“No es un proyecto de protección, sino de desprotección animal”, criticó y aseguró que “la palabra castración prácticamente no aparece en la iniciativa”. Y sostuvo que esto “habilita el comercio y despega al Estado de sus responsabilidades en materia de salud animal”.
“Es un gran negocio”Afirmó Colignón, que “beneficia a intereses privados, habilita el negocio de los veterinarios”, dijo al tiempo que hizo un minucioso cuestionamiento al articulado de la iniciativa: “Por ejemplo, el artículo 7 es un negocio porque se prohíbe la venta de animales domesticados en la vía pública o en cualquier otro lugar que no cuente con la correspondiente autorización administrativa. Pero eso deja liberada la posibilidad de que cualquiera que se registra pueda vender perros, por ejemplo”.
Otra de las críticas es que “en ningún párrafo del proyecto se hace referencia a los perros callejeros, cuya cantidad ha venido creciendo debido a la falta de castraciones por parte del Estado”.
Por último, Colignon también cuestionó el hecho de que no se resguarde la vida de los caballos que no son explotados para trabajar.
Otra de las críticas es que “en ningún párrafo del proyecto se hace referencia a los perros callejeros, cuya cantidad ha venido creciendo debido a la falta de castraciones por parte del Estado”.
Por último, Colignon también cuestionó el hecho de que no se resguarde la vida de los caballos que no son explotados para trabajar.