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El Pastor Tito Kuliat, responsable del Centro Cristiano Vida Plena, integra el Consejo Pastoral Colón.

-¿Qué es y cómo se conformó el Consejo Pastoral Colón?

-Es una junta pastoral que se creó en el año ‘91. Nosotros estamos haciendo un programa nacional de nivelación pastoral perteneciente a “Argentina oramos por vos”, conformado por un grupo de pastores que comenzaron con la crisis del 2001. Se habían reunido a comer un asado, prendieron la tele y ven que se prendía fuego el país; se propusieron hacer una convocatoria para hacer un clamor por el país. Luego se hizo el primer congreso en Córdoba en el año 2002, al cual pude asistir; fueron tres días con la participación de 800 pastores. Ahí comenzaron con los llamados Altares de Oración; se reunían en uno de los templos de Buenos Aires todos los pastores que se conocían y sus contactos, a orar por el país, el presidente, la economía, el agro, la industria, para que Dios revierta lo que estaba pasando. Un país inmensamente rico sumido en la pobreza. Entendieron que lo que llevaba a esto era el pecado, la corrupción, el egoísmo. Empezaron a orar y pedir perdón a Dios por la Nación. Rápidamente comenzaron a ver resultados; los políticos dicen que fue Kirchner y el aumento de la soja, pero nosotros creemos que fue respuesta de Dios a la oración.

Como todo lo bueno, dijimos “bueno, ya está, Señor, gracias” y comenzó a aflojar la convocatoria, hasta que empezó de nuevo la corrupción y resolvimos hacer una convocatoria permanente, y aunque las cosas estén bien, sostenerlas con la oración. La semana próxima es el congreso en Mar del Plata, ya somos 1.500 los pastores que nos reunimos, y no somos más porque hay un cupo. Vendrán conferencistas de México y EE.UU. Luego cada uno lleva eso a su ciudad con los Altares de Oración.

A partir de esto, el Consejo Pastoral de Colón –que es un cuerpo de consejería mutua- se reúne una vez por mes con pastores de la ciudad y la participación de algunos de Villa Elisa y San José que también trabajan en Colón. Tenemos momentos de oración y hacemos el Programa Nacional de Nivelación Pastoral, que trata temas pertinentes a la pastoral de toda la Nación, con la idea de que todos los pastores estén nivelados en lo que van recibiendo y trabajando en sus vidas personales, familiares y ministeriales, para que se trabajen los mismos temas y se preocupen por las mismas cosas. Todos los años, en Mar del Plata, nos proveemos de los materiales para el próximo año. El programa es hasta 2020.

El Consejo Pastoral de Colón está unido a APER (Asociación Pastores de Entre Ríos) que tiene personería jurídica y realiza convenios con otras asociaciones y organismos, no solo de la provincia sino también del NOA.

-¿Cómo ven a nuestra ciudad desde el consejo?

-Vemos un Colón que va cambiando para bien desde lo social. Hay una sensibilidad especial en las personas, una apertura diferente. En otros tiempos se veía gente cerrada y arbitraria sin ser capaz de compartir y consensuar con nadie; ahora vemos un ambiente más propicio para cualquier abordaje. Nosotros, desde la fe, vemos que hay un diálogo más maduro; se puede charlar sin levantar barreras a modo de defensa, sin temor. Obviamente también vemos que hay mucha necesidad y creo que no tiene que ver con lo local sino con lo nacional; hay gente que la está pasando muy mal. También es una triste realidad de la ciudad. Hay mucho para trabajar pero no la vemos una tarea difícil sino viable.

Vida Plena está trabajando en lo que llamamos la Misión 2018, que abarca un radio de nueve manzanas en el barrio sur ayudando a los vecinos en lo que puedan requerir en cualquier área, ya sea asesoría, tratamiento médico o psicológico, ayuda económica, material, vamos a cortarles el pasto, como para ir modificando su estándar de vida y que se sientan acompañados. En estos días vamos a llevar a 40 mujeres del barrio a realizarse un tratamiento de belleza (tintura, maquillaje, pedicuría), gratis, para que se sientan bien como están. En los eventos patrios se les lleva a las casas algún obsequio para recordarles que está bueno ser argentino, que nos interesa vivir en sociedad y eso implica que el otro es mi responsabilidad.

-¿Cómo ves el resurgimiento del feminismo en la Argentina?

-Creo que la mujer está buscando desesperadamente un lugar y una posición que entiendo que la tiene, simplemente que a veces no disfruta de esa posición, y en ese empeño de querer más y más no se da cuenta de todo lo que posee.

