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La frase la pronunció Maximiliano Hilarza, uno de los siete denunciantes del cura Justo José Ilarraz por los abusos en el Seminario Arquidiocesano “Nuestra Señora del Cenáculo”, de Paraná.

En 2013, llevó el caso a los tribunales eclesiásticos, un año después de haber presentado la denuncia penal en la Justicia, que concluyó en el juicio y la condena a 25 años de cárcel para Ilarraz.
Sin avances
Poco avanzó, en cambio, la investigación que abrió la Iglesia y que se aguardaba que avanzara luego de las últimas señales que envió el papa Francisco respecto de los casos de pederastia en la Iglesia Católica.

En Chile, por ejemplo, 34 diputados presentaron su dimisión a Francisco tras los resultados de una investigación de la Santa Sede sobre el caso de presunto encubrimiento por el obispo Juan Barros de los abusos sexuales cometidos por el sacerdote Fernando Karadima.

Con el caso Ilarraz no se ha adoptado ninguna decisión, a pesar de que el papa argentino tomó conocimiento en 2013, a pocos meses de haber sido votado como nuevo pontífice, a través de una carta que le envió un grupo de víctimas de los abusos en el Seminario de Paraná.
La causa canónica
Hilarza pretendió mucho antes que las víctimas de Karadima en Chile que el papa Bergoglio detuviera su mirada en los abusos de Ilarraz.

A través de quienes entonces eran sus abogados querellantes, Álvaro Piérola (luego, sumado al Ministerio Público Fiscal, y que fue quien, junto a Juan Francisco Ramírez Montrull, llevó la acusación en el juicio) y Marcelo Baridón, ahora camarista del fuero civil, Hilarza pidió que se abriera una causa contra Ilarraz por violación al sexto mandamiento del decálogo de los católicos, aquel que refiere a “no cometerás actos impuros”.

La presentación, hecha en 2013, se apoyó en el incumplimiento por parte de Ilarraz a lo que establece “el sexto mandamiento del decálogo que obliga a los católicos a no cometer actos impuros”, pero también en las reformas que introdujo Joseph Ratzinger (el papa emérito Benedicto XVI) a la legislación eclesiástica después de las denuncias de abuso que, durante su papado, arreciaron dentro de la Iglesia. Baridón y Piérola pidieron expresamente la “apertura de causa contra el presbítero Justo José Ilarraz”.

La denuncia, que fue ingresada en el Arzobispado de Paraná pero que también llegó al Episcopado y a la Congregación para la Doctrina de la Fe, en Roma, se apoyó en el canon Nº 1.395 del Código de Derecho Canónico que establece que el sacerdote “que con escándalo permanece en otro pecado externo contra el sexto mandamiento del Decálogo, deben ser castigados con suspensión; si persiste el delito después de la amonestación, se pueden añadir gradualmente otras penas, hasta la expulsión del estado clerical”.

La intervención del Tribunal Interdiocesano

Después, otras cuatro víctimas hicieron sus respectivas presentaciones en el Tribunal Interdiocesano de Santa Fe. Pero esa denuncia languideció en la justicia eclesiástica de Santa Fe. Recién en 2015 el Tribunal Interdiocesano de Buenos Aires tomó intervención en el tema y citó aquel primer denunciante que representaron Baridón y Piérola, Maximiliano Hilarza, uno de los siete denunciantes de Ilarraz en la Justicia.

Pero a días del inicio el juicio oral a Ilarraz en los Tribunales de Paraná, en abril último, la Iglesia decidió retomar aquella investigación.

Maximiliano Hilarza está radicado en Chile, y viajó a Paraná con el solo objetivo de declarar en el juicio. Enterados de ese viaje, en abril pasado, desde el Tribunal Interdiocesano de Buenos Aires le pidieron que tomara un vuelo de Chile a Buenos Aires, fuera hasta las dependencias eclesiásticas, prestara declaración, y luego emprendiese viaje a Paraná.

Hilarza les dijo que no: su viaje fue en colectivo, sin pasar por Buenos Aires. Acordaron que los miembros del tribunal eclesiástico tomaran su declaración en Paraná. Hilarza acordó que así se haría: en Paraná.

Pero lo insólito ocurrió cuando se definió el día y el lugar para ese trámite: el domingo 15 de abril, horas antes del inicio del juicio a Ilarraz, y en un lugar donde antes funcionó el tambo del Seminario, en Fraternidad y López Jordán, y que ahora acoge a la comunidad de las monjas de la congregación “Abbá Padre”.

“Sr. Hilarza perdone pero no tenemos otro lugar. Cómo podrá ver ponemos todo lo que podemos de nuestra parte. El lugar es un monasterio. No es el seminario. No tenemos otro lugar. Nosotros salimos de Buenos Aires a las 11. No es cerca. Tratamos de llegar lo más rápido posible” fue el mensaje que le envió por whatsapp el sacerdote Matías Ezequiel Barutta, secretario del tribunal eclesiástico.

Antes, en enero, Hilarza había recibido una citación, firmada por el presidente del tribunal, Hugo Adrián Von Ustinov, vicario de justicia, que decía, textualmente: “En el marco de las actuaciones que se llevan a cabo en el procedimiento contra el Pbro. Justo José Ilarraz y en el cual usted es denunciante, agradeceré tome usted contacto con el Pbro. Lic. Matías Ezequiel Barutta, Notario, a efectos de acordar una fecha y hora para recibirle declaración”.

El secretario del tribunal eclesiástico, Matías Ezequiel Barutta, acordó los detalles vía whastapp.

“Sr. Hilarza: Me han comunicado que prefiere dar su testimonio presencialmente dado que en abril ud. vendrá para la Argentina para el juicio civil en Paraná. Me gustaría saber qué días estará acá para poder coordinar un día y una hora para la declaración. Si ud. viene en avión seguro pasará por Buenos Aires así que podríamos tener la declaración en Buenos Aires. Espero su respuesta. Muchas gracias.”

El cura Barutta le expuso la situación en tres puntos:

1) “Usted declaró en Santa Fe en la investigación previa. Eso no era un juicio. Usted hizo una denuncia y ahora tiene que declarar en el proceso.

2) Si usted va a declarar en Paraná o Santa Fe, seguro que tendrá que hacer escala en Buenos Aires. Por eso le preguntaba sobre su viaje para ver cómo coordinar y ayudarlo. No queremos que gaste dinero.

3) Es necesario que declare puesto que usted es denunciante. Lo comprendo en su situación. Pero nosotros lo único que queremos es ayudarlos a que esto se esclarezca.

El intercambio entre ambos concluyó así: “Señor Hilarza: luego de hablar con el juez, podríamos acercarnos nosotros hasta Paraná el domingo 15/4 y por la tarde recibir su declaración. ¿Estaría dispuesto?”.

Por recomendación de su abogada, Victoria Halle, Hilarza no declaró ese domingo 15 de abril. El tribunal aceptó posponer ese trámite. Pero no volvieron a comunicarse más.
Fuente: Entre Ríos Ahora.

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