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El 30 de mayo, Día del Donante de órganos, el proyecto de Ley Justina obtuvo media sanción en el Senado, por unanimidad. Esta iniciativa, que fue girada a Diputados, modifica muchos aspectos de la ley de donación de órganos y establece que todas las personas son donantes de órganos, salvo que hubieran expresado su voluntad en contrario. La Sociedad Argentina de Trasplantes (SAT), que reúne a gran parte de los profesionales que practican trasplantes en el país, emitió un comunicado luego de la aprobación del proyecto por la Cámara alta, manifestando su preocupación porque con la norma se pasaría a una figura de donante presunto “duro”, en el que se elimina la necesidad de consentimiento familiar en caso de que el fallecido no hubiera expresado en vida su voluntad de ser o no donante de órganos.

Si bien ese aspecto de la ley se terminará de definir en la reglamentación de la norma, el titular del Incucai, Alberto Maceira, explicó cuál es el espíritu de la ley y el rol que creen que debe tener la familia.

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“Nuestra intención no es pelearnos con la familia”
“En la Argentina tenemos donante presunto desde hace mucho tiempo, con la modalidad de que la familia debe firmar una declaración jurada en la que dice que el fallecido nunca se expresó al respecto. Esto, en algunos lugares del mundo lo llaman donante presunto atenuado”, explicó el funcionario. “En este proyecto sacamos el formato de la firma, pero nuestra intención no es pelearnos con la familia”, aclaró y agregó que “obtener órganos –enfatiza- fruto de una discusión con la familia es atrasar 20 años”.

Maceira remarca que este es un proyecto que busca “agilizar un proceso en el cual se establecía una dinámica en la que se le decía al familiar, su marido es donante pero me tiene que firmar. Queremos sacar esa dinámica de poner a la familia en la responsabilidad de decir que nunca habló sobre donación de órganos”.

El proyecto aprobado en el Senado establece que toda persona puede manifestar su voluntad positiva o negativa a la donación de órganos y tejidos de su propio cuerpo. La iniciativa indica que, en caso de no encontrarse registrada la voluntad –afirmativa o negativa- “se deberá verificar la misma conforme lo determine la reglamentación”.

“Esto va a depender de la reglamentación, pero no podemos ir en contra de la familia. No nos podemos pelear. Si hacemos una ablación en contra de la familia, y después aparece en los medios alguien diciendo que le sacaron los órganos al familiar contra su voluntad, atrasamos 20 años”, reiteró el funcionario.

Y añadió: “Pero este punto es una discusión que vamos a tener que dar en la reglamentación”. Allí, precisamente, es donde se deberá dirimir el rol de la familia en el proceso de donación. Y no es un dato menor si se tiene en cuenta que actualmente el 40% de las donaciones se pierden por oposición familiar, según datos del Incucai.
A favor de la Ley
Desde la SAT, que en el último mes mantuvieron reuniones con el INCUCAI y con diputados de la comisión de Salud, afirmaron que están a favor de la ley. “Vemos con muy buenos ojos muchos cambios que se incluyen en este proyecto, como la declaración de principios, la agilización de los procesos judiciales, la simplificación y optimización de los procesos de diagnóstico de muerte, capítulos nuevos como el rol de los medios de comunicación”, enumera Alejandro Bertolotti, miembro de la SAT.

“Pero el punto más importante -añadió- es que esta ley obliga a las instituciones a generar servicios de procuración, ya sean privados o públicos y que ese recurso humano reciba capacitación”. Este punto, dicen desde la SAT es el que realmente puede llegar a impactar en que haya más donantes para las 11.000 personas que están en lista de espera.

“Habrá que debatir el tema del donante presunto, que ya existe en la Argentina y probablemente en la reglamentación se va a debatir más en detalle para que eso no genere ningún efecto que pueda traer consecuencias negativas, que no lo creo, porque se ha dado espacio para plantear los diferentes criterios”, agregó el especialista.

El titular del Incucai coincide en que la clave está en “el sistema sanitario, que se haga cargo que este es un problema del sistema, no de la sociedad” y se muestra optimista sobre las posibilidades: “Si logramos empoderar al sistema de salud, que se haga cargo de esto, creo que podemos estar en 20 donantes por millón de habitantes (dpmh) en 2019”. El año pasado se alcanzó llegó a 13,46 dpmh. El récord en Argentina fue en 2012 con una tasa de 15,10 dpmh. En España, la tasa es de 40 dpmh, lo que muestra que hay mucho trabajo por delante.
Fuente: Ahora

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