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El romance entre los gobiernos de China y Uruguay está en su mejor momento. Donaciones millonarias hacia Uruguay, cooperación en capacitación, interés por ampliar acuerdos comerciales, y hasta la chance de firmar un Tratado de Libre Comercio entre la potencia mundial y el pequeño país sudamericano. Pero el noviazgo es entre gobiernos "amigos". Los negocios van por otro carril, sostiene el diario montevideano El País.

Por eso la buena relación bilateral entre ambos países no fue suficiente para convencer a las cuatro principales empresas chinas constructoras que se habían interesado en la reconstrucción del Ferrocarril Central. La obra es clave para la instalación de la segunda planta de la empresa finlandesa UPM, que de concretarse será la inversión más grande en la historia del Uruguay. Con la decisión de las empresas chinas de no presentarse a la licitación, el interés por este proyecto se redujo de forma significativa.

La fecha límite para presentarse al llamado es el martes próximo, y según informaron varias fuentes empresariales y dos fuentes del gobierno, el interés que hay "es muy poco". "Según la información que manejamos hay una sola empresa decidida a presentarse y otra que está analizando si lo hace o no", dijo un jerarca del Poder Ejecutivo.
Obra clave para UPM
El proyecto es la reconstrucción de la vía férrea entre Paso de los Toros y el puerto de Montevideo. Si bien surge a demanda del plan de la segunda fábrica de celulosa de UPM, el presidente Vázquez dijo que se hará "con o sin UPM". El plan prevé que los trenes conecten ambos destinos en no más de seis horas, cuando hoy el trayecto insume más de diez ya que no se puede avanzar a más de 30 kilómetros en la hora.

Las vías deberán tener la capacidad de soportar trenes que lleguen a una velocidad de 100 kilómetros por hora. La inversión total se estima en 800 millones de dólares y comprenderá la construcción de varios túneles y puentes, así como el rediseño de la ruta, para lo que se deberán expropiar unos 250 padrones a lo largo del tramo.
12 empresas compraron los pliegos
En total habían sido 12 las empresas y consorcios que compraron los pliegos de la licitación internacional a un costo de US$ 10.000. El hecho que solo una de ellas se termine presentando deja nulo margen de maniobra al gobierno para poder elegir entre varios proyectos.

El gobierno había tomado la decisión a comienzos de este mes de aplazar la fecha límite para presentar los proyectos de interés. El Ministerio de Transportes y Obras Públicas (MTOP) informó que la decisión fue a pedido de las empresas interesadas.

"En virtud de las solicitudes recibidas de parte de las empresas participantes del proceso licitatorio expresando la necesidad de contar con un mayor plazo para la realización de las propuestas de las obras del Ferrocarril Central, se prorroga la fecha de presentación de las ofertas y el acto de apertura de las mismas para el día 29 de mayo de 2018 en el horario y lugar originalmente establecido", informó el Gobierno a través del comunicado del MTOP en los primeros días de mayo.

Una fuente técnica del Poder Ejecutivo dijo que si solo hay una oferta, el Gobierno podría declarar desierto el llamado y dar una nueva prórroga en conversación con las empresas interesadas.

"El proyecto del ferrocarril tiene que salir sí o sí. Eso es una orden del presidente que viene desde hace tiempo. Veremos si hay que rediscutir algunas particularidades del proyecto", confió un informante que pidió no revelar su nombre por la confidencialidad que hay en el proceso.

l ministro de Economía, Danilo Astori, destacó la importancia de la obra y presentó la forma en que el Gobierno pagaría a la empresa que esté dispuesta a hacerla.

El proyecto será licitado bajo la modalidad de Participación Público Privada (PPP) y la retribución económica que ofrece el Gobierno es a través del "pago por disponibilidad". Es decir que el Estado pagará al constructor a lo largo del plazo de concesión de la obra, siempre que la vía férrea esté en condiciones óptimas de operación.

El "pago por disponibilidad" será el "valor de la oferta, ajustado en base al nivel de disponibilidad efectiva y calidad del estado de la infraestructura". Este es el punto que generó muchas dudas en las empresas inicialmente interesadas y que las llevó a tomar la decisión de no presentarse.

"Un proyecto de esta magnitud, en cualquier parte del mundo, tiene que tener una garantía solida. Que dé confianza al inversor. Que sepa que si apuesta hay riesgo, pero también hay una garantía firme. Y este proyecto no la tiene", dijo un alto gerente de una de las empresas chinas que decidió no presentarse al llamado.

El empresario dijo que si bien se tiene el compromiso del actual Gobierno uruguayo en pagar la inversión, las empresas no tienen la seguridad de qué puede pasar si cambia el Gobierno en las próximas elecciones de 2019.

Las empresas plantearon al Gobierno en reuniones informales la posibilidad de que el Estado se haga cargo de una garantía soberana mediante la emisión de un bono, lo que fue descartado de plano por el ministro Astori, ya que emitir deuda con ese propósito afectaría la nota que las calificadoras internacionales de riesgo mantienen sobre Uruguay. Hoy el país está calificado con el grado de inversor dos escalones por encima de la nota mínima para galardonarse con esa chapa.

La empresa uruguaya Saceem es una de las que sí decidió presentarse al llamado que vence el martes 29.

"Lo hacemos pero con muchos esfuerzos", dijo una fuente técnica de la firma, quien argumentó que el proyecto es muy ambicioso, con plazos muy complejos de cumplir y cuyo riesgo es alto. A su vez tuvieron muchas dudas sobre la ecuación económica, dijo la fuente.
Fuente: El País de Montevideo

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