Yo estoy casado hace 37 años con una mujer trabajadora, que estudió, se preparó. He visto que jamás tuvo un problema por discriminación por ser del sexo femenino. Tuvo el cargo más alto al que pudo aspirar dentro de la empresa donde estaba. Nunca la discriminaron en el sueldo ni en ningún reconocimiento por ser mujer.

-Pero sabrás que esto pasa...

-Claro, yo no lo veo. Escucho que pasa, pero tengo amigos que son docentes y no ganan menos o más que una mujer. Supongo que el movimiento feminista busca y aspira alcanzar alguna posición que no digo que no sea válida, simplemente que la manera en que lo hace, no podría estar ciento por ciento de acuerdo.

-El movimiento también ha cobrado gran relevancia debido a la violencia de género. En la Argentina las cifras son incuestionables: una mujer asesinada por día por su condición de tal, y otras tantas que sufren distintos tipos y grados de violencia.

-Sí. Desde mi lugar de pastor trato violencia de género de parte de él a ella y de ella a él. También esto es cierto, pero no es algo que preocupe cuando es al revés.

Nosotros defendemos la igualdad absoluta de género, porque la Biblia dice que en Cristo el varón y la mujer no tienen distinción alguna, son lo mismo. Así que no hacemos distinción tampoco en la vida eclesial; reconocemos que hay siervas de Dios y pastoras, y siervos de Dios y pastores. De modo tal que bregamos por una equidad, sin hablar de machismo ni feminismo; son términos que por allí tienen alguna connotación para despertar un interés mayor.

Una cosa que nos pasa es que –tal vez por la susceptibilidad espiritual- las que trabajan en el día a día en la iglesia son mujeres, más que varones. Eso ya las posiciona en un lugar de privilegio. No hay un freno ni un techo para las que califican y se desarrollan como cualquier otra persona.

A veces creo que hay excesos en la búsqueda de posicionamientos o reconocimientos que en algún ámbito puede ser necesaria, pero no en todos es así.

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-Uno de los reclamos más fuertes en la actualidad es la posibilidad de abortar en forma libre y gratuita, sin que esto sea penado por la ley, teniendo como una de las principales consignas “mi cuerpo es mío y puedo decidir sobre él”.

-En esto estamos ciento por ciento de acuerdo: el cuerpo de la mujer es de ella, pero lo que pasa es que tiene el privilegio de tener en su cuerpo otra vida que no es suya; necesita, sí, esa dependencia como una criatura recién nacida necesita depender de alguien porque si no se moriría.

De lo que sí estamos en contra es que se legalice –y a su vez el Estado asuma el costo- el aborto voluntario, libre, sin ningún tipo de restricción en criaturas de 13 años en adelante.

Está aceptado científicamente que la vida comienza en la concepción, o sea que se legalice eliminar una vida es un asesinato. No creo que el gobierno tenga que legalizar asesinatos; eso nos horroriza.

Tampoco deseamos que las mamás mueran por abortos clandestinos, por eso hay que invertir el dinero en una correcta educación sexual, una buena ley de adopción y en el acompañamiento. En nuestra experiencia, hemos cuidado y acompañado a mujeres solteras, casi niñas, que no buscaron quedar embarazadas, durante todo el período de gestación hasta el alumbramiento, y a partir de allí podía elegir si quedarse con su hijo o darlo en adopción. Hasta ahora, en todos los casos, cuando tenían al bebé en sus manos no querían apartarse de él. Así que hay mucho por trabajar sin llegar a legalizar el aborto.

-En relación a esto, pienso que durante décadas las instituciones no han estado a la altura de las circunstancias. Ahora que hay un debate en la sociedad y está la posibilidad de que se apruebe una ley, levantan la voz de No al Aborto, pero durante mucho tiempo que se realizaron clandestinamente, no se trabajó fuerte en la prevención del aborto y fundamentalmente de embarazos no deseados, como si esto no ocurriese. De golpe han despertado. No desconozco que hay quienes han trabajado silenciosamente para esto, pero –más allá de que sea deber del Estado- siento que faltaba por parte de las instituciones que defienden la vida, un rol más activo en la contención y acompañamiento de las mujeres más vulnerables, y un pedido real y concreto a nuestros legisladores para hacer adaptaciones a la Ley de Adopción. Tal vez muchos nos hemos quedado en señalar a las mujeres que tomaban una decisión con la que no estábamos de acuerdo.

-El debate en hora buena, y está bueno que no se termine, más allá de que se apruebe o no. A mí lo que me preocupa, si se llega a legalizar el aborto, es entonces no hay más ley de adopción, educación sexual, no apoyamos a las instituciones que pueden hacer un acompañamiento a las mamás que quieren tener sus hijos. Creo que –finalice o no aprobada la ley- estos son los temas que hay que trabajar.

