Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Doctor Patricio Acosta
Doctor Patricio Acosta
Doctor Patricio Acosta
El Dr. Patricio Acosta –especialista en virus respiratorios, reconocido a nivel internacional- es palabra autorizada para hablar sobre el coronavirus. Entrevistado por El Entre Ríos, respondió dudas, explicó algunos conceptos e hizo un análisis del desarrollo de la pandemia en nuestro país.

-¿Los argentinos estamos exagerando o minimizando la potencialidad de este virus?

-En mi opinión se han tomado las medidas correctas en tiempo y forma. Estamos hablando de un virus que lo conocemos hace poco más de cien días, es decir antes de diciembre no existían en los libros más especializados. Al tratarse de un contexto dinámico, vamos conociendo sobre la marcha sus características, los síntomas que produce, tiempo de incubación, cómo se transmite.

La medida de aislamiento social obligatorio nos permitió organizar el sistema. Hay que tener en cuenta que si en una institución tenemos unas 10 camas de terapia disponibles, normalmente están ocupadas entre 8 y 9, o sea que nos quedan una o dos; por eso se postergaron cirugías programadas, por ejemplo, para en caso necesario atender esta demanda extra y que no suceda como en Italia o España, donde colapsó el sistema de salud, con las consecuencias que ya conocemos.

-Dentro de lo que se conoce hasta el momento, ¿cómo es la capacidad de contagio y las consecuencias del COVID-19, si lo comparamos con la gripe?

-Todos los virus tienen una capacidad de infección determinada, de acuerdo a la biología viral y el tipo de receptor que utiliza para ingresar en la célula. Este es un virus con vía de entrada respiratoria como el de la gripe o el sarampión. Utilizamos como parámetro el número reproductivo básico, más conocido como R0, que es cuántas personas contagia alguien infectado. Por los datos que tenemos hasta el momento, el R0 para este virus estaría entre 2,5 y 3; es decir que por cada persona infectada contagiaría aproximadamente a 3 personas. Si lo comparamos con la gripe, esto va a depender de la cepa y varía entre 2 y 3 el R0. Por ejemplo en el H1N1 2009, el R0 fue de alrededor de 2,5; es decir que cada infectado contagiaba a 2,5 personas. Si lo comparamos con el sarampión, el R0 es de aproximadamente 16; alguien infectado con este virus contagia a muchas personas más.

Lo que hay que tener en cuenta en el caso del coronavirus, es que no tenemos vacuna ni inmunidad en la población por ser un virus reciente. Además, una de las características malas de este virus es el tiempo de incubación, que puede ser hasta 14 días, mientras que en la gripe los síntomas aparecen entre las 24 y 48 horas luego de haber estado expuestos. Esto implica que como nos sentimos bien, seguimos con nuestras actividades habituales y mientras tanto infectando gente.
En cuanto a las consecuencias, si tomamos un grupo de 100 personas, unas 30 no desarrollarán síntomas; es lo que denominamos asintomáticos, personas que probablemente ni se enteren de que estuvieron enfermas. Otras 50 tendrán síntomas leves (resfrío o estado gripal) y no requerirán ser hospitalizadas. Unas 14 necesitarán internación por la severidad del caso y de ellas 6 (o sea el 6% aproximadamente) van a necesitar cuidados intensivos o van a morir por el virus.
Los datos preliminares indican que la tasa de mortalidad es un poco mayor que la de la gripe.

-Además de la fiebre y las dificultades respiratorias, se han mencionado entre los posibles síntomas de coronavirus la conjuntivitis y erupción cutánea en los pacientes más jóvenes ¿Esto es así?

-Los síntomas son principalmente respiratorios. Las erupciones, conjuntivitis o diarrea pueden aparecer, pero no es la presentación clásica de la enfermedad. Esto ocurre porque todos los virus tienen lo que en virología denominamos tropismo; es decir tienen un tejido preferido al que infectan. En este caso son las células del aparato respiratorio, pero eventualmente puede infectar otros tipos celulares como los del aparato digestivo y así, por ejemplo, producir diarrea.

