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Unos días antes de la feria judicial, Julio fue condenado a cuatro años y ocho meses de prisión en un juicio abreviado en el que admitió que había sido contratado para transportar 240 paquetes rectangulares, tipo ladrillos, de marihuana en una camioneta Ford Ranchero que había comprado unas semanas antes.

El hombre, de 28 años y nacido en Corrientes, había sido sorprendido en un control vehicular y documental de rutina que había dispuesto la Policía de Entre Ríos sobre la Ruta Nacional 14, en el puesto caminero "Cerrito", a la altura de Chajarí. Fue el 5 de diciembre de 2015.
Vulnerabilidad

El tribunal Oral Federal de Paraná también le impuso una multa de 4.000 pesos y ordenó el decomiso del vehículo por considerarlo el medio utilizado para ejecutar el delito.

El hombre admitió en la audiencia del juicio abreviado que había aceptado hacer el transporte de la droga apremiado por problemas económicos, insistió en el sufrimiento que le provoca no poder recibir visitas de su familia en la cárcel de Concordia porque carecen de recursos para viajar y que cada quincena le envía a su madre los quinientos pesos que percibe por realizar trabajos de albañil y mecánico en la unidad penal para colaborar con la manutención de su hermana discapacitada.

Transportista

Aquel 5 de diciembre de 2015, en el país se hablaba del traspaso de mando presidencial y la discusión en los medios era si Cristina Fernández de Kirchner le entregaría la banda y el bastón a Mauricio Macri. Este albañil correntino, en cambio, se debatía su subsistencia en ese viaje.

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Las organizaciones dedicadas al crimen organizado, y el narcotráfico lo es, utilizan lo que llaman mulas para realizar aquella tarea que más riesgos tiene de caer detenido: el transporte de la droga desde un lugar de distribución, transitando por la provincia, para arribar a Corrientes, donde seguramente se iba mercantilizar.

Como la mayoría de las personas que caen en las rutas argentinas, este albañil correntino vivía en condiciones de vulnerabilidad social. Los transportistas, las mulas, constituyen entonces el eslabón más débil de la cadena del tráfico.

Arrepentimiento

En ese sentido, el tribunal destacó que el muchacho "demostró profundo arrepentimiento" por el hecho cometido e hizo hincapié en la pobreza como el factor que lo empujó a aceptar convertirse en transportista para una organización dedicada al narcotráfico. De hecho, su condición permite inferir con claridad que ni la droga ni el vehículo en el que la transportaba le pertenecían. Esto a pesar de que la camioneta Ford Ranchero aparecía inscripta en el Registro de la Propiedad del Automotor como perteneciente a su conductor desde tres semanas antes de ser detenido.

En la cadena del tráfico, este hombre "debe ser colocado en el estatus de transportista", consignó el tribunal. "En este caso, ha quedado verificado, sin interferencias, la posesión de la droga (elemento base) y su traslación de un lugar a otro (elemento dinámico), con el destino específico de propagar, favorecer, estimular el tráfico de estupefacientes, pues la cantidad así lo indica", continuaron los jueces Lilia Carnero y Roberto López Arango.

"Siendo así, no existen dudas que ese fue el programa que ejecutó (el muchacho), interviniendo como agente del empresario que le encargó la faena ilícita, pues él carece de capacidad económica para adquirir esa cantidad de mercadería ilícita, como así también el vehículo transportador", concluyeron.

Las organizaciones dedicadas al crimen organizado, como el narcotráfico, utilizan lo que llaman mulas para realizar aquella tarea que más riesgos tiene de caer detenido: el transporte de la droga desde un lugar de distribución, transitando por la provincia, para arribar a Corrientes, donde seguramente se iba mercantilizar. Como la mayoría de las personas que caen en las rutas argentinas, este albañil correntino vivía en condiciones de vulnerabilidad social.
Fuente: El Diario de Paraná.

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