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La pandemia de Covid-19 llegó para acelerar procesos en cambios de hábitos y modos de consumo, como profundas transformaciones cotidianas. En el camino, lamentablemente quedaron ciertos rubros comerciales en general y algunos emprendimientos en particular que no pudieron adaptarse a la contingencia, con las dolorosas historias personales y hasta familiares que se ocultan detrás de cada caso.

Ciudades como Colón, donde la actividad turística –en su mayoría hotelera y en menor cuantía gastronómica y de entretenimientos– representa un 80 por ciento de la economía local, con impacto directo sobre el sector pero también para el derrame que el mismo produce en otros rubros, fueron de las primeras y más afectadas por las restricciones en la circulación dispuestas a nivel nacional ante la pandemia.

Otras localidades del mismo departamento, con actividades económicas más diversificadas o, al menos, no directamente afectadas por los efectos de la cuarentena –tal el caso de San José con sus industrias y frigoríficos o de Ubajay con el rubro maderero– pudieron resistir con menos dificultades la crisis económica derivada de las restricciones, en líneas generales y con las honrosas excepciones que en cada lugar se registran.

El caso de Villa Elisa es especial. Históricamente vinculada a la actividad agropecuaria –tanto ganadera como agrícola–, el nuevo milenio vio surgir la actividad turística de la mano del agua termal que afloró de las entrañas del Acuífero Guaraní y se convirtió en un generador directo e indirecto de fuentes de trabajo, que permitieron descentralizar la dependencia al agro y la industria del pollo que regían hasta entonces.
Cifras oficiales
Consultado desde El Entre Ríos, el secretario de Gobierno y Hacienda de la Municipalidad de Villa Elisa, Ariel Kreiman, dio cuenta de un fenómeno particular con respecto a las repercusiones que se produjeron en la actividad comercial, en este período de serias dificultades económicas.

“Si tomamos de enero a esta parte, tenemos 79 bajas y 119 altas”, dijo.

Y “comparando con lo que ha pasado anteriormente, porque en cualquier circunstancia se van registrando bajas, tanto las bajas como las altas están dentro de los parámetros normales”, cotejó el funcionario municipal, con cifras oficiales en mano que despiertan, al menos, asombro.

“No se ve ningún cambio abrupto sobre las bajas ni sobre las altas. Es más o menos el ritmo de años anteriores”, reafirmó luego, convencido de las declaraciones que acababa de efectuar.

“Igualmente, es algo bastante variable”, opinó.
Detrás del aparente equilibrio
El curioso fenómeno ocurrido en Villa Elisa llevó a indagar aún más en posibles razones que lo pongan en contexto y acerca de los rubros que cobraron protagonismo –para bien o para mal–, en estos tiempos en que tantos debieron cerrar sus puertas.

“En los primeros tiempos de cuarentena hubo algunas bajas de actividades, puntualmente complejos turísticos y bungalós”, confirmó el titular de Gobierno y Hacienda sobre lo presupuesto y ya conocido alrededor del mundo, sobre la afectación que sufre desde el inicio de la pandemia la popularmente llamada “industria sin chimeneas”.

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Kreiman, junto a la contadora municipal, Carina Rodríguez. Agrandar imagen
Kreiman, junto a la contadora municipal, Carina Rodríguez.
Sin embargo, insistió en la afirmación de que “en general no hubo demasiadas bajas sino por el contrario se han incrementado las altas”, antes de hacer una interpretación personal al respecto: “Muchas personas que han dejado de trabajar en una empresa turística han abierto algunos servicios gastronómicos o delivery, entonces en algún punto han aumentado en cantidad algunas inscripciones”.

“Mayormente, las altas están dadas en el rubro de comestibles, tanto en venta de productos alimenticios como roticerías o productos elaborados. Han abierto también muchas pollerías y dietéticas, más otros que han blanqueado su emprendimiento de roticerías”, agregó Kreiman.
El posible efecto de una ordenanza
“Otra cuestión que se ha dado, a partir del entrecruzamiento de información de ATER (Administradora Tributaria de Entre Ríos) y AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos), sobre todo desde el mes de agosto en que implementamos una nueva ordenanza”, fue planteada por el secretario municipal como eventual fundamento.

Mediante esta normativa, “aquellos prestadores de servicios o actividades económicas sin local comercial, tuvieron la posibilidad de inscribirse condonando la deuda que mantenían con el municipio, hacia atrás”, explicó sobre una ordenanza que contó con aval del Concejo Deliberante.

Es decir, “muchos eran contribuyentes de ATER y AFIP pero nunca se habían inscripto en la Municipalidad de Villa Elisa porque entendían que no tenían que hacerlo pero en realidad sí, ha dado en que se hayan inscripto algunos pero sin local comercial de atención al público”. (*) En plena etapa de reorganización institucional, el Centro Económico local también fue consultado acerca de altas y bajas entre sus asociados y otras firmas comerciales, sin embargo dijeron momentáneamente no disponer de cifras que reflejen el impacto de esta situación.
Fuente: El Entre Ríos

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