Esa es la manera que hallaron en este municipio de poco más de 20 mil habitantes para proyectar las cuentas comunales de cara a un 2024 cruzado por la inflación.
La ordenanza Tarifaria 2024, entre otras cosas, especifica en sus 39 páginas que tener perros sueltos implica pagar una multa equivalente al valor de 55 litros de nafta Súper; circular sin cinturón de seguridad, 100 litros; el permiso para poner pizarras con publicidad en la vereda, dos litros el metro cuadrado por mes; introducir cadáveres desde otro municipio, 30 litros; la aprobación de certificados de planos, 14 litros. Y así.
En enero, días después de la aprobación de la Tarifaria en el Concejo Deliberante de esa ciudad, un decreto de la actual intendenta, Adela Arning (PRO), fijó el valor de la nafta Súper en $ 639, es decir, el precio que tenía a finales de diciembre en las estaciones YPF.
Comenzó así un nuevo (y original) camino de actualización con base en una unidad de referencia que, hasta ahora, sólo era usada por la Provincia para actualizar el valor de las multas que labra la Policía Caminera.
Ante la alta inflación, lo que Mendiolaza hizo fue analizar los medios a través de los cuales podrían actualizar los ingresos para evitar la depreciación, fijando por un año entero todos los precios.
“Entendimos que, de alguna manera, todas las formas presentaban alguna objeción. Lo podíamos hacer por una polinómica o por referencia a algún valor, como puede ser el IPC. Entonces, analizándolo, pensamos en un valor universal, por ejemplo, el precio de un pocillo de café, una hamburguesa de McDonald’s, el combustible, productos que universalmente tienen un valor estándar, y nos inclinamos por la nafta, tomamos esa dirección”, dijo Luis Roldán, secretario de Hacienda del municipio que en la última elección quedó en manos de Juntos por Mendiolaza, una alianza entre el PRO y el Frente Cívico, tras 24 años de gobierno del radical Daniel Salibi.
“En su momento dijimos: la nafta siempre va a tener una protección, un ‘ala social’ que la va a proteger. En perspectiva, al principio fue muy fuerte el aumento, pero hoy ya se nota que hay un costado social que la ‘cuida’, ya no está subiendo tanto. Nos asustamos al principio, pero fueron dos meses puntuales. Hoy, el precio del litro de nafta no está disparado”, explicó el funcionario en diálogo con La Voz.
Según Roldán, la original unidad de referencia –que el municipio debe relevar en otra ciudad, porque en Mendiolaza hay una única estación de servicio y no tiene bandera– “cumple la función que se buscaba, un valor que no sea volátil, que de repente no pase de U$S 100 a U$S 50 centavos, no es un kilo de tomates que sube porque cayó piedra en el lugar donde se produce, el combustible no tiene ese componente, se entendió estable y se adoptó”.
Igualmente, el Ejecutivo de Mendiolaza cuenta con un “fusible” que puede usar en caso de que fuera necesario.
“Hay una cláusula gatillo que si el valor de la nafta o del IPC está exacerbado y vemos que el daño es grande a nivel colectivo, se puede usar como herramienta para amortiguarlo, legalmente tenemos esa posibilidad”, explica Roldán.
–¿Usan también el índice de precios al consumidor? ¿Para qué?
–El IPC se usa para calcular la tasa de interés que pagan los contribuyentes que caen en mora. También la usamos en la última paritaria para ajustar los sueldos, aunque con un diferimiento de dos meses.
Para fijar el precio de la nafta como unidad de referencia, el último día de cada mes el municipio revela el valor de la nafta Súper en las estaciones YPF y lo publica en un decreto días después. Ese valor se usa todo el mes, hasta el nuevo relevamiento.
El valor de la unidad se carga en todas las reparticiones, donde hacen la conversión de pesos a litros.
En los dispensarios, por ejemplo, una consulta kinesiológica cuesta 3,1 litros de nafta (unos $ 2.700); un Papanicolau, 3,2 litros; una extracción odontológica simple, 18,61 litros; un tratamiento de ortopedia en niños por 12 meses, 372,21 litros.
Roldán aclaró que en el caso de los servicios englobados en la atención primaria de la salud (como consultas de pediatría, clínica médica y ginecología, entre otras) son gratuitas para los habitantes de Mendiolaza y tienen un costo, también referenciados en litros de nafta, para vecinos de otras localidades.
Estrategias para capear la crisis
En relación con la situación en la que la nueva gestión encontró el municipio, Roldán dijo que lo recibieron con $ 1,8 millones en valor neto de caja y $ 600 millones de pasivos por cubrir en el corto plazo.“Eso nos condicionó. Debimos armar una auditoría sobre los pasivos, encontramos ahí un pasivo más: Epec nos exige $ 260 millones, fruto de una deuda que viene del año 1999. Si bien hay una parte ya prescripta, hubo una desatención de semejante proveedor como es Epec”, denunció sin mencionar a Salibi.
También contó que uno de los mayores problemas fue que “el capital de trabajo era obsoleto, estaba destruido o no tenía mantenimiento”.
“Nos llevó mucho, la sangría financiera los primeros dos meses fue levantar ese capital de trabajo. Dimos los primeros pasos, que se enfocó en prestar los servicios básicos que la gente espera, le agregamos el tema de la seguridad, adhiriendo a la Ley de Seguridad Provincial”, amplió.
Roldán dijo que, en materia de gastos, apuntaron a eficientizar las compras. “Por ejemplo, en enero compramos 600 focos de tecnología led para el alumbrado público a $ 12 mil cada uno. Por un tema de Epec, nos piden que busquemos las compradas en 2023, y nos damos con que en enero del año pasado, 12 meses antes, las habían pagado a $ 14 mil, con un 254% de inflación. Pensando bien, al menos no fueron exigentes en la selección”, dijo.
Ahora, de acuerdo con Roldán, Mendiolaza compra todo luego de solicitar tres presupuestos y buscar precios testigo.