La definición de caso sospechoso, que ha ido cambiando a lo largo de los días, es cualquier persona con fiebre mayor a 37.5°, y uno o más de los siguientes síntomas: tos, dolor de garganta, dificultad para respirar, falta de olfato o gusto (anosmia y/o disgeusia) sin otra enfermedad que explique el cuadro. En el caso de la pérdida del olfato y el gusto, si bien no es un síntoma frecuente en la infección por este virus, se ha visto que todos los que lo presentaban eran positivo para coronavirus, por eso se los incluyó dentro de la definición de caso sospechoso.

-¿La cantidad de testeos diarios que se realizan en nuestro país es válida para tener un panorama de cómo se está desarrollando la pandemia?

-El número de testeos es el correcto y acorde con la fase de transmisión en la que estamos. De todos modos, la pregunta no debería ser cuánto testeamos sino para qué lo hacemos. Estamos hablando de un virus para el cual no hay profilaxis ni tratamiento específico. Hacer más test no implica el control del virus ni de la epidemia, ni que la tasa de mortalidad sea menor. La estrategia es realizarlo en pacientes con alta probabilidad de estar enfermos para detectar a los positivos. O sea, tenemos dos estrategias: una es disparar al aire, al azar y en algún momento le voy a pegar a algo, es decir le hacemos la prueba a todo el mundo; la otra es miro bien, apunto y disparo, que sería la estrategia que ha tomado el Estado Nacional. En Italia o EE.UU. el número de test realizados ha sido muchísimo mayor (más de un millón en Italia y más de tres millones de EE.UU.) pero el esfuerzo ha sido principalmente dirigido a detectar los positivos sin ir más allá. Lo importante es que la mortalidad en Argentina es muchísimo menor que en Italia, Francia e incluso EE.UU.

-¿Hasta cuándo debería extenderse el aislamiento preventivo y bajo qué condiciones?

-Es una pregunta compleja. En un escenario sin limitaciones económicas lo ideal sería seguir con la cuarentena, pero dado que los recursos económicos son finitos, creo que está bien la forma de ir retomando las actividades, teniendo en cuenta que en este tiempo pudimos ir organizando el sistema de salud aumentando el número de camas, los recursos humanos y el equipamiento disponible para atender la eventual demanda. También es importante que los principales grupos de riesgo, que son los adultos mayores y principalmente con patologías de base, sigan cuidándose manteniendo el distanciamiento social. Este invierno va a ser difícil porque todavía no tenemos vacuna, probablemente el próximo sí dispongamos de una con profilaxis contra este virus. Nosotros estamos entrando a la época de circulación de otros virus respiratorios y esto va a complejizar el panorama porque producen síntomas similares al coronavirus.

Es muy importante el lavado de manos y no lo reemplaza la utilización de barbijo ni guantes de látex. Si se utilizan estos elementos de bioseguridad es importante utilizarlos bien, si no uno cree que está protegido cuando no lo está y tenemos efectos no deseados.

-En esta instancia, ¿sería adecuado permitir la actividad física al aire libre? Por ejemplo un trote o una caminata en forma programada.

-Se podría, pero yo personalmente no lo recomendaría por lo siguiente: los argentinos somos campeones mundiales en transgredir las normas, si nos piden que la velocidad máxima en la ruta sea 120 km/h, a nosotros nos gusta ir al menos a 121. Entonces, con qué grado haríamos el ejercicio sin que esto sea una salida de amigos al parque. Distinto es el caso de países como Alemania, donde a la población se le pidió que no haya más de dos personas juntas y vos no vas a ver grupos. Mi hermano está en Alemania y me mandó la foto de una persona que estaba pidiendo limosna en la calle, con guantes de látex y me dijo que estuvo observando que antes de colocárselos se puso alcoholo en gel. Claramente estamos hablando de escenarios distintos, así que como a nosotros nos gusta tanto transgredir las normas, es complejo.

-¿Qué pasa con los niños y adolescentes en esta enfermedad? Se habla de que es bajo el índice de contagio y de mortalidad, pero por otro lado se dice que son grandes transmisores del virus ¿Cómo es en realidad?

-Todos somos susceptibles de contagiarnos, pero por los datos que tenemos, la severidad de la infección en los chicos, en términos generales, es baja. Esto no significa que no puedan desarrollar una enfermedad severa e incluso causar la muerte.

