de producción el valor es ínfimo. Lo que no veo o al menos no se publicita, que se hayan detenido a grandes organizaciones o grandes actores. Y el narcotráfico es un flagelo global, tiene ramificaciones globales. Por ejemplo, el último gran trabajo que hicimos fue “bobinas blancas”, en Bahía Blanca y en Mendoza, la organización mexicana operando en Buenos Aires, no en Capital Federal, sino a 600 kilómetros al sur del gran centro urbano. Y esa fue una organización internacional, con actores argentinos, mexicanos, colombianos, traficando drogas, y un método impresionante, una obra de arte. Esas son grandes organizaciones. Está bien, me pueden decir “ese cargamento salía, iba a Valencia y a Canadá”. ¿Pero Argentina cómo quedaba frente al mundo o a la Unión Europea, por ejemplo? El país exportador de drogas.

-¿Y cuánto se cortó todo eso con la pandemia?

-En la pandemia, hay un detalle: no hubo muchos síntomas de abstinencia. ¿qué puede significar? Que la provisión de drogas continuó, porque en los hospitales no aparecieron muchos síntomas de gente con síndrome de abstinencia por la falta de provisión de drogas, que se suponía que con la parálisis de la pandemia iba a ocurrir, y de hecho, al menos que yo sepa, no ha habido esa crisis por falta de drogas. Evidentemente han existido aceitados mecanismos de distribución de drogas. Lo que yo veo con cierta alarma es un delito que muchos lo toman como una cuestión menor que es el narcomenudeo, para mí eso es preocupante, cuando las drogas llegan a estos enfermos adictos para comprar su dosis, eso es lo que se ve y lo que es el drama de estos tiempos. Es el gran drama del narcotráfico, cuando esa ocupación de los barrios por los narcos, esa sustitución del Estado, donde ellos privatizan esos servicios que debe brindar el Estado, es privatizado perversamente por los narcos, para captar voluntades, para que los soldaditos se transformen en una mano de obra. Eso es lo que me preocupa porque es lo que genera la esclavitud química o prisiones químicas de nuestros jóvenes, y los que salen perjudicados no son los grandes, son los jóvenes donde los ves en las esquinas, sobre todo en los barrios deprimidos, los más pobres. Nosotros, por ejemplo, en Capital Federal trabajamos mucho con un juez federal, Sergio Torres, que hoy es miembro de la Corte Suprema de la provincia de Buenos Aires, y él atraía todas las grandes causas de narcotráfico en los grandes centros de abastecimiento de la Capital Federal que es la 1-11-14, la Villa Zavaleta, la Villa 31, Villa Mitre, que son los centros ideales para la distribución. Entonces él atraía y cada 15 días estábamos haciendo allanamientos y secuestrando grandes cantidades, tanto en la gestión de Berni como en la última gestión de los últimos cuatro años. Hoy no estoy viendo esos procedimientos.

-Uno ve que Rosario sigue siendo el foco de atención, como que lo peor del narcotráfico está en Rosario. Uno se pregunta ¿qué diferencia hay con los lugares de Buenos Aires?

-Ninguno. Por ejemplo, en el Partido de San Martín, lo he visto personalmente, hemos trabajado mucho en Rosario, Santa Fe, la ola de los búnkeres que aparecieron en Rosario, también lo hemos visto en San Martín, en La Matanza, igualitos, los soldaditos con armas, en la Villa 9 de Julio, en distintas villas del Partido de San Martín, y los búnkeres eran iguales, casillas abandonadas donde a los pibes menores los encerraban y a través de la ventanita se hacía el pasamanos de las drogas. Me llama la atención la inacción en ese sentido, hay procedimientos, se trabaja, pero quizás a lo mejor nosotros eran más habituales los procedimientos y la gente se acostumbraba a vernos en acción. Quizás ahora se hace y no lo muestran, pero hay que mostrarlo porque la sociedad me paga y yo estoy mostrando que trabajo para la sociedad. Ahora, si yo hago algo y no lo muestro, a lo mejor la sociedad piensa que no estoy haciendo nada. Entonces, sé que se está trabajando, pero creo que no en la intensidad que se hacía antes o en la que me gusta a mí.

