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La crecida del río Uruguay no cesa. El agua no conoce de clases sociales, ni ideologías o creencias religiosas. Simplemente, lo inunda todo. Y esta crecida del río Uruguay es apenas una de tantas. Tantas que ya nos vamos acostumbrando a pensar en la idea de perderlo todo en unas pocas horas si a la deidad de la región, el complejo Salto Grande, se le ocurre abrir las compuertas de la ira y arrasar con todo lo que hay aguas abajo.
Los alcances de la Emergencia
En política, la palabra “emergencia” siempre es bienvenida. Es el argumento ideal para el gasto discrecional, la falta de controles, las contrataciones directas y el uso clientelar de beneficios otorgados por el Estado. Del mismo modo, la Emergencia puede ser una herramienta para gestionar tiempos difíciles. Este jueves 24 de enero entra en vigencia la declaración de Emergencia Hídrica por 180 días que decretó el Gobierno Nacional para el Noroeste argentino y el Litoral. La norma publicada en el Boletín oficial bajo el Decreto 67/2019 brinda todo el poder al Ministerio de Producción y Trabajo que asume plenas potestades para disponer las acciones que considere tendientes a “preservar la continuidad de la actividad productiva y la conservación de los puestos de trabajo de los sectores afectados”. También se le otorga facultades para poner en vigencia los alcances que rigen en “situaciones de emergencia y desastre agropecuario”. Asimismo hay indicaciones para el Banco Nación a quien se pide que asegure la continuidad productiva de las zonas afectadas, al igual que las instrucciones para AFIP en ese mismo sentido. También se establece un “Régimen tarifario especial provisorio” para el suministro de gas en las zonas afectadas y se establece máxima prioridad para las obras públicas que contribuyan a mitigar el efecto de las inundaciones.
Poner barreras al agua
Muchas ciudades costeras han hecho diversos intentos por poner freno al avance del agua. Gran parte de la costa del río Uruguay ha construido defensas costeras contra las inundaciones que intentan poner a resguardo a los habitantes de las ciudades ante el avance de las aguas del río Uruguay. Concordia coronó su Defensa, lo mismo hizo Concepción del Uruguay primero con la Defensa Sur y en este tiempo con la construcción de la Defensa Norte. Pero el agua se escabulle por cualquier rendija, y las barreras artificiales contra el río requieren de tareas de mantenimiento e ingeniería suficiente que garanticen la efectividad de estas montañas de arena, tierra y broza. Y la Defensa Sur de Concepción del Uruguay vuelve a ser noticia luego de 3 años por la existencia de una filtración en la muralla que da al Este de la ciudad y que amenaza (con la altura actual del río) con provocar un desastre de magnitudes inimaginables si la defensa llega a ceder por la presión del agua y la falta de trabajos de reparación en tiempo y forma. Algunos estiman que, de romperse ese sector de la Defensa, unas 11 mil personas podrían verse directamente afectadas en pocas horas. Por el momento el Gobierno Municipal vuelve a tratar de poner parches al problema, mientras la empresa constructora Lemiro Pietroboni, que tiene a su cargo esa reparación, sigue manejando los tiempos y prioridades en función de su interés empresario y no de las prioridades de la ciudad ni de lo que establece el contrato que firmó cuando ganó la licitación.
¿Y si no hay playas?
El agua, que se cuela por todos lados, también deja a la vista otras miserias que la inundación hace notar. De un lado, el grado de improvisación de muchos gobiernos locales que no parecen tener plan b. Las economías de las ciudades que se han construido de cara al río no tienen salida alternativa. Con la creciente, mueren sus expectativas y toda una comunidad se queda prácticamente sin oxígeno económico y sin más recursos para mantener el flujo de turistas. Sin más ideas, liderados por el Intendente de Colón, Mariano Rebord, toda la apuesta de los jefes comunales fue exigir a Salto Grande una indemnización por el daño que causa la creciente. La falta de planificación y de diversificación de la oferta turística es uno de esos males que la creciente saca a relucir.

Concepción del Uruguay, Colón, San José y en menor medida Gualeguaychú son ejemplos claros de ciudades que no tienen opciones durante el verano si las playas quedan sepultadas por el agua como muestra este enero de 2019. En lo sucesivo, habrá que contar de a varios millones las pérdidas generadas por el impacto del agua en las ciudades, las familias evacuadas, aquellas que lo perdieron todo, los campos anegados, el ganado arrastrado por la corriente y el daño en la infraestructura urbana y rural. Después, vendrá la puja por el reparto de los recursos de esta emergencia hídrica que recién comienza.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa).

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