Le corresponde al Estado, pero es ineficiente. Tenemos que hacer un montón de cosas que técnicamente no nos corresponderían.

Ahora hay un proyecto de ley y en un país democrático debe hacerse lo que la mayoría quiere. Yo dudo de que en este momento se haga lo que quiere la mayoría; ojalá que sí. Estoy convencido de que la mayoría no quiere que haya una ley de aborto en nuestro país, pero no sé si los legisladores representan a la gente, a sí mismos o a algunos intereses particulares. En este sentido, decimos que nunca más vamos a votar sin que antes se nos diga lo que piensan y creen en temas tan importantes como este. Tenemos acercamiento a diputados nacionales de nuestra provincia, les planteamos el tema y dicen que no están definidos. La pregunta es si deben definirse; yo creo que tienen que recolectar la voluntad popular y que esa sea su definición. No se autorepresentan, sino que han sido elegidos para representarnos. Eso sería vivir en un país democrático y estoy dudando de que estemos en democracia.

-Pero los legisladores pueden decir que la mayoría de la gente quiere que se sancione la ley del aborto.

-Ellos pueden decirlo, pero no tienen la razón. Por algo cuando se presentaron las firmas apoyando el aborto eran algo más de 70 mil, contra 417 mil que se presentaron para que no se despenalice, a favor de las dos vidas. O sea que los números hablan de otra cosa. Y es lo que escucho cuando hablo con la gente, excepto los medios de comunicación que por alguna razón están influenciados promocionando el aborto, algunos hasta dicen que es una imposición del FMI y otros que es para frenar el crecimiento de la población para contrarrestar la pobreza. Después dicen que los abortos no van a aumentar si se aprueba la ley, entonces es una contradicción.

-Más allá de que aumente o no la cantidad de abortos, se argumenta que –debido a que de toda forma esta práctica va a seguir existiendo- al estar amparadas por la ley, las mujeres podrán llevarlo a cabo en un lugar seguro, con un riesgo menor y en forma gratuita.

-Sí, correcto. También van a seguir ocurriendo los homicidios, los robos. Legalicemos todos para que nadie corra riesgo de ser muerto en un asalto. Cada tanto vemos que hay algún ladrón que murió en un asalto, como una modelo hace pocos días que persiguió y mató a un motociclista que le había robado y ahora tiene un juicio tremendo. Evitemos estos dolores de cabeza y legalicemos el robo, entonces tomo lo ajeno y ya no corro peligro, porque hay tantas muertes por asesinato. Para evitar que algunas personas que hacen lo que no deben hacer la pasen mal, legalicemos todo para que no corran riesgos.

¿Quién habla por esos indefensos que no decidieron venir a la vida pero que empezaron a tener vida a partir de que un hombre y una mujer estuvieron juntos?

-¿Harías alguna salvedad por ejemplo en el caso de las violaciones o los embarazos de menores?

-No, en absoluto. No hago ninguna salvedad en nada. Nunca voy a estar a favor de que un inocente muera, jamás. Sí un acompañamiento y una posible adopción. Esa puede ser una persona que de alguna manera nos salve en algún sentido, siendo un excelente hombre, un excelente ciudadano. No necesariamente tiene que repetir la historia de sus progenitores. Nunca estaría a favor de la muerte, Dios dice “No matarás”, y la Biblia dice “Herencia de Jehová son los hijos, de alta estima el fruto del vientre”, o sea que Dios estima lo que está en el vientre de la madre. Como hombre creado por Dios, jamás voy a determinar que lo que Él estima yo lo voy a destruir.

Si seguimos legalizando todo aquello que moralmente nos destruye, perdiendo los valores que dieron fundamento a esta Nación, vamos a terminar siendo cada vez más pobres y va a haber más violencia. Si se destruyen los valores ya no nos queda nada. El primer derecho es el derecho a la vida, si legalizamos que ese derecho se pierda por el deseo de una persona, en este caso la mujer que queda embarazada, ya no nos queda nada. Si hoy decido matar a una criatura en el vientre de su madre, ¿mañana qué? No quiero que una mamá muera por un aborto clandestino, sino que encuentre la posibilidad de trabajar su embarazo no deseado de manera saludable, que tenga su hijo y haya una ley de adopción que le permita a esa criatura tener vida como Dios lo ha determinado.

-Quienes deseen comunicarse con el Consejo Pastoral Colón, ¿dónde lo pueden hacer?

-Llamando a mi teléfono: (03447) 15454767 o a través de la página de Facebook: Consejo Pastoral Colón.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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