-¿Cuánto le preocupa la realidad de la provincia de Entre Ríos? Porque está pegado a Buenos Aires, a Rosario ¿cuánto ha crecido a su entender el narcotráfico en Entre Ríos en los últimos tiempos?

-Ahora se escucha el efecto cucaracha en el narcotráfico, cuando operás en un territorio, saturás de fuerzas federales o provinciales, las organizaciones se trasladan a otro lugar. Cuando fumigás en un sector de la cocina tienden a sobrevivir y se van a escapar de ese ataque. En el tema de drogas pasa exactamente lo mismo y en el mundo se conoce como efecto cucaracha. Acá, por ejemplo, si presionás en Rosario, se van a trasladar a Santa Fe. Presionás en Santa Fe, se van a trasladar a Paraná. Es una zona que conocen, una zona de operación, de inversión. Yo siempre dije que Entre Ríos es una zona estratégica, tenés río, la gran vía de los 3.000 kilómetros del Paraná, que cinco o seis países, tenés la bajada de Bolivia, la bajada de Paraguay, es lo ideal para el narcotráfico, tenés el río Uruguay y el límite con Uruguay, que es una salida de drogas. Hará dos o tres meses la Aduana de Gualeguaychú detectan casi 270 kilos de cocaína, que ni siquiera estaban escondidos, burdamente tirados. Entonces ¿qué tengo que pensar cuando pasa eso? ¿Qué está aceitada la salida? ¿Y ese día no tenía que estar el que controló? Porque siempre hay un enmascaramiento de las drogas, no es que vas así burdamente. Cuando lo llevan tipo paquete saben que tienen una cobertura, una credencial o que van a pasar por un lugar.

-A su entender ¿se está trabajando bien? Porque uno ve que el mayor crecimiento de la droga y el narcotráfico va por vía fluvial.

-Los grandes cargamentos, es obvio, van en contenedores, lo que se conoce como el gancho ciego, muchas veces son una exportación legal, donde en algún momento un empleado infiel de una Aduana o del control aduanero, cortan ese precinto, colocan los bolsones sin saber el exportador legal que utilizan ese contenedor y le colocan tres bolsos, que son 150 kilos de cocaína, que acá es plata, hoy está entre 5 y 7 mil dólares el kilo, pero en Europa está 40 mil euros. Entonces eso ocurre y va por contenedores. El tema de aviación, lo que era un clásico, hace un par de años que no veo un procedimiento fuerte, más allá de lo que se hizo con esta exportación de unos rusos que iban a llevar a Rusia, pero antes eran comunes las mulas. No sé si el control hace que no pasen o ante la falta de controles no pasan. Porque las mulas es un clásico eterno de drogas hacia Europa, y no llevan grandes cargamentos. Pero los grandes cargamentos van por rutas, pero el transporte fluvial es superior, si no hay una sospecha, para que un juez ordene la apertura o el control de un barco, es complejo, pero ha pasado. En la gestión anterior, hubo un control de prefectura, una denuncia y secuestraron 12 toneladas de marihuana saliendo por el Río de la Plata y pasó por todo el Paraná.

-Usted como director de Drogas Peligrosas en el último gobierno de Cristina Fernández, participa de ese episodio donde es detenido uno de los choferes de los autos oficiales de la gobernación, en la segunda gobernación de Urribarri ¿tuvo muchas presiones por ese operativo?

-Fue Marcelo Acosta, lo tengo muy presente porque fui al lugar, estaba muy atento a ese procedimiento, fue en San Lorenzo, pero tenemos dudas porque hizo una escala en Paraná, otra en Santa Fe e iba a Rosario, con vínculos con parte de Los Monos, con 20 kilos de cocaína. Lo estábamos esperando porque venía de una historia larga, había un misionero, un francés. Esos trabajos hoy no los veo. Era en el gobierno de Cristina Fernández, donde Berni era secretario de Seguridad, había una ministra, pero Berni era el jefe operativo. No tuve ninguna presión, simplemente yo estaba en Drogas y respondía al jefe de Policía y a Berni como secretario de Seguridad. Entonces no recibí presiones, al contrario. Es justo aclararlo. A mí nadie me presionó.

