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El lanzamiento de un frente paralelo al PJ encabezado por Cristina Kirchner en Buenos Aires sumergió a los gobernadores peronistas que proclaman la renovación en un estudiado silencio. Excusados en que deben concentrar sus energías en los comicios provinciales, la mayoría toma distancia y evita definirse en público sobre la jugada de la ex presidenta. Pero en privado hacen cuentas e imaginan un 2019 sin su última líder.

Si bien habrá votaciones en todo el país, la lupa está puesta sobre la interna bonaerense, puesto que de allí podría salir la figura que encamine al peronismo nacional de cara a las presidenciales de 2019.

El gobernador de Chaco, Domingo Peppo -quien con internas dentro de un frente unido sacó casi el 50 % de votos en las PASO provinciales- considera que "las elecciones nacionales de este año marcarán tendencias para crear nuevos liderazgos que permitan recuperar el Gobierno nacional". Y advirtió: "Los liderazgos tienen que estar revalidados por la gente en un proceso electoral".

Peppo fue, junto a su par de Salta, Juan Manuel Urtubey, uno de los pocos referentes en manifestar, antes del cierre de alianzas, que el PJ de Buenos Aires debía ir a internas.

Pero el requerimiento de Cristina para lanzarse fue que existiera lista de unidad y, ante la imposibilidad de frenar a Florencio Randazzo, el kirchnerismo y los intendentes que apoyan a la ex mandataria idearon Unidad Ciudadana, en el que dejaron afuera al partido madre.

Por lo bajo, la decisión fue vista como "descabellada" por varios, pero los jefes provinciales prefieren mantenerse al margen de esa pelea. "Es un tema de la provincia de Buenos Aires, que tendrán que definir los bonaerenses", dijo, por caso, el gobernador de Tucumán, Juan Manzur.

En sentido similar se posicionan cuatro de sus pares de otras provincias que, consultados por Clarín, prefirieron no hacer declaraciones. "Que cada uno se enfoque en la coyuntura de su localidad y después vendrá el debate", es la explicación formal más repetida. Urtubey fue el único que salió a pegar: "La ex Presidenta tomó la decisión de competir en otra fuerza. Está claro que ella ya no está en el peronismo".

Los gobernadores del PJ prefieren leer lo que dejen los comicios. Ya lo había adelantado el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, cuando se lanzó una "liga" con siete gobernadores, semanas atrás en la Casa de Entre Ríos, en Capital. "La renovación del peronismo será después de las elecciones", declaró en ese entonces. Estaban con él Peppo, Manzur, Lucía Corpacci (Catamarca), Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Sergio Casas (La Rioja) y Gustavo Bordet (Entre Ríos).

Con los resultados en mano, sobre todo si dejan lecturas claras, podrían empezar algunas definiciones. Pero además, la cautela es porque los gobernadores quieren evitar cortocircuitos locales con intendentes y dirigentes K de sus distritos y prefieren evitarlos en momentos previos a los comicios.

En privado se sueltan un poco más. No creen (ni quieren) que Cristina arrase porque arruinaría sus planes de renovación y conformación de un "peronismo democrático". No saldrán a criticarla por anticipado. "Que se vaya de la escena política sola es lo mejor", analizan en una provincia del centro del país.

Los mandatarios, según contaron en sus entornos, imaginan dos escenarios: el peronismo se encolumna o se quiebra definitivamente. "Si Cristina conduce, el peronismo se parte al medio", resumen cerca de un gobernador que siempre fue crítico al kirchnerismo.

Mientras, en el equipo de Randazzo se conforman con lo que hay: aseguran que el ex ministro tiene buen diálogo con "casi todos" los gobernadores peronistas y agregan que incluso alguno le expresó su solidaridad por "lo que le hicieron con el PJ".

En público, casi nada. Será esperar las urnas y volver a evaluar.
Fuente: Clarín

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