Los niños, incluso los asintomáticos, pueden tener alta carga viral, esto significa muchas partículas virales, y por lo tanto ser transmisores y contagiar. Este es el motivo por el cual no hay clases.

-¿Se puede tener coronavirus dos veces?

-Es una buena pregunta y todavía no lo sabemos. Es probable que nos podamos
reinfectar. Con casi todos los virus que producen síntomas respiratorios nos infectamos varias veces a lo largo de la vida, y esto se produce porque el tipo de memoria inmunológica que dejan es de corta duración o bien mutan rápidamente y nuestro sistema inmune no lo puede reconocer. Distinto es el caso del sarampión, donde uno se infecta, resuelve la enfermedad y la memoria inmunológica que deja es de por vida, es decir no se vuelve a infectar.

En el caso del coronavirus no sabemos, pero todo hace pensar que las reinfecciones son posibles. Esto lo vamos a poder contestar una vez que pase el tiempo y tengamos nuevos datos.

-¿Qué se conoce sobre el tiempo de sobrevida del COVID-19 sobre las superficies más comunes como vidrio, madera, la indumentaria, el calzado?

-Es complejo de responder porque varía mucho de acuerdo a las condiciones ambientales. Es decir, no es lo mismo un papel a 4° que uno que está a 40°; la viabilidad del virus será muy distinta. Puede durar horas o días, por más de que esté sobre la misma superficie.

-De todas las teorías que se barajan sobre el origen del virus, ¿alguna corre con ventaja respecto a su posible veracidad?

-Los virus en general son microorganismos que varían mucho en el tiempo, porque esa es una estrategia que tienen para sobrevivir. En este caso, de acuerdo a los datos genéticos que tenemos, el origen más probable es de los murciélagos porque el coronavirus es muy similar genéticamente al que encontramos en los seres humanos infectados.

Hay muchas teorías conspirativas, como que fue creado en un laboratorio. Lo cierto es que si bien se puede manipular un virus artificialmente en un laboratorio, no lo podemos hacer de la misma manera que la naturaleza. Cuando manipulamos un microorganismo, dejamos huellas moleculares y si uno estudia ese material genético, eso es visible.

-¿Los médicos argentinos están haciendo frente a esta pandemia en las condiciones adecuadas y con los materiales necesarios?

-No puedo hablar respecto a otras instituciones, pero sí puedo dar fe que en el Hospital Gutiérrez donde trabajo, se cuenta con los elementos necesarios, aunque no hay excedentes. Una de las razones por la cual se propuso el uso de tapabocas y no de barbijos en la población en general, es para que no haya faltante de estos elementos en las instituciones de salud.

-¿Le parece apropiada la idea de traer médicos cubanos a la Argentina?

-En el caso de los médicos extranjeros, hay que ver cuáles son las condiciones y en qué carácter se van a utilizar esos recursos humanos. Mientras la situación esté controlada, no veo necesidad de traer profesionales del exterior. Distinto sería un escenario como el de Italia donde el sistema de salud se desbordó completamente y en ese caso toda ayuda extra es importante.

Respecto a la falta de personal, es importante recordar que en el país faltan enfermeros y otros profesionales de la salud. Esto es para ir pensando a corto plazo cómo estimulamos el estudio de estas carreras.
Sobre el Dr. Patricio Acosta
El Dr. Patricio Acosta es genetista de la Universidad Nacional del Nordeste y Doctor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

Durante 2010-2012 fue research fellow en Vanderbilt University (Estados Unidos).
Entre los años 2009-2018 se desempeñó como docente de un programa de investigación dependiente de la Universidad de Georgetown (USA) y como docente de la materia Microbiología e Inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Entre 2017 y 2018 ocupó el cargo de Director de la American Society for Microbiology (ASM), siendo la primera vez que un extranjero no residente en EE.UU. ocupa dicha posición. Fundada en 1899, la ASM es una de las principales organizaciones científicas a nivel mundial, con sede central en Washington D.C y miembros en 158 países del mundo.

Actualmente se desempeña como Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), y su lugar de trabajo es el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, siendo su especialidad son los virus respiratorios.
Fuente: El Entre Ríos

Enviá tu comentario