-Cuando se informó de dónde era Acosta se decía que era de Rosario, no de Paraná.

-Claro, pero pasa que él mentía, después empezamos a ver la documentación, se encontró. Si mal no recuerdo él dice deliberadamente que era chofer de Urribarri, con doble intención, pensando que sutilmente eso lo podía salvar ¿Yo qué voy a hacer? ¿Voy a llamar para avisar? Es loquísimo si él pensó eso, por más que me llame Berni o quien me llame, yo ya estoy cumpliendo el rol de auxiliar de la Justicia. Hoy, es largo de hablar, pero faltan jueces comprometidos como el juez federal de Posadas. El director de la investigación, en nuestro sistema que no esa acusatorio, es el juez. Si bien Acosta tira eso, ya estaba preso, estaba esposado y se había encontrado la droga. O sea, no tenía mucha salida. Si él pensó que podía ser motivo de negociación, a lo mejor, ojo, estoy hablando de lo que estaba haciendo, a lo mejor con otra policía u otras personas, lo manejaban, pero en mí forma de ser no hubiera accedido nunca a dejar de hacer algo que tenía que hacer. Yo le informo a Berni y al jefe de Policía y los dos me dijeron “dale para adelante”. Si después hablaron entre ellos, no lo sé. No me pusieron ni un “pero” y la causa siguió su derrotero normalmente.

-¿Cuánto de difícil fue la causa Narcomunicipio de Paraná para ustedes que estaban investigando un pacto de Sergio Varisco con uno de los principales jefes del narcotráfico de Entre Ríos, que se había enquistado en el Municipio?

-Cuando en una investigación aparece un funcionario, no importa el color político, en este caso era un intendente, concejales, secretarios, entonces es complejo. Y estás trabajando y debés ser fiel al juez que te da las medidas. Hay que separar que dependés del Poder Ejecutivo, sos un auxiliar de la Justicia. En otros lados del mundo no pasa así, por ejemplo, la DEA depende del Departamento de Justicia, no del Ejecutivo, igual que el FBI, pero acá está dado así, es un país federal y se respeta. Pero nosotros cuando trabajamos con un juez le damos la garantía. Estoy hablando por mí y por la institución cómo se trabajando en ese momento. Es un tema complejo, tenía que trabajar con todos los sentidos, no te podés equivocar porque puede ser un búmerang en el derrotero de la causa. Si te equivocás, les estás dando motivos para que ataquen con nulidades y el que termina en el medio o perdiendo credibilidad es uno, entonces cuando tenés, un personaje que cumple una función, un funcionario judicial, o político, o un policía, agudizás más los sentidos, y trabajás sin cometer errores. El tema de Varisco es un tema que la causa se inicia en 2015, un procedimiento que hace la Policía de la provincia de cierta cantidad de drogas, y Varisco no era intendente. Lo aclaro porque parecería ser que fue al revés, que empezaron investigar a Varisco y llegamos a los Celis y a Cebolla Leguizamón, pero fue al revés: ellos nos llevaron a la intendencia. Quizás se deslizó, con el dolor de los familiares del exintendente, pero acá no hubo ninguna intencionalidad política. Primero, la investigación la hace un equipo muy bueno dirigido por el comisario Víctor Chanenko en ese momento, de la Delegación Paraná, que eran excelentes funcionarios. Cuando asumo la jefatura de la Policía, por primera vez había un jefe del interior, siempre los jefes de la Federal fueron de Capital o del Gran Buenos Aires. Por primera vez había uno del interior y era entrerriano, nacido en Chajarí. Pero bueno, cuando sos de una provincia, siempre tuve un cariño especial por Entre Ríos, es obvio, donde me crié, y le empecé a prestar atención, y cuando aparece lo de Paraná, venían trabajando la causa con ese cargamento. Cuando el juez ordena, llega una información de quién sería el sospechoso de ese traslado y yo no sé si ahí se comenta que había un vínculo con los camiones de la Municipalidad, pero nunca nombraban al intendente Varisco. Lo que sí, después se intervinieron como 80 teléfonos, no es que es la imaginación o la fantasía del policía. Está todo grabado, lo que se hablaba desde la cárcel.

-¿Y qué fue lo más complejo de esa investigación?

-Se inicia en 2015, hay uno o dos años de investigación, investigando gente, en Colonia Avellaneda dos meses esperando una bajada de una bajada de una avioneta, no venía, llovía, hasta que un día aterriza con casi 317 kilos de marihuana. Y fue Cebolla Leguizamón con los hermanos Celis, una organización conocida. Se hacen múltiples allanamientos, secuestros de camionetas, la avioneta, y analizando los teléfonos aparecen los contactos con los camiones de basura de la Municipalidad, se vuelven a intervenir teléfonos y aparece que entre Celis y en exintedente Varisco, a través de Bordeira y Hernández, tendrían vínculos con esta organización y que había habido un dinero para las elecciones y que por alguna razón hubo un conflicto, y ese dinero se estaría devolviendo para la organización. La encargada era Lemos, la exmujer del Tavi Celis, que estaba preso. Como se sigue investigando, se detecta que esta mujer recibe cocaína desde Buenos Aires. Se hace un allanamiento, escucha directa, llega un ciudadano peruano al domicilio de esta mujer Lemos, se sospecha que está la droga. Yo no participé, tenía mi despacho en Buenos Aires, pero yo vengo de la parte operativa de la Policía, entonces cuando hay algo que puede ser interesante, con un buen resultado, yo estoy encima, y más siendo un tema complejo. Entonces un Municipio dando vueltas y un juez federal pidiendo colaboración. La Policía Federal pone todas las herramientas para que él logre esclarecer los hechos. En el allanamiento a esta mujer se le secuestran más de tres kilos de cocaína y varias anotaciones, en cuadernos. Lo más complejo, que me lo informan, le sacan una foto y me la muestran, me dicen “esto es grave”. Estaba el nombre de Varisco, Hernández, Bordeira, no se si había otra persona más y hablaban de números, de montos de dinero. Y tenía una duda de cómo analizar eso, pero lo concreto es que estaba eso. Lo que sí, en un momento alguien deslizó que a eso lo puso la Policía. Yo dije “bajo ningún punto de vista” y después se confirmó, porque la letra era de Lemos, ella llevaba esa contabilidad. En ese momento empiezan todos a preparar la defensa para echarle la culpa a la Policía, que se trabajó mal, la jerga que se empapeló para ensuciar al intendente, pero nada que ver. Que Bullrich estaba encima, es una patraña, de verdad.

-¿Y qué fue más difícil, lo que sucedió en Paraná o lo que pasó en Corrientes en esa comuna correntina?

-Cuando aparecen funcionarios, intendentes, policías… en Itatí hay policías nuestros presos que fueron condenados a no sé si ocho o nueve años de prisión, y están perfectamente condenados. Esa investigación la llevó a cabo Gendarmería y nosotros participamos con Asuntos Internos cuando aparece gente de la Delegación Corrientes, nuestra. Cuando aparece eso la causa era del juez Torres, que trabajaba y se comprometía con las investigaciones, y fue complejo por los personajes y por las características, pero hace poco fue el juicio oral y la mayoría fueron condenados. En nuestra Delegación, en el despacho del jefe se le encontraron 19 kilos de marihuana. Yo me quería matar. Es insólito. Pero no lo vamos a tapar, y a ese allanamiento lo hicimos nosotros y lo mandé al jefe de Asuntos Internos. Eso lo clarificamos nosotros.
Fuente: Cuestión de Fondo - Análisis

Enviá tu comentario