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Ya lo estaba, pero una nueva consagración le dio un empujón para meterse de lleno dentro de la rica historia del Club La Unión. Con 38 años y una trayectoria que supera las dos décadas en Primera división, el Oso Díaz fue el símbolo del Rojo, que se coronó campeón de la Liga Federal y rubricó el regreso a la Liga Argentina de Básquet.

Brian hizo todas las inferiores en La Unión y debutó en la división mayor con apenas 15 años jugando Liga Provincial con el equipo B de la institución que a fines de los ’90 competía fuertemente en el viejo Torneo Nacional de Ascenso. Ahí fue forjando carácter y personalidad enfrentando a rivales de largo recorrido para luego dar el salto al equipo principal integrando las plantillas en las campañas 2001/02, 2002/03 y 2003/04, la última antes que la dirigencia decidiera dejar la plaza y pasar a jugar sólo la competencia federativa.

Ahí pasó a ser uno de los baluartes del club, al que le costó unos años hacer pie en la Liguilla hasta terminar ganando protagonismo. Dolió la final perdida con Estudiantes Concordia en 2007, pero la revancha llegó rápido: título en 2008 venciendo en la final a Sarmiento de Villaguay. Fue debut y despedida en la vieja Liga B, porque sobrevino el descenso. Pero el regreso fue para tomar envión: nuevo título de Liga en 2010, una campaña para mantenerse en la B y una arrasadora temporada en el naciente Torneo Federal 2011/12 para volver al TNA. Desde ese año hasta 2019 cuando la dirigencia volvió a decidir dejar la categoría, el Oso jugó apenas 31 partidos: los 24 correspondientes a la 12/13 y sólo 7 en su regreso en la 16/17. Por eso tras una nueva consagración sueña con tomarse revancha: “Me debo una buena temporada en Liga Argentina. Me quedó la espina de poder demostrar que estoy a la altura, más allá de que estoy un poco más grande”, admitió en una entrevista con Radio 12 de El Entre Ríos.

Sus deseos de continuar vistiendo la camiseta que lleva en el corazón brotan en el cierre de una charla donde repasó la reciente consagración en LFB. “Todavía no hablamos a fondo. Andaba el comentario que me quería retirar, pero yo no me siento un exjugador. Siento que puedo dar más, mi intención es seguir, en el rol que me toque. Dependerá del técnico y la dirigencia”, indicó. Y subrayó: “Volví de dos años sin jugar y más allá de lo que se logró, no me quiero retirar así. Quiero seguir intentándolo, no quedarme con la duda si me da para Liga Argentina”.

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Díaz demostró su vigencia a lo largo de una brillante temporada del Rojo de 12 de Abril y Lavalle, que fue el 1 de la División Entre Ríos y en Play Off superó a Sarmiento de Resistencia, San Martín de Curuzú Cuatiá, Tokio de Posadas, GEPU de San Luis y Pico Football Club. “Fue increíble consagrarse en estadios con tanta historia, sobre todo en GEPU, ante tanta gente, yendo con la serie 0-1 y después del único partido en todo el torneo en el que nos superaron”, contó.

Y repasó desde un principio el viaje hacia el título: “Se formó un grupo maravilloso. Si bien en el arranque no se plantearon objetivos altos, sabíamos el potencial que teníamos y el cuerpo técnico nos convenció que el torneo nos iba a poner en el lugar que correspondía”.

El primer gran paso era clasificar en la División Entre Ríos, catalogada como la más fuerte del torneo. “Tuvimos que jugar 10 partidos más que el resto de las zonas y eso nos terminó perjudicando para la ventaja de localía. En otros lugares hubo dos equipos que se cortaron del resto e hicieron un gran porcentaje de puntos, nosotros enfrentamos rivales durísimos y perdimos varios partidos más que ellos. No tengo dudas que en otra zona hubiéramos hecho un record casi perfecto”, resaltó.

Pero también le encontró el lado positivo: “En Entre Ríos rendimos exámenes todas las fechas, fue una muy buena medida para afrontar los Play Off. Un ejemplo claro es que salimos primeros y Capuchinos último, pero nuestros dos partidos fueron parejísimos”.

Yendo específicamente a las series consagratorias, el Oso, que también ganó el Federal con Parque Sur y fue finalista con Central Entrerriano, expresó: “Al viajar a GEPU no dudábamos de nosotros pese al mal partido en casa, que fue el peor de la temporada porque nadie nos había dominado todo el partido. El segundo lo jugamos muy bien de principio a fin y en el tercer punto sabíamos que teníamos que mantenernos cerca en el tanteador, que con la jerarquía que teníamos podíamos ganarlo si se daba un cierre parejo. Y a Pico fuimos decididos a ser campeones, sobre todo después de ganar en casa”.

Para Díaz, su cuarto título y ascenso con el Rojo, fue especial: “Volver al club es lindo, nunca me quise ir. Volver a esta altura de la vida, con mi hijo disfrutándolo, es maravilloso”.

En el epílogo y al repasar su larga trayectoria y sus títulos, el conductor del Rojo selló: “Por ahí tuve un poco de suerte, estuve en equipos ganadores, pero a la suerte hay que ayudarla. Me formaron Martín Guastavino y Gabriel Piccatto en este club, exigiéndome de no quedarme con lo que pasó. Estoy conforme con mi carrera, pero quiero ir por más. Siempre fuí un jugador común que se brindó siempre al 100 por cien, más aún en La Unión, mi casa”.
Fuente: El Entre Ríos

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