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Nicolás Sotomayor, que escribe en “Lástima a nadie, maestro”, una página con relatos de fútbol e historias maradonianas, viajó hasta Pronunciamiento para ver un partido de Depro y conocer de cerca al jugador de 44 años del que le hablaron.

Con una publicación en la web describió el partido que vio, y a la estrella que comparte cosas con Messi y Riquelme.

“Polilla es un distinto y a continuación expondré mi alegato más allá de la foto. ¿Cuántas veces pagaste la entrada sólo para ver a un crack por encima de tu equipo? Seguramente pocas. Un puñado de veces recordadas con precisión. A decir verdad, siempre pagamos la entrada para ver a nuestro equipo, sin importar que sean unos burros que no patean al arco. Después no hay libro de quejas, ni servicio de atención al consumidor”, escribió y agregó: “A lo sumo se puteará un rato, se silbará de manera protocolar al finalizar el partido. Pero pagar una entrada que valga la pena, que satisfaga tus necesidades por haberte llenado los ojos, es algo que pasa a cuentagotas. Y pagar la entrada para disfrutar de un crack es la forma de darle valor. Así, como suele suceder con Messi… o el Polilla Ramírez. Por eso en esta tarde de domingo gris, de un frío penetrante que parecía resquebrajar cualquier rostro, puedo decir que me di el lujo de estar en la cancha del Depro”.

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“Detrás del nueve, libre como enlace o a un costado, El Polilla camina, parece un buscador compulsivo de espacios en la cancha. En realidad, ese peticito de casaca número once, cinta de capitán y botines fluorescentes se enciende cuando toma la pelota”, describió.
La publicación completa
Una historia de fútbol de pueblo de esas que tanto nos gustan. Ayer cumplió 50 años de su fundación el Club Defensores de Pronunciamiento (Entre Ríos), que cuenta con un crack de 44 años con similitudes con Messi y Riquelme llamado Darío Ramírez.

Lástima que en el pueblo haya un solo fotógrafo. Bah, un fotógrafo profesional, digo. Hablo del Cholito, un polifuncional que prioriza su tradicional kiosco-almacén-ciber-bar y apenas utiliza un tiempo en capturar imágenes para books o eventos privados.

Lástima, digo, porque desde hace tiempo no saca fotos en los partidos de fútbol. Si lo hubiera hecho quizás hoy yo tuviese una prueba para demostrar que el Polilla Ramírez es un distinto y comparte similitudes con Lionel Messi. No, esperá, no te vayas. En principio me refiero a esa postal de Messi rodeado de varios rivales. Créanme que grabé en mis retinas diferentes jugadas del Polilla con la pelota e invadido de tres, cuatro o cinco oponentes. Tal vez hayan sido los mismos jugadores que en la previa se acercaban a saludarlo con aprecio, así como suele suceder con Messi.

Repito, Polilla es un distinto y a continuación expondré mi alegato más allá de la foto. ¿Cuántas veces pagaste la entrada sólo para ver a un crack por encima de tu equipo? Seguramente pocas. Un puñado de veces recordadas con precisión. A decir verdad, siempre pagamos la entrada para ver a nuestro equipo, sin importar que sean unos burros que no patean al arco. Después no hay libro de quejas, ni servicio de atención al consumidor.

A lo sumo se puteará un rato, se silbará de manera protocolar al finalizar el partido. Pero pagar una entrada que valga la pena, que satisfaga tus necesidades por haberte llenado los ojos, es algo que pasa a cuentagotas. Y pagar la entrada para disfrutar de un crack es la forma de darle valor. Así, como suele suceder con Messi… o el Polilla Ramírez. Por eso en esta tarde de domingo gris, de un frío penetrante que parecía resquebrajar cualquier rostro, puedo decir que me di el lujo de estar en la cancha del Depro.

Detrás del nueve, libre como enlace o a un costado, El Polilla camina, parece un buscador compulsivo de espacios en la cancha. En realidad, ese peticito de casaca número once, cinta de capitán y botines fluorescentes se enciende cuando toma la pelota. Ahí se mueve con soltura, conecta con el Pica Bravo o el promisorio Lea Ilari.

Traslada el esférico como Messi o distribuye como J.R. Riquelme. ¡Ah!, ¿Y saben qué? (he aquí otro argumento de distinción). Cumple años justo el 24 de junio, la fecha por excelencia de efemérides argentinas, en la misma jornada de natalicios de Messi y Riquelme. No creo que sea casualidad. El Poli Ramírez nació en 1978, hace 44 años, como Juan Román. Aún en competencia, es probable que coma muchísimos más asados de los que dice comer Riquelme desde su retiro. Y mejores asados, ¿eh? De los que se comen por estos pagos. Asados con cuero, hechos a leña, con achuras y chorizos postas. Pero, el Polilla está fino, en plenitud. Tiene un físico privilegiado. Si lo ves desde la tribuna parece un gurí.

Lejos de las luces del Federal A, el Azulgrana de Polilla y compañía compite en la Liga Departamental de Colón. Hoy contra Liebig, colista del certamen, se vivió un partidazo. Duelo de estilos, ocasiones varias, resultado cambiante, dinámica de Premier League. El fútbol le dio calidez a una atmósfera opaca. Depro lo dio vuelta 3-1 durante el epílogo tras estar en desventaja en gran parte del cotejo. Nunca perdió la fe, la que contagia su líder Polilla. Él estuvo en los momentos históricos del club. Protagonista de los ascensos que llevaron al Depro de la liga regional a los torneos del Argentino o Federal.

Polilla acaba de cumplir 44 años y sin embargo fue él quien nos regaló pinceladas. Iluminó una tarde de cielo encapotado, le quitó esa nostalgia típica de domingo; es que su fútbol siempre es presente. Vale la pena pagar la entrada para ver al crack del Polilla Ramírez. Así como suele suceder con Messi.
Fuente: Lástima a nadie